La consagraci¨®n del padrino
Los l¨ªderes m¨¢s encopetados del planeta aterrizar¨¢n el 30 de mayo en San Petersburgo. La ciudad de Pedro el Grande recibe para su 300? aniversario a 45 jefes de Estado, 13.000 invitados extranjeros y 2.000 periodistas. Todos alzar¨¢n su copa a la salud del due?o de la casa, Vladimir Vladimirovich Putin, que prepara su apoteosis desde hace tres a?os. ?No les recuerda a nada? Crimea, Catalina II, su fastuoso crucero en el que las cabezas coronadas fueron mimadas por los embajadores, los favoritos, los escritorzuelos y dem¨¢s aduladores de turno. El ministro-amante Potemkin plantaba los decorados de cart¨®n piedra donde triunfaban el orden, la prosperidad, la voluptuosidad y la majestuosidad de una emperatriz a la que el pueblo en andrajos cantaba, debida y duramente aleccionado.
Los VIP se alojar¨¢n a orillas del golfo de Finlandia, en el palacio de Constantino, residencia balnearia del presidente. Se desplazar¨¢n a bordo de yates, bajo el pretexto oficial de evitar toda molestia a los ciudadanos, en realidad apartados de la fiesta. "Las fachadas de los viejos edificios que bordean las avenidas que recorrer¨¢n las comitivas oficiales ser¨¢n cubiertas con paneles con trampantojos, lo que provoca deplorables asociaciones de ideas con los pueblos de Potemkin", se burla Konservator, peri¨®dico liberal de la "Venecia del norte". Los invitados ilustres no se dignar¨¢n mirar a una poblaci¨®n dolorida, la mitad de la cual malvive por debajo del umbral de pobreza, ni tampoco pensar en ella. No visitar¨¢n los miles de n¨²cleos industriales abandonados donde los hombres est¨¢n en paro y beben, donde las mujeres tratan de alimentar a sus hijos, aun a costa de prostituirse al borde de las grandes carreteras. No ver¨¢n a los miles de hu¨¦rfanos que pueblan las alcantarillas y los vest¨ªbulos de las estaciones en busca de un cliente. Nuestros dirigentes brindar¨¢n con los hombres cubiertos de galones que ensangrientan el C¨¢ucaso. Cenar¨¢n a la luz de las velas con los oligarcas que "privatizan", en realidad "piratizan", y confiscan las riquezas de Rusia. En beneficio propio y a mayor gloria de un Putin al que convirtieron en rey. Estos corruptos, menos de una veintena, tras haber realizado en 10 a?os el mayor atraco de la historia moderna, colocan su nueva fortuna en los para¨ªsos fiscales de Occidente.
Se hablar¨¢ de negocios. La agitprop del Kremlin destaca que, desde hace dos a?os, el PIB aumenta suavemente, olvidando se?alar que este crecimiento estad¨ªstico se debe a la buena salud de los precios mundiales del petr¨®leo (?hasta cu¨¢ndo?). Los "fundamentos" de la econom¨ªa rusa son siniestros, afirman los expertos internacionales, la fuga de capitales prosigue. ?Poco importa! Jacques Chirac espera reclutar a Vladimir para su Europa antiamericana; la autoridad de Bruselas fantasea con una zona euro desde Oporto hasta Vladivostok; enemigos y partidarios alemanes de la energ¨ªa nuclear llegan a un acuerdo para construir en los Urales el mayor vertedero at¨®mico. Europa occidental se imagina que coloniza Rusia, "la moderniza", dice, eufemismo m¨¢s pol¨ªticamente correcto. Queda saber qui¨¦n colonizar¨¢ a qui¨¦n. Sobre este punto, Varsovia -la experiencia ayuda- lo percibe de un modo distinto: el eje Par¨ªs-Berl¨ªn-Mosc¨² no deja de despertar recuerdos humillantes.
Se hablar¨¢ de "lucha contra el terrorismo". Putin presentar¨¢ sus grandes logros coloniales y genocidas como otras tantas contribuciones ejemplares. Poco faltar¨¢ para que Blair y Aznar no se declaren culpables de negligencia, ellos que no han destruido ni Belfast ni San Sebasti¨¢n. Y, aunque disguste a los pacifistas, en el concurso de demolici¨®n Irak-Chechenia, los estadounidenses parecen unos principiantes: unos cuantos edificios y cientos de muertos, cuando Rusia presenta ruinas hasta donde la vista alcanza y los muertos se cuentan por cientos de miles. Francia, como agradecimiento a su compa?ero antiguerra, le ofrece una torre "por la paz", de 17 metros de altura con la palabra "paz" grabada hasta el infinito, colocada en la "plaza de la Paz", dedicada a Stalin al cumplir sus 70 a?os. ?Na zdorovie! [?Salud!]. Champa?a y sangre chechena mezclados para dar fuerza al c¨®ctel. Emmanuel Kant recordaba, pegada a un cementerio, una posada hermosamente bautizada como "A la paz eterna". La iron¨ªa de las Luces se echar¨¢ cruelmente en falta en la mesa del j¨²bilo.
Perdonar a Rusia, ignorar a Alemania, castigar a Francia. Con la fuerza que da este precepto, George Bush (y su s¨¦quito de 700 personas) tambi¨¦n vendr¨¢ a ofrecer sus muestras de amistad. ?Hasta cu¨¢ndo ignorar¨¢, tras los Estados gamberros que denuncia, a los Estados padrinos que los sostienen? ?Corea del Norte se nuclearizar¨ªa sin el silencio c¨®mplice y la ayuda material de China, Rusia y Pakist¨¢n? Hasta los ¨²ltimos d¨ªas, Sadam Husein cont¨® con asesores y armas de Mosc¨². ?Qui¨¦n vende las centrales at¨®micas a Ir¨¢n? Una vez acallado el tach¨ªn-tach¨ªn de la orquesta, habr¨¢ que reflexionar con frialdad. ?S¨ª! La capacidad de destrucci¨®n de Rusia es inmensa. Segundo comerciante de armas del mundo. Segundo arsenal nuclear. Primera fortuna flotante con una capacidad de corrupci¨®n sin par. ?S¨ª! Por estos motivos, hay que negociar con Putin, pero sin renunciar de antemano a ense?arle las buenas maneras democr¨¢ticas. Aquellas que permiten, entre otras cosas, luchar contra el terrorismo sin arrasar las ciudades y sin exterminar a los pueblos. ?Se ha fijado siquiera en que ni Belgrado ni Bagdad han sufrido la misma suerte que Grozni?
En una novela que ning¨²n estudiante deber¨ªa ignorar, pero que muy pocos de nuestros contempor¨¢neos conocen, Robert Musil describe las ¨²ltimas horas de una Europa abocada a la explosi¨®n. Viena, por entonces capital del Imperio Austroh¨²ngaro, moviliza a sus ¨¦lites intelectuales, administrativas, industriales y morales. En los salones ya s¨®lo se habla de la gran fiesta. El emperador Francisco Jos¨¦, que accedi¨® al trono en 1848, celebrar¨¢ cuatro a?os m¨¢s tarde el 70? aniversario de su reinado. Tras una discusi¨®n acalorada, los notables llegan a un acuerdo y se congratulan: un tema se impone para todos. Lo m¨¢s selecto de Viena, Austria, Europa y el mundo entero, los ricos y las masas populares, glorificar¨¢n al "emperador de la paz". Pero, ?y qu¨¦ m¨¢s? Ante grandes discursos, grandes cosas y grandes palabras, las asociaciones ben¨¦ficas proponen sus buenas obras; las ligas de moralidad, sus bendiciones, y los poetas, sus poemas. Al final del final, se crea un "Comit¨¦ para la Elaboraci¨®n de una Iniciativa en vista del Setenta Aniversario del Advenimiento de Su Majestad", que se re¨²ne y decide con gran pompa que el a?o austromundial ser¨¢ colocado bajo los auspicios del "Capital y la Cultura". Quedaba por definir lo que una etiqueta tan rimbombante deb¨ªa cubrir. Nadie lo supo. Falt¨® tiempo. Sarajevo se?al¨® el final de la partida. ?Pero, venga, si esta historia es del siglo pasado! ?Qui¨¦n, a comienzos del siglo XXI, escucha todav¨ªa el eco de ese siglo XX naciente? ?Venga ya! Nuestra Uni¨®n Europea, primera potencia econ¨®mica del mundo, que adem¨¢s se precia de refinamientos que son extra?os a los soldadotes del otro lado del Atl¨¢ntico, no evoca en nada una Austria-Hungr¨ªa dedicada al "Capital" y a la "Cultura" en una ¨¦poca que se estremec¨ªa ante las violencias por venir. Musil denominaba "acci¨®n paralela" a la inconmensurable agitaci¨®n que se apoderaba de la ¨¦lite vienesa. Hay que comprender que este compromiso total de los mejores esp¨ªritus era "paralelo", es decir, tan autosuficiente que pod¨ªa prolongar sus ch¨¢charas hasta el infinito sin temor a encontrarse con la realidad. "Hemos sido como esos viajeros de un coche-cama que s¨®lo se despiertan en el momento de la colisi¨®n". S¨®lo a un energ¨²meno mal hablado o a un checheno desesperado se le ocurrir¨ªa la idea de comparar el aniversario de la subida al trono de Francisco Jos¨¦ con la apoteosis de un Vladimir Vladimirovich.
Andr¨¦ Glucksmann es fil¨®sofo franc¨¦s. Traducci¨®n de News Clips
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