A partir de la gravedad
A la entrada de Samaniego, desde Labastida, el visitante se encuentra con una construcci¨®n de dimensiones elocuentes, que comienza a tomar su forma definitiva. Se trata de una de las apuestas m¨¢s renovadoras de las ¨²ltimas bodegas de Rioja, a partir de una elaboraci¨®n del vino basada en la gravedad, lo que ha supuesto la colaboraci¨®n continua entre el promotor, Jes¨²s Baigorri, y el arquitecto I?aki Aspiazu.
Baigorri es responsable de una bodega mediana en Villabuena (?lava). Hace m¨¢s de cinco a?os que se propuso renovar y crear una nueva bodega que plasmara todas sus consideraciones sobre la elaboraci¨®n del vino, basada en el trato exquisito a la uva en todo el proceso.
Las claves estaban en considerar el vino como un producto de consumo que requiere unas garant¨ªas sanitarias, sin olvidar que su calidad depende de una atenci¨®n precisa al trayecto que va de la vi?a a la barrica, donde no caben la agitaci¨®n ni los viajes forzados, con la gravedad como principio. Baigorri comparti¨® con Aspiazu estas condiciones y el arquitecto traz¨® los primeros bocetos de ese homenaje a Newton.
Caja de cristal
El di¨¢logo comenz¨® hace cinco a?os. Poco a poco se fueron definiendo las magnitudes de la empresa, que super¨® con creces las primeras previsiones. Se contaba con una parcela situada en una zona magn¨ªfica, con una ligera pendiente, que permite disfrutar del vi?edo de la Rioja alavesa, del pueblo de Samaniego y de la sierra de Cantabria. El respeto a toda esta panor¨¢mica, respaldado por el empe?o de mantener el citado proceso de elaboraci¨®n, llev¨® a dise?ar una edificaci¨®n que se escondiera en la tierra.
S¨®lo asoma una di¨¢fana caja de cristal, referencia de la bodega para el visitante. Sostenida por muros de hormig¨®n recubiertos de l¨¢minas de madera, esta "linterna" es el lugar principal de acceso. Sirve de referencia externa e interna, un excelente observatorio de la particular geograf¨ªa de la Rioja alavesa.
Desde ah¨ª, el visitante baja a la planta primera. Aqu¨ª se podr¨¢ asomar al espacio preferente, aquel donde se encuentran los 32 dep¨®sitos de acero, tronc¨®nicos, y sentir el v¨¦rtigo de una estructura que busca en todo momento la ca¨ªda libre. El recorrido es paralelo al que mantienen los trabajadores de la bodega, en un deseo por respetar a quien no entiende de visitas ni las atiende.
Desde que la uva llega de la vi?a hasta que el mosto se deposita en las barricas de roble franc¨¦s, todo es continua precipitaci¨®n. Debajo de los dep¨®sitos de fermentaci¨®n se encuentran las prensas y, en una planta inferior, la nave de barricas, sobre la que se pasa por una pasarela hasta la sede social, que mira al vi?edo. En total, 22 metros de profundidad que, gracias al desnivel del terreno, consiguen un perfil escalonado que permite la entrada de luz natural en ese peque?o lugar elegido para atender a las visitas.
Este es el recorrido interno, pero I?aki Aspiazu ha buscado tambi¨¦n que la bodega dialogue con su raz¨®n de ser, el vi?edo. Desde la citada caja de vidrio se desciende por encima de la cubierta en un paseo que se adentra por las vi?as y que termina en el acceso exterior a la citada sede social. Hormig¨®n, acero y vidrio son los materiales b¨¢sicos de un proyecto que reconcilia la arquitectura con la elaboraci¨®n del vino.
PERFIL
I?aki Aspiazu (Bergara, 1955) se enfrenta con esta bodega a uno de sus principales proyectos, s¨®lo comparable en dimensiones al Palacio de Justicia, sede del Tribunal Superior del Pa¨ªs Vasco en Vitoria. Polifac¨¦tico, sus aportaciones se pueden rastrear en todos los campos, incluida la restauraci¨®n de algunos de los escasos h¨®rreos hist¨®ricos de Guip¨²zcoa.
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