D¨ªas como de mucho compromiso
Muchos meses despu¨¦s, frente al pelot¨®n de los acreedores, Eduardo Zaplana habr¨ªa de recordar aquella tarde remota en que la compra de una maruja municipal le llev¨® a una alcald¨ªa tur¨ªstica
Pol¨ªtica y delito
Es bastante probable que sumen unos cuantos miles los ciudadanos de cualquier observancia pol¨ªtica que aspiran a ocupar por cuatro a?os una concejal¨ªa de urbanismo en no importa qu¨¦ rinc¨®n de lo que queda de nuestro territorio. Una recalificaci¨®n urban¨ªstica que apenas es una manchita de nada en el mapa visto en un plano cenital puede llevar al benefactor a ese nivel de rentas que asegura un pasar a su familia durante varias generaciones, de manera que, como el amor propio est¨¢ mucho m¨¢s repartido que el sentido com¨²n, nunca faltar¨¢ el sujeto dispuesto a prescindir del engorro de los principios si eso contribuye a mejorar sustancialmente su nivel de vida. As¨ª que ¨¢nimo. Que destrocen tambi¨¦n el Pla de Cabanes. A fin de cuentas, para lo que queda ya por arruinar del territorio, mejor que lo hagan cuanto antes y pasamos a otra cosa.
Centros de Salud
Es un buen m¨¦dico de atenci¨®n primaria, y la prueba es que su consulta es la preferida por los pacientes en el Centro donde ejerce desde hace muchos a?os. Su trabajo le cansa, a veces le aburre, porque no es muy creativo hacer Medicina, pasar media ma?ana dispensando recetas a enfermos cr¨®nicos, pero en muchas ocasiones le abruma. Como cuando un joven de veinte y pocos a?os le cuenta que no puede m¨¢s con sus dolores de espalda, que trabaja doce horas diarias cargando y descargando cajas previo desplazamiento de treinta kil¨®metros desde su casa al almac¨¦n, todo a cambio de ochocientos euros para ¨¦l, su mujer y sus dos hijos. El m¨¦dico le dice que puede darle una baja laboral de duraci¨®n limitada, pero que no cree que eso cambie en nada una situaci¨®n que no est¨¢ en sus manos reorientar. Sale de la consulta sin solicitar la baja, porque entonces a¨²n cobrar¨ªa mucho menos. Y con un rencor callado.
El otro Bush
Se necesita ser tan mala sombra como ese Jeb Bush que gobierna en Florida para demandar un tutor al servicio de un feto de seis meses en el vientre de una pobre muchacha violada a fin de que la chica no recurra a la interrupci¨®n de ese terrible embarazo indeseado. Pero se requiere tambi¨¦n de una obsesi¨®n m¨®rbida, rayana en la enfermedad mental, para sugerir siquiera una severa vigilancia de esa clase. Todo en defensa de la vida, desde luego, y en el estado norteamericano donde el segundo m¨¢s lerdo de los Bush firma m¨¢s penas de muerte sin seguridad alguna respecto de la culpabilidad de los ejecutados, que ¨¦sa es otra. No se defiende as¨ª ninguna clase de vida, sino que se condena a una existencia miserable a las v¨ªctimas de una creencia ajena que sus detentadores ni siquiera observan cuando les toca de cerca.
A calz¨®n quitado
Las encuestas electorales son las encuestas electorales, pero Al¨¢ no es su profeta. Sea cual sea el resultado que el recuento de votos haya decidido en la noche de ayer, lo cierto es que en la campa?a que lo ha precedido hemos podido ver en funciones esa mezcla de p¨¦sima educaci¨®n y arrogancia tabernaria de una derecha espa?ola que alardea de una excelente cuenta de resultados sin que ese deslumbrante estallido de modernidad desde?e los chascarrillos de casino como argumento. Ya es grave que al candidato Camps le hayan hecho desempe?ar el papel del enanito dormil¨®n al servicio de un imposible Blancanieves de Cartagena, pero el ce?o de Aznar pasar¨¢ a la historia de las videotecas como el gru?¨®n que incorpora a cada uno de los pelos de su mostacho errante los residuos deshilachados del brazo incorrupto de Santa Teresa. Se les ha visto el plumero. A Zapatero, sobre todo, se le han visto los ojos. Algo irresueltos, cierto, pero muy atractivos. Y veraces.
Es la ideolog¨ªa, est¨²pidos
No es tan dif¨ªcil dejarse llevar por los silogismos ilusorios. El gobierno de Estados Unidos, al que presta la jeta y sus maneras de caganch¨ªn de la sal el m¨¢s expuesto de los Bush, dispone de un gabinete en la sombra que toma las decisiones a fin de que su jefe pueda ver la tele y comer galletas al mismo tiempo sin atragantarse. Ese gabinete est¨¢ formado por un ramillete de lumbreras del fundamentalismo paleol¨ªtico, con grandes intereses en los negocios guerreros de la tecnolog¨ªa punta. No es contradictorio. Si Josu¨¦ fue capaz de detener el Sol -en una imaginer¨ªa gal¨¢ctica anterior a Galileo- ante las murallas de Jeric¨® ?qu¨¦ fabulosas haza?as podr¨¢n sustraerse en el futuro a la locura patri¨®tica de una pandilla de asesores con menos complejos que escr¨²pulos en su apelaci¨®n al misil inteligente de complemento a los estados carenciales de una creencia en entredicho? ?Qu¨¦ otras atrocidades terroristas cometer¨¢n en su furiosa mezcla de fe predemocr¨¢tica y desarrollo de tecnolog¨ªa militarizada?
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