Dos detalles de grandeza
La Real recupera el liderato tras un pol¨¦mico triunfo en M¨¢laga gracias a dos acciones individuales
Vistas las idas y venidas de la Liga, el partido entre la Real y el M¨¢laga estaba condenado a la ida y vuelta, al esp¨ªritu vertiginoso del f¨²tbol, a la aceleraci¨®n combativa y a un estado de ansiedad que le dio tanta emoci¨®n como imprecisi¨®n. Pero los asuntos tan viscerales, se suelen resolver con un golpe de tacto como el de L¨®pez Rekarte, en su jugada individual, y el magn¨ªfico cabezazo de Gabilondo que le di¨® a la Real la victoria y el liderato cuando nadie lo esperaba. Cuando m¨¢s confundida estaba encontr¨® el toque de distinci¨®n, un par de jugadas aisladas, probablemente dos detalles de grandeza cuando el partido se hab¨ªa atascado por las incongruentes decisiones arbitrales. Curiosamente, los dos futbolistas que m¨¢s hab¨ªan sufrido en defensa (Rekarte y Kvarme) fueron los art¨ªfices de la victoria
M?LAGA 0 - REAL SOCIEDAD 2
M¨¢laga: Contreras; Josemi, Fernando Sanz, Roteta, Valcarce; Miguel ?ngel, Romero, Sandro, Musampa; Dar¨ªo Silva (Leko, m. 82) y Dely Vald¨¦s (Canabal, m. 82).
Real Sociedad: Westerveld; L¨®pez Rekarte, Kvarme, Jauregi, Boris; Karpin (Tayfun, m. 93), Xabi Alonso, Aranburu, De Pedro (Gabilondo, m. 75); Nihat y Kovacevic.
Goles: 0-1. M. 77. Jugada personal por la banda de L¨®pez Rekarte que centra hacia atr¨¢s y Gabilondo cabecea de forma impecable.
0-2. M. 87. Contragolpe perfecto de Kvarme que asiste a Kovacevic y ¨¦ste bate a Contreras de vaselina.
?rbitro: Gonz¨¢lez V¨¢zquez. Expuls¨® a Sandro (m. 60) por doble amonestaci¨®n y mostr¨® tarjetas amarillas a Kvarme, Sandro, Romero, Josemi, Miguel ?ngel, Fernando Sanz y Karpin.
Unos 36.000 espectadores en La Rosaleda.
La Real se lo tom¨® muy en serio, como hace dos semanas en Mallorca, pero el M¨¢laga tambi¨¦n, con el mismo ¨ªmpetu, porque ambos se jugaban los cuartos aunque sus ahorros coticen de distinta manera en la bolsa del f¨²tbol.
La Real decidi¨® que deb¨ªa ganar desde el principio (pero gan¨® al final), que deb¨ªa tener el bal¨®n, que deb¨ªa jugar con velocidad, al primer toque, sin miedo al riesgo. El M¨¢laga tambi¨¦n, aunque ambos utilizaron distintos argumentos para conseguirlo. La Real busc¨® el f¨²tbol vertical y muy centrado, es decir buscando a Kovacevic y Nihat, permanentemente y obviando, m¨¢s de lo que acostumbra, los extremos. La velocidad de Nihat se convirti¨® en el principal argumento, casi en una obsesi¨®n mientras el M¨¢laga prefer¨ªa apostar por los costados donde Musampa super¨® en todos sus duelos a L¨®pez Rekarte. Tanto le desbord¨®, que el defensa realista decidi¨® guarecer su terru?o y olvidarse del ataque.
Pero el partido se libraba en la cocina. All¨ª se observaba un duelo bell¨ªsimo entre los cuatro apoderados de la zona. De un lado Xabi Alonso y Aranburu tej¨¬an y entretej¨ªan un f¨²tbol veloz, jugado a la primera idea, pero enfrente Sandro no perd¨ªa el pulso, m¨¢s al contrario se convirti¨® en el jeque del M¨¢laga, en un fielato de lo m¨¢s productivo. Todo nac¨ªa de sus botas, de sus ideas, escoltado por Romero, un futbolista-escoba, de los que barren y aspiran a convertirse en una muralla infranqueable. En plena autopista, el partido se jug¨® casi al minuto. En la primera mitad se organizaron seis situaciones de gol o que lo pudieron haber sido de no mediar alg¨²n desliz inoportuno. Hasta un codazo hubo de Romero a Nihat, que bien pudiera haber alterado los fundamentos del encuentro.
Todo razonable, todo entretenido, pero sin embargo sin gol, a pesar de que ambos equipos alardean, con raz¨®n, de dos delanteros por barba prestigiosos.
Hay expresiones que definen la situaci¨®n. Quiz¨¢s la m¨¢s apropiada ayer era la falta de chispa. No faltaba intenci¨®n, ni voracidad, ni ansias. Faltaba chispa para llegar un segundo antes de lo esperado
La Real acus¨® en exceso su falta de profundidad por las bandas. De Pedro, sin asistencia de Boris, muy defensivo, se perdi¨® en el campo y Karpin ha perdido mucho gas a lo largo de la temporada. A la Real le sosten¨ªa Xabi Alonso, infatigable, pero no ten¨ªa m¨¢s. Disparos lejanos y escasa elaboraci¨®n, es decir una aptitud demasiado lejana de la que se espera de un aspirante al t¨ªtulo.
Y en esa tesitura sigui¨® creciendo el M¨¢laga,bien conducido por Sandro, con la intimidaci¨®n constante de sus dos delanteros y las intermitentes apariciones de Musampa, siempre a su favor, pero que generalmente mor¨ªan en el ¨¢rea mansa o lejanamente.
Pudo desequilibrar el equipo andaluz cuando Xabi Alonso desvi¨® con el brazo un disparo fort¨ªsimo de Sandro, que se sald¨® con tarjeta al jugador malaguista, por su protesta. No fue anecd¨®tico. Unos minutos despu¨¦s, una leve entrada a De Pedro le supuso la segunda amonestaci¨®n y su consiguiente expulsi¨®n. Un exceso arbitral y, lo que es peor, un cambio radical en el panorama que hab¨ªa ofrecido el partido.
Los agravios y la tensi¨®n superaron al f¨²tbol. El M¨¢laga atendi¨® al ¨¢rbitro y la Real a la ansiedad que le propon¨ªa su superioridad num¨¦rica. Ambos se ofuscaron. Con media hora por delante, a la Real le pod¨ªa la tensi¨®n y al M¨¢laga le dio el subid¨®n de la adversidad.
Todo lo zanj¨® la Real en un santiam¨¦n. Dos detalles t¨¦cnicos, ambos por las bandas, poco utilizadas, le dieron la victoria. Dos zarpazos de ¨¦xito, cuando peor jugaba, dos ejemplos de pegada y calidad individual que le mantienen en el punto ¨¢lgido. Al M¨¢laga le queda el recurso al pataleo. Ciertamente, no fue bien tratado por el ¨¢rbitro.
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