Garrido sale del agujero
El espa?ol se impone en el torneo considerado como el segundo 'grande' del circuito
Era el primer desempate en la carrera profesional de Ignacio Garrido y parec¨ªa que iba a terminar en una frustraci¨®n m¨¢s. El Campeonato de la PGA europea, el torneo m¨¢s importante del circuito tras el Open Brit¨¢nico, el considerado como el segundo grande europeo, tampoco ser¨ªa el de la resurrecci¨®n del madrile?o. ?O s¨ª?
Su rival, el surafricano Trevor Immerman, joven y extravertido, parec¨ªa imparable. Hab¨ªa hecho birdie en tres de los ¨²ltimos cuatro hoyos y enjugado los dos golpes de ventaja con que contaba el madrile?o, hijo del hist¨®rico Antonio Garrido. Ignacio, de 31 a?os, hab¨ªa mostrado adem¨¢s s¨ªntomas de inestabilidad en los dos ¨²ltimos hoyos, dos pares 5 en los que luch¨® para hacer el par. Y su segundo golpe en el hoyo del desempate fue desastroso. El hierro, que se dirig¨ªa, al green empez¨® a abrirse, sigui¨® abri¨¦ndose y llevaba camino de desaparecer en el aparcamiento del campo de Wentworth si no hubiera sido por unos alt¨ªsimos ¨¢lamos contra los que choc¨® su bola, que cay¨® a plomo sobre los espectadores, no muy lejos del green. Mientras tanto, Immelman, fuerte y aced¨¦mico, la dejaba en el green, aunque lejos de la bandera. El espa?ol, para seguir so?ando, necesitar¨ªa un chip de precisi¨®n y t¨¦cnica y un buen putt. El surafricano, dos putts regulares. Nadie habr¨ªa apostado por Garrido.
Pero ocurri¨® lo que ocurri¨®: Mientras Garrido cumpli¨® a la perfecci¨®n con su parte, Immelman fall¨® cuando ten¨ªa ante ¨¦l un putt de metro y medio. Necesit¨® tres putts. Perdi¨®. Permiti¨® que Garrido, y con ¨¦l todo el golf espa?ol, cuyas grandes figuras llevan un a?o de crisis varias, saliera del agujero. El torneo s¨®lo lo hab¨ªan ganado antes tres espa?oles. Y de los mejores: Manuel Pi?ero (1977), Severiano Ballesteros (1983 y 1991) y Jos¨¦ Mar¨ªa Olaz¨¢bal (1994).
Hace a?o y medio, Ignacio Garrido, cuya carrera profesional atravesaba una prolongada crisis, se acerc¨® a su compa?ero Txomin Hospital, un jugador de Barcelona, y le pidi¨® ayuda. Quer¨ªa cambiar su swing, quer¨ªa hacer algo para estar a la altura de las expectativas que hab¨ªa despertado a los 25 a?os, cuando gan¨® el Open de Alemania, jug¨® la Copa Ryder y disput¨® el Masters de Augusta. Iba lanzado tras la senda de Ballesteros y Olaz¨¢bal, pero se qued¨® all¨ª, clavado. Uno m¨¢s en el circuito europeo. Su triunfo de Alemania hab¨ªa quedado sepultado por su desastrosa aventura en el Masters. Y luego, por un desastre m¨¢s triste: la penalizaci¨®n por llevar un palo m¨¢s en la bolsa que le cost¨® el triunfo en el Masters brit¨¢nico. De ¨¦l poco m¨¢s se supo en las alturas.
Pero Ignacio Garrido sigui¨® trabajando. Se rode¨® de un equipo. El kit completo del golfista moderno: un preparador f¨ªsico, un masajista, un psic¨®logo y un profesor de swing, Hospital.
"Pero yo no tengo nada que ver, o muy poco, en su triunfo", protesta Hospital; "como mucho, un 1%. Yo le he ense?ado muy poco. Esto, en realidad, ha sido un gran premio a un trabajador extraordinario, a una persona capaz de practicar nueve horas al d¨ªa, a un jugador de la estirpe de Harrington, Langer y Olaz¨¢bal, de los grandes trabajadores".
De Garrido se sab¨ªa, leyendo las estad¨ªsticas, que iba de mal en peor, que era el 123? en la lista de ganancias y que hab¨ªa fallado el corte en cuatro de los ocho torneos que hab¨ªa disputado esta temporada. Pero esos datos escond¨ªan la verdad. "Y la verdad es que Ignacio llevaba mucho tiempo jugando muy bien", dice Hospital, "pero no met¨ªa un putt. Hasta este torneo".
En Wentworth, Garrido meti¨® m¨¢s de un putt -termin¨® con -18 en un campo que se le da muy bien-, pero, sobre todo, meti¨® el putt decisivo, el que no pudo meter Immelman.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.