Otro volc¨¢n en Tenerife
La gran jugadora italiana de voleibol y estrella publicitaria Maurizia Cacciatori, un refuerzo 'doble' para el Marichal
Si Maurizia Cacciatori mueve un dedo en Italia enseguida aparecer¨¢n miles de seguidores dispuestos a satisfacer cualquiera de sus caprichos. Pero no es una actriz ni una modelo, sino una jugadora de voleibol.
Este volc¨¢n transalpino, de 30 a?os, pertenece a la estirpe de los deportistas que generalmente cubren su hacer en las canchas con el don de la belleza y, por extensi¨®n, con una desmedida repercusi¨®n en aspectos marginales: "He hecho publicidad", dice Cacciatori; "pero me ha perjudicado porque me exig¨ªa jugar al 200%. Cuando no lo hac¨ªa, todos se pon¨ªan contra m¨ª, ya que pensaban que estaba m¨¢s pendiente del escaparate. Y eso nunca ha sido as¨ª". As¨ª que, harta de una fama opresiva, cansada de que su club, el Fappapedretti de Bergamo, haya vagado este curso sin ¨¦xito, ha decidido fichar por el Marichal Tenerife: "S¨®lo quiero jugar serenamente. Creo que en Espa?a lo puedo lograr".
El presidente del club canario, Francisco Cabrera, un empresario forjado en el m¨¢rketing, se frota las manos ante su llegada: "Es muy bonito lo que estamos viviendo. La fich¨¦ principalmente por una cuesti¨®n de imagen. Pero es una gran colocadora y una gran persona". La avalancha de contratos publicitarios le abruma.
La figura de Cacciatori vende tanto como la de la actriz M¨®nica Belluci. Eso ha viciado su rendimiento. Ella lo explica: "El Bergamo ha tenido muchos problemas de juego. Si el entrandor, Mario di Pietro, cambiaba a una o dos jugadoras, no pasaba nada. Si me cambiaba a m¨ª, estallaba una revoluci¨®n en Italia". Semejante expectaci¨®n, asegura, lleg¨® a socavar su mentalidad competitiva. En cualquier caso, su curr¨ªculo profesional es envidiable: con el Bergamo ha ganado cuatro Ligas, tres Copas y dos Supercopas italianas y dos Copas europeas de Campeones. Con su selecci¨®n nacional venci¨® en los Juegos del Mediterr¨¢neo de 2001 y obtuvo la medalla de plata en el Campeonato de Europa de 2001 y la de bronce en el de 1999. Como colof¨®n, fue la mejor jugadora mundial en 1998.
Paralelamente, Cacciatori ofrece una trayecoria publicitaria deslumbrante y culpable de su conversi¨®n en un icono est¨¦tico. Protagoniza 17.000 enlaces en Internet, un grupo de mil seguidores organiz¨® para ella una cena de despedida la semana pasada, dispone de contratos de imagen con diez marcas y un admirador lleg¨® a pagar 655 euros para disfrutar de una cena con ella. Pero tambi¨¦n ha soportado las perfidias de tanta popularidad: lleg¨® a parar un partido porque, seg¨²n explic¨® m¨¢s tarde, el c¨¢mara de la RAI no hac¨ªa m¨¢s que sacar planos de su trasero y el pa¨ªs qued¨® conmocionado cuando hace dos a?os dio positivo por diur¨¦ticos en un control antidopaje que luego se encarg¨® de desacreditar.
En B¨¦rgamo no cesan los lamentos y en Tenerife ya resuena el entusiasmo. El presidente del Marichal conf¨ªa en catapultar el eco social del voleibol y cuenta c¨®mo empez¨® la historia: "Fui a verla a Italia hace tres a?os y pens¨¦: 'Si me la llevo a las islas, ser¨¢ una bomba porque es muy guapa y una gran colocadora'. Ella me contest¨®: 'Nunca se sabe". Atra¨ªda por las expectativas que suscita el club, Cacciatori termin¨® aceptando. A su lado estar¨¢n algunas de las mejores, como Magal¨ª Carbajal y Helena Godina, a la b¨²squeda de un objetivo: ser las mejores de Europa.
Cacciatori no oculta su entusiamo. "Quer¨ªa irme a otra Liga para tener tranquilidad y sentir que soy fuerte como jugadora extranjera". El choque no ser¨¢ sobrecogedor para esta italiana, natural de Carrara (Sicilia), apegada a su familia y, seg¨²n ella, "extravertida, pero tremendamente reservada" con su vida privada", algo que en Italia no ha podido conseguir.
"Amo Espa?a, su sentido del humor; quiero re¨ªr en Espa?a y me encanta su cultura", declara. Cacciatori ya ha visitado Madrid, Burgos, Ibiza, Formentera y se muere por conocer Barcelona. "Adoro a Picasso", confiesa. Adem¨¢s, tiene muy claro que s¨®lo debe comer productos espa?oles. "Nada de pasta. Me lo ha dicho mi madre".
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