Algo es algo
No han empezado los play-offs como para tirar cohetes, m¨¢s bien lo contrario. La eliminaci¨®n del Madrid, los apuros hasta el ¨²ltimo d¨ªa del Tau o el numeroso grupo que aspir¨® a entrar en las eliminatorias hab¨ªan provocado una sensaci¨®n de igualdad y competencia en la Liga que auguraba grandes emociones en estas fechas. Pero se nos hab¨ªa olvidado que casi todo ese ruido proven¨ªa del quinto lugar de la clasificaci¨®n para abajo, que los mejores de la Liga regular, Bar?a, Pamesa, Unicaja y Estudiantes, hab¨ªan dominado las alturas con cierta holgura y entre ellos cuatro concentraban casi en exclusiva los no muy numerosos momentos de baloncesto con may¨²sculas. Esa l¨ªnea clasificatoria tambi¨¦n muestra una vertiente sicol¨®gica del asunto. Mientras que para los de arriba el t¨ªtulo es un objetivo, para los de debajo los playoffs son un premio. Llegan los aspirantes hambrientos a estas eliminatorias, con el t¨ªtulo entre ceja y ceja, y se encuentran con conjuntos saciados e interiormente satisfechos, por mucho que declaren su disposici¨®n a plantar cara. O al menos esos han demostrado en esta semana, sobre todo Auna y DKV, de los que se esperaba bastante m¨¢s y han ca¨ªdo doblemente derrotados con una claridad desilusionante. Cimentaron los canarios su fama con su juego abierto y sin complejos, pero ese estilo supone para el Estudiantes lo mismo que las espinacas para Popeye. Un partido sin freno de mano echado es una bendici¨®n para los madrile?os, que dominan como pocos los encuentros revueltos. Tambi¨¦n est¨¢ pinchando en hueso el DKV Joventut, al que se le cre¨ªa capaz de dar m¨¢s conversaci¨®n a un Pamesa con Tomasevic convaleciente. Ni por ¨¦sas. Al Lucentum no se le puede pedir mucho m¨¢s que aguantar con dignidad el rodillo azulgrana, m¨¢s liberado que nunca tras ganar la Euroliga.
De todo este an¨¢lisis, s¨®lo el Tau pone la nota discordante, afortunadamente, y en su cruce con el Unicaja radica todo el sentido de estos cuartos de final. La eliminatoria se las trae pues cuenta con la suficiente dosis de igualdad, buenos jugadores, t¨¦cnicos solventes, ambientes crispados, cuentas pendientes y heridas recientes. De los dos primeros actos se han desprendido un par de indicios que, de confirmarse, pueden decantar la eliminatoria a favor de los vitorianos: Uno, en el m¨¢ximo fragor de la batalla, cuando saltan chispas, los de Ivanovic mantienen mejor el control sobre el juego, que se ve menos afectado por aspectos emocionales que el de los andaluces. Dos, Scola. El Tau le ha echado de menos durante toda la temporada y, si nos atenemos a lo visto, sin duda ha vuelto. Habr¨¢ que esperar hasta el crucial tercer partido del jueves, pero en esta eliminatoria est¨¢n depositadas todas las esperanzas de ver algo emocionante. Algo es algo.
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