Continuidad y cambio
Cuando se celebran conjuntamente elecciones municipales y auton¨®micas, es m¨¢s f¨¢cil extraer alguna conclusi¨®n acerca de la posici¨®n en que quedan los diferentes partidos pol¨ªticos tras la manifestaci¨®n de voluntad del cuerpo electoral. Cuando las que se celebran son ¨²nicamente municipales, como ha ocurrido en Andaluc¨ªa, tal conclusi¨®n es mucho m¨¢s dif¨ªcil de extraer.
Es as¨ª por la confluencia de varias circunstancias que apuntan todas en la misma direcci¨®n: en primer lugar, la fragmentaci¨®n del cuerpo electoral, que en las elecciones auton¨®micas es mucho menor, ya que la circunscripci¨®n electoral es la provincia; en segundo lugar, el mayor n¨²mero de esca?os, de manera significativa por lo general, en la circunscripci¨®n electoral para las elecciones municipales que para las auton¨®micas, lo que facilita el ingreso en el sistema electoral de nuevos actores, al anular pr¨¢cticamente el efecto penalizador de la f¨®rmula D'Hondt; y en tercer lugar, el peso mayor del factor humano al operar la influencia del candidato o candidatos sobre un cuerpo electoral m¨¢s peque?o.
La confluencia de estas circunstancias hace que el peso de los partidos, especialmente de los grandes, sea menor en las elecciones municipales que en las auton¨®micas o generales y que, como consecuencia de ello, puedan producirse "sorpresas" en las primeras que son inimaginables en las segundas. Los dos grandes partidos espa?oles, PP y PSOE, suelen acaparar entre ambos casi el 80% del voto en el conjunto del Estado en las elecciones generales y no llegan entre ambos al 70% en las elecciones municipales. Hay m¨¢s margen en estas ¨²ltimas para partidos peque?os y para agrupaciones de electores que el que suele haber en las elecciones auton¨®micas y generales y, en consecuencia, desde la perspectiva de la posici¨®n de los distintos partidos en el sistema pol¨ªtico y de su proyecci¨®n futura los resultados de una elecciones exclusivamente municipales son m¨¢s dif¨ªciles de interpretar.
Pero el que sean m¨¢s dif¨ªciles de interpretar, no quiere decir que su an¨¢lisis no arroje resultados que pueden ser muy expresivos de c¨®mo est¨¢ el patio y de c¨®mo puede estarlo en el inmediato y no tan inmediato futuro. Las celebradas el pasado domingo en Andaluc¨ªa son un buen ejemplo.
En lo que a los dos grandes partidos se refiere, los resultados del pasado domingo han sido unos resultados continuistas. El PP mantiene su fortaleza en las provincias de M¨¢laga y Almer¨ªa, en las que vuelve a ganar, as¨ª como en las grandes poblaciones en general y en las capitales de provincia en particular. Baja algo en Sevilla y C¨®rdoba, aunque en esta ¨²ltima menos de lo que cab¨ªa esperar, pero compensa con creces este descenso con la recuperaci¨®n de Granada y Almer¨ªa y el mantenimiento en las cuatro capitales en las que ya gobernaba. El fortalecimiento municipal del PP en las capitales de provincia, que empez¨® a manifestarse en 1991 y que se confirmar¨ªa en 1995 y 1999, se mantiene intacto en 2003. En las dem¨¢s poblaciones, por el contrario, la debilidad relativa del PP se hace muy visible.
El otro gran partido, el PSOE, mantiene intacta su fortaleza general en el conjunto de la comunidad aut¨®noma, aunque sigue teniendo asignaturas pendientes en las capitales de C¨¢diz, M¨¢laga, y Huelva, en las que la distancia que lo separa del PP es extraordinaria. Los efectos del "suicidio" prolongado en C¨¢diz desde 1995, que ¨²nicamente en esta campa?a de 2003 han empezado a ser corregidos, todav¨ªa se dejan sentir, de la misma manera que lo hacen los efectos de la "guerra civil" entre PSOE e IU entre 1995 y 1999, a pesar de que tambi¨¦n est¨¢n siendo contrarrestados. En C¨®rdoba tambi¨¦n es muy d¨¦bil la posici¨®n del PSOE, pero en este caso es en la fortaleza de IU donde hay que encontrar la explicaci¨®n.
Los resultados, por el contrario, no arrojan continuidad, sino cambio, respecto de los partidos menores, IU y PA. IU parece decidida a ocupar la posici¨®n que naturalmente deber¨ªa haber ocupado en el sistema pol¨ªtico andaluz en 1994 y de la que ella misma se excluy¨® al pactar con el PP, en lugar de hacerlo con el PSOE, en la desgraciada legislatura de la "pinza". Esa autoexclusi¨®n de IU posibilit¨® que el PA ocupara su lugar a partir de 1996, conjurando de esta forma el riesgo de desaparecer que lo ten¨ªa a la vuelta de la esquina. Da toda la impresi¨®n de que IU parece dispuesta a recuperar su lugar natural, desalojando del mismo al PA.
Los andalucistas son los que parecen encontrarse en una situaci¨®n con dif¨ªcil salida en el corto plazo. Y no porque no exista una reserva potencial de votos a su disposici¨®n. Los resultados indican que hay un voto andalucista en el aire significativo. Lo que no existe es la capacidad pol¨ªtica para articularlo. De la misma manera que los personajes de Pirandello estaban a la busca de un autor, los votantes andalucistas est¨¢n a la busca de una direcci¨®n pol¨ªtica digna de tal nombre, que canalice la energ¨ªa de que ellos son potencialmente portadores. Esta ¨²ltima campa?a electoral lo ha puesto claramente de manifiesto. Los andalucistas han expresado una concepci¨®n patrimonial de la pol¨ªtica m¨¢s que una opci¨®n pol¨ªtica propiamente dicha. Y de esta manera es imposible articular con un m¨ªnimo de amplitud territorial al electorado. Se pueden alcanzar victorias locales, pero nada m¨¢s. El riesgo de desaparici¨®n del andalucismo vuelve a estar a la vuelta de la esquina.
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