Un recuento lento, fr¨ªo, mec¨¢nico...

Las manos de Pilar son recias, grandes y trabajan r¨¢pido. Agarran un lector de c¨®digo de barras como el de los supermercados. Con ¨¦l se leen los datos personales de los madrile?os residentes en el extranjero que han votado por correo en las elecciones del 25-M. El proceso resulta fr¨ªo, mec¨¢nico: se abre una carta, se saca la tarjeta censal, se lee el c¨®digo de barras que ¨¦sta contiene y que identifica al votante, se extrae la papeleta con el voto y se introduce en la urna. Aqu¨ª, al presidente de la mesa electoral lo sustituye un c¨®digo de rayas negras y al vocal que apunta los nombres, un aparato de infrarrojos. Lo ¨²nico que no cambia es la urna color sepia.

Este mecanismo aut¨®mata bull¨ªa ayer de vida. Los interventores del PP, PSOE e IU, situados a las espaldas de Pilar y de otros 50 funcionarios de la Oficina del Censo Electoral como ella, llegaron hasta los gritos por un "qu¨ªtame all¨¢ ese voto". Cada papeleta, cada carta, cada tarjeta censal se disput¨® ardorosamente aun con la certeza de que el resultado de los comicios estaba decantado de antemano.

Helena Almaz¨¢n, n¨²mero seis en la lista del socialista Rafael Simancas, buscaba explicaciones a la concienzuda actuaci¨®n de los interventores populares: "Esto va a retardar a¨²n m¨¢s el proceso, es toda una maniobra para diluir la victoria de la izquierda". La apoderada general del PP en el recuento, Pilar Bus¨®, ten¨ªa otra explicaci¨®n: "Nos ponemos tan duros para que todo el mundo pueda ejercer su derecho al voto y a nadie se le escatime esta posibilidad".

El lugar del recuento, que anoche a¨²n no hab¨ªa finalizado, fue la antigua sede del Instituto Nacional de Estad¨ªstica, en un s¨®tano de luz macilenta y poca ventilaci¨®n. Los sufragios dudosos pasaron directamente a la Junta Electoral Provincial, que decid¨ªa en ¨²ltima instancia su validez. "Afortunadamente nos pagan por contar, no por pensar", coment¨® Pilar.