C¨¦sar Jim¨¦nez pide sitio

Pocos aspectos positivos dej¨® la segunda corrida de feria, sobresaliendo la buena imagen del debutante C¨¦sar Jim¨¦nez. La fragilidad del encierro de Zalduendo, sin llegar a las cotas negativas de los toros de El Capea de la tarde anterior, cercen¨® los deseos de los matadores. Una tarde de toros que qued¨® maquillada con los detalles de C¨¦sar Jim¨¦nez.

Enrique Ponce y C¨®rdoba se gustan de siempre. Esta debilidad del torero se traduce, a?o a a?o, en el esfuerzo del diestro por triunfar por encima de todo. En su segundo alarg¨® innecesariamente una faena armada con consistentes tandas con la mano derecha en las que el de Chiva lig¨® y templ¨® largu¨ªsimos muletazos. El toro desmay¨® su esfuerzo colaborador cuando Ponce intent¨® torear al natural, donde no se alcanz¨® el lucimiento deseado. El morlaco ped¨ªa la espada y Ponce, m¨¢s con el coraz¨®n que con la cabeza, quiso seguir toreando en su eterno deseo de agradar. Consigui¨® la oreja despu¨¦s de un buen espadazo. A su primero, un inv¨¢lido que debi¨® volver a los corrales, lo mantuvo en pie con exquisita t¨¦cnica. Faena con la muleta a media altura, sin transmisi¨®n y con escaso eco hasta en el propio matador.

Faena desigual

Pele¨® con un lote muy irregular El Juli, algo mejor el primero, muy medido de fuerzas, al que realiz¨® una faena desigual y con falta de continuidad. Lo mejor, en el inicio, donde los muletazos en redondo fueron largos. El madrile?o se qued¨® sin argumentos cuando el toro comenz¨® a defenderse y se sac¨® de la talega el muestrario de diario, tan del gusto de los tendidos. La estocada no cay¨® en buen sitio y la presidencia neg¨® una oreja que fue muy solicitada. Con el disgusto en el cuerpo y sin digerir no quiso pelearse con el segundo de su lote, inv¨¢lido y de bronca embestida, y al que el madrile?o no quiso dome?ar. Algunos aficionados le protestaron su escasa diligencia y que no se le conoc¨ªa a El Juli por estos lares.

C¨¦sar Jim¨¦nez no quiere perderle la cara a las estrellas del escalaf¨®n. Con el desparpajo de los reci¨¦n llegados, con ese estilo tan personal que interpreta, no cedi¨® un ¨¢pice en el ruedo. Rompi¨® el ritmo de la corrida en su primero, un toro muy justito de presencia, pero que sirvi¨® para el ¨²ltimo tercio. M¨¢s templados los muletazos con la derecha, d¨¢ndole distancia al toro. Tuvo que enmendarse en el toreo al natural, series en las que el madrile?o abus¨® de las ventajas. El toreo de C¨¦sar Jim¨¦nez llega al tendido, que supo corresponderle con la petici¨®n de la oreja. Faena de similar estilo al que cerraba plaza y a la que no supo encontrar final cuando acariciaba de nuevo el triunfo. Esta vez mat¨® mal.