Una maniobra compleja

En el momento del accidente, las 2.30 del lunes, hora local, en el aeropuerto de Trebisonda se registraba una temperatura de 18 grados, visibilidad horizontal de m¨¢s de 10 kil¨®metros, lluvia intensa y nubes a 400 metros de altura, seg¨²n el parte meteorol¨®gico. Pero el elemento m¨¢s desfavorable era el viento, que soplaba a 11 nudos procedente del oeste (270 grados). Eso supon¨ªa, seg¨²n los expertos consultados, que el Yak-42 no pod¨ªa aterrizar en el sentido normal de la pista, oeste-este, sino que deb¨ªa hacerlo en el inverso, este-oeste.

En este sentido, sin embargo, el aeropuerto carece de sistema instrumental de aproximaci¨®n (ILS). En consecuencia, el piloto ucranio tuvo que aproximarse al aeropuerto en vuelo instrumental, sobrevolarlo en direcci¨®n oeste-este y, una vez ya sobrepasado, girar 180 grados para volver en direcci¨®n contraria y tomar tierra. Toda esta operaci¨®n deb¨ªa realizarla en vuelo visual, sin dejar de ver la pista en ning¨²n momento, lo que resultaba dif¨ªcil, ya que era de noche y las nubes estaban bajando hasta los 250 metros. El piloto lo intent¨® una primera vez y abort¨® la maniobra. Cuando se aproximaba en el segundo intento, se desvi¨® de la ruta y se precipit¨® contra una monta?a pr¨®xima.

La hip¨®tesis del error humano es la m¨¢s factible, seg¨²n los expertos, pero ¨¦stos se preguntan por qu¨¦ insisti¨® el piloto en aterrizar en esas condiciones y cu¨¢ntas horas de vuelo llevaba cuando se enfrent¨® a este reto.