Una tonelada de caramelos contra el tabaco
Fabricantes y autoridades reparten dulces en el metro para convencer a los viajeros de los beneficios de dejar de fumar
Un paquete de cigarrillos rubios cuesta -depende de la marca y de d¨®nde se compre- entre 2 y 2,65 euros. Un paquete de caramelos, incluso de los m¨¢s exquisitos, no vale m¨¢s que unos c¨¦ntimos. Pese a esta diferencia de precio, decenas de personas cambiaron ayer su paquete de tabaco reci¨¦n comprado por una bolsita de caramelos. Y lo hicieron con una sonrisa en la boca. "Llevo mucho tiempo intentando dejar de fumar y no lo consigo. Pero ¨²ltimamente me siento con m¨¢s fuerzas para lograrlo. Cuando he visto que me invitaban a cambiar mi tabaco por unos caramelos he pensado: '?Por qu¨¦ no?'. Igual es la se?al que necesito para dejarlo de una vez por todas".
Quien as¨ª habla es Juan Mestre, un joven empleado de banca que ayer tarde caminaba por la estaci¨®n de metro de Moncloa cuando se dio de bruces con el puesto que el Comit¨¦ Nacional para la Prevenci¨®n del Tabaquismo y la Asociaci¨®n Espa?ola de Fabricantes de Caramelos y Chicles instalaron en varios nudos de comunicaci¨®n de Espa?a con motivo del D¨ªa Mundial Sin Humo. Tras escuchar a las j¨®venes azafatas a cargo del tenderete, Mestre entreg¨® su paquete de Marlboro repleto de cigarrillos y, a cambio, recibi¨® una bolsita de caramelos y chicles y un folleto informativo sobre los beneficios de dejar de fumar.
Muy pocos hicieron lo mismo que ¨¦l. La mayor¨ªa s¨®lo estaba dispuesta a desprenderse de un cigarrillo para conseguir los dulces. Todo el tabaco fue acumul¨¢ndose durante la jornada en una gran urna, parecida a las de las recientes elecciones. A media tarde, los cigarrillos acumulados ya eran muchos. Parec¨ªan m¨¢s de mil. Los paquetes enteros, en cambio, s¨®lo unas pocas docenas. En total, los fabricantes entregaron ayer una tonelada de caramelos y chicles para combatir el consumo del tabaco.
En Madrid, la iniciativa se llev¨® a cabo entre las nueve de la ma?ana y la una de la tarde, y las cuatro y las ocho de la tarde en las estaciones de metro de Sol, Nuevos Ministerios, Moncloa y Avenida de Am¨¦rica. Otro puesto tambi¨¦n funcion¨® en la terminal 2 del aeropuerto de Barajas.
Unos 2.050.000 madrile?os fuman, seg¨²n datos de la Consejer¨ªa de Sanidad. De ellos, el 90% lo hace diariamente y el resto s¨®lo ocasionalmente. Los que no han fumado nunca son m¨¢s: unos dos millones y medio, mientras que casi otro mill¨®n ha logrado desembarazarse de su dependencia al tabaco. Los hombres -un 39,6% de ellos fuman- son m¨¢s adictos a la nicotina que las mujeres, un 36,2%.
Pese a que cada vez son m¨¢s los que dejan de fumar, la juventud crece tambi¨¦n echando humo: un 40,1% de los adolescentes de 15 y 16 a?os fuman, dos tercios de ellos, diariamente. Las autoridades sanitarias calculan que una de cada seis muertes ocurridas en la regi¨®n est¨¢ relacionada con el consumo de tabaco.
"El que fuma es porque quiere", afirm¨®, sin dudarlo, una limpiadora de la estaci¨®n de metro de Moncloa. "Y si se hace da?o, que se lo haga. Lo que me parece muy mal es que la gente fume donde no se puede, como en las estaciones del metro. A m¨ª me molesta mucho", continu¨® esta empleada.
La presencia del puesto en el vest¨ªbulo de Moncloa origin¨® un espont¨¢neo debate entre quienes all¨ª se detuvieron sobre los derechos y deberes de los fumadores y los no fumadores. Diana Amador, una camarera de 29 a?os, estaba de acuerdo en que "la gente no deber¨ªa fumar all¨ª donde est¨¢ prohibido, como en el metro". "Yo no lo hago", asegur¨®. ?Habr¨ªa que prohibir, como han hecho algunos pa¨ªses, fumar en bares y restaurantes? "No, esto tampoco. Todos tienen sus derechos. S¨ª me parece bien que se separen las zonas para fumadores", coment¨® esta profesional de la hosteler¨ªa.
Patricia, una estudiante de psicolog¨ªa de 20 a?os, s¨ª decidi¨® entregar su paquete de Fortuna, medio vac¨ªo, a cambio de la bolsita de caramelos. Y esto a pesar de que no tiene decidido si quiere dejar el h¨¢bito o no. "Esta ma?ana he o¨ªdo en la radio que hoy era el d¨ªa sin humo y me ha parecido muy bien la iniciativa. Yo fumo poco, lo he dejado varias veces y alg¨²n d¨ªa lo dejar¨¦ para siempre. No s¨¦ si ser¨¢ hoy, pero ahora me ha dado el punto de dejar aqu¨ª mi paquete", coment¨® entre risas. Su acompa?ante, estudiante como ella, la reprendi¨®: "Est¨¢s colgada. Ya te veo compr¨¢ndote otro paquete dentro de un rato".
El ¨¦xito que obtuvo el puesto del comit¨¦ antitabaco de Moncloa por la tarde contrastaba con la menor afluencia de fumadores al instalado en la estaci¨®n de Sol por la ma?ana. Quienes entraban o sal¨ªan de Sol por la ma?ana caminaban r¨¢pido, decididos y sin atender a lo que les rodeaba. Quiz¨¢ estaban en su horario laboral. En Moncloa, en cambio, la gente parec¨ªa haber empezado ya su fin de semana. Algunos hablaban de la salida nocturna por los bares de Madrid; otros, de una escapada a la sierra.
"Dudo de que estas medidas sirvan de algo", coment¨® Pedro Ribera, un comercial granadino de 40 a?os que, armado con un cat¨¢logo de maquinaria para bares, cruz¨® r¨¢pido el vest¨ªbulo de Sol. ?l cambi¨® un Ducados por los dulces. "O quiz¨¢ s¨ª. No lo s¨¦. Supongo que tampoco viene mal que cada d¨ªa nos recuerden que nos estamos gastando el dinero en algo que nos envenena", reflexion¨® el hombre en voz alta.
10 razones para convencerse
El folleto entregado con los caramelos repartidos ayer en el metro a cambio de cigarrillos desgrana 10 razones para dejar de fumar.
Los mensajes dan all¨ª donde duele. El punto 5 se llama La fertilidad: "Los hombres fumadores tienen menos espermatozoides y de menor calidad que los no fumadores, y las mujeres presentan obstrucciones que les dificultan las concepciones normales". Los puntos 1 y 2 tienen el t¨ªtulo de Mortalidad precoz y Calidad de vida. En ellos se dice: "Fumar hace que se viva menos, pero sobre todo que se viva peor". Y el punto 7, La econom¨ªa, recuerda que, con lo que se gasta un fumador al a?o en sus cigarrillos "podr¨ªa pagarse una semana de vacaciones en El Cairo o Acapulco".
La lucha contra el tabaco ya ha llegado a los centros de salud de la sanidad p¨²blica. La Consejer¨ªa de Sanidad ha introducido en todos los ambulatorios un programa antitabaco que cualquier ciudadano puede solicitar y que consiste en la valoraci¨®n de su adicci¨®n y una serie de medidas para afrontar su abandono. Los m¨¦dicos estudian el grado de dependencia f¨ªsica del paciente, sus dificultades para combatirla y lo motivado que est¨¢ en ese momento para intentar dejar el h¨¢bito.
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