Diez tesoros escondidos en el Caribe
Rincones ¨²nicos de Costa Rica a M¨¦xico y de Cuba a Guadalupe
Lo dice el t¨®pico: el Caribe se define por las cuatro eses: sun, sea, sand and sex (sol, mar, arena y sexo). Pero hay otro Caribe compatible con el aceite bronceador. Basta con mirar m¨¢s all¨¢ de las deslumbrantes arenas blancas, ver qu¨¦ hay detr¨¢s de los cocoteros. Vamos a echar una ojeada.
1 PLAYA ANC?N
Cuba
Hasta los m¨¢s adustos ba?istas se comportan como ni?os al comprobar c¨®mo su cuerpo se convierte en un anuncio de ne¨®n: los microorganismos del agua reaccionan al contacto con el cuerpo humano desprendiendo luz
En la Zona Viva de La Ceiba, afamada en todo el Caribe por su vida nocturna, o en chiringuitos playeros, los visitantes liban c¨®cteles tropicales e intentan seguir el ritmo imposible de la punta hondure?a hasta caer exhaustos
Santer¨ªa y m¨²sica
Playa Anc¨®n, en el sur de la isla, tiene algo que no puede encontrar el viajero en sitios tan renombrados como Varadero: cubanos ba?¨¢ndose. As¨ª que merece la pena tomarse un pescado fresco en la playa, compartiendo el momento con los lugare?os. Est¨¢ a 13 kil¨®metros de Trinidad, ciudad mestiza y colonial, donde adem¨¢s puede empaparse de c¨®cteles como la cach¨¢nchara (con ron -claro- y miel), disfrutar de las tradiciones afros, someterse a rituales de santer¨ªa o disfrutar de esta caja de m¨²sica. Y, si quiere cambiar de aires, puede visitar el valle de los Ingenios, declarado por la Unesco patrimonio de la humanidad, con los vestigios del antiguo esplendor de los se?ores coloniales del az¨²car; o subir a la sierra de Escambray, el segundo sistema monta?oso de Cuba (despu¨¦s de Sierra Maestra), agujereado por cuevas con columnas de m¨¢s de 60 metros de altura.
2 BAH?A DE SAMAN?
Rep¨²blica Dominicana
Caribe y ballena
Aunque Punta Cana y playa B¨¢varo (designada para¨ªso tropical por la Unesco) son las m¨¢s renombradas del pa¨ªs, no hay que perder de vista la pen¨ªnsula de Saman¨¢: kil¨®metros de playas de arenas doradas (?sin edificar!) a las que se puede acceder a caballo, tras extasiarse ante enormes cascadas y refrescarse en pozas de agua turquesa. Las aguas c¨¢lidas de su bah¨ªa acogen en enero uno de los espect¨¢culos m¨¢s colosales de la naturaleza, cuando miles de yubartas -"las m¨¢s generosas y alegres de todas las ballenas", seg¨²n Melville, que de eso sab¨ªa- ejecutan piruetas nupciales antes de acoplarse y volver a las aguas del ?rtico.
3 VIEQUES Puerto Rico Juegos nocturnos
Vetada entonces a los civiles, Vieques fue durante d¨¦cadas una base militar de Estados Unidos y uno de los sitios favoritos de los marines para jugar a la guerra. Gracias a eso, parte de la isla est¨¢ masacrada por los misilazos pero conserva un paisaje antillano casi virgen: inmensas praderas y bosques que terminan en playas v¨ªrgenes. Vieques tiene dos atracciones ¨²nicas. La primera, internarse en el interior y deslumbrarse con los llamados cucubanos: millones de luci¨¦rnagas iluminan los campos desde el atardecer. La otra es elegir una noche sin luna, alquilar una barca y darse un chapuz¨®n en la bah¨ªa Luminiscente. Hasta los m¨¢s adustos se comportan como ni?os al comprobar c¨®mo su cuerpo se convierte en un anuncio de ne¨®n: los microorganismos del agua reaccionan al contacto con el cuerpo humano desprendiendo luz.
4 BASSE TERRE Guadalupe Fuego, agua y gigantes
No es la t¨ªpica isla francesa, como la vecina Martinica, visitada por turistas que buscan la comodidad del hotel, sino por viajeros calzados con botas de monta?a o trajes de buceo. La parte de la isla, en forma de mariposa, llamada Basse Terre, es parad¨®jicamente la m¨¢s abrupta y es el destino de los viajeros que quieren explorar su selva tropical (surcada por 300 kil¨®metros de senderos) o trepar los 1.467 metros de altura del volc¨¢n activo La Soufri¨¨re. Despu¨¦s de buscar en la espesura alg¨²n ejemplar de Dinaste hercule, con sus 18 cent¨ªmetros el insecto m¨¢s grande del mundo, el viajero puede quitarse las botas y ponerse las aletas de bucear en la Reserva Cousteau. Lleva el nombre del c¨¦lebre comandante, que calific¨® sus fondos marinos como los m¨¢s bellos del mundo. O si va entre noviembre y marzo, navegar entre los gigantes de los mares: los cachalotes.
5 TERRITORIO CARIBE Dominica Indios y loros
Esta diminuta isla brit¨¢nica y nada tur¨ªstica es un Caribe at¨ªpico y, sin embargo, es puro Caribe. En su capital, Roseau, apenas algo m¨¢s que una peque?a ciudad africana, sus habitantes saludan al visitante que se cruzan por la calle. En su feroz costa atl¨¢ntica, justo por donde entran los huracanes, est¨¢ el llamado Territorio Caribe, donde viven los ¨²ltimos indios caribes, sin mezclarse, depauperados, pescando en canoas hechas con un tronco y comiendo los frutos del ¨¢rbol del pan. En esta isla monta?osa, de arenas volc¨¢nicas y aguas transparentes, se pasa del bosque seco costero a la pluviselva. All¨ª est¨¢ la Parrot Reserve, donde se puede encontrar un par de especies end¨¦micas de loros. En las cotas m¨¢s bajas est¨¢ el jaco (Amazona gorgirroja), y en las m¨¢s altas, hasta los 1.300 metros, el sisserou (Amazona imperial), que sustituye al ¨¢guila imperial en la bandera de Dominica. All¨ª han cambiado las cuatro eses del Caribe por erres: rain, rainbow, rivers and romance (lluvia, arco iris, r¨ªos... y sexo). Y ron, claro.
6 DOS ISLAS Trinidad y Tobago Laboratorio sonoro
Dos islas que son un aut¨¦ntico laboratorio musical, tal vez la naci¨®n en la que m¨¢s se nota el mestizaje: los negros y mulatos conviven con sirios, libaneses, chinos e indios. Trinidad y Tobago (T & T, para ellos) es la patria de ritmos como el calipso, s¨¢tira social e improvisaci¨®n, o el soca, que bailan con una lascivia sin complejos. All¨ª nacieron las steelband, agrupaciones de percusionistas que golpeando barriles son capaces de sacar una sonata de Beethoven, y tienen lugar los m¨¢s famosos carnavales del Caribe.
7 CORO Venezuela Barroco y dunas
Justo en el istmo de la pen¨ªnsula de Paraguan¨¢ est¨¢ Coro, fundada a principios del siglo XVI, de cuando data su catedral fortaleza. En su centro hist¨®rico, cerca de 600 casas pertenecen, sobre todo, al siglo siguiente. Un paseo por sus calles empedradas nos traslada al barroco colonial: las fachadas, color sangre de toro, ocres, rosas o azules, ostentan puertas espl¨¦ndidas, balconadas y rejas de hierro forjado en Sevilla. Junto a ella est¨¢ el parque nacional de los M¨¦danos de Coro, 28 kil¨®metros de gigantescas dunas que acaban en el mar, que cambian de color, del amarillo al rojo, seg¨²n la posici¨®n del sol, espolvoreadas con algunos ¨¢rboles de ra¨ªces al aire cuya sombra produce la sensaci¨®n de movimiento, en las que no falta m¨¢s que Lawrence de Arabia.
8 TORTUGUERO Costa Rica Tortugas y canales
Cercano a la frontera con Nicaragua, el parque nacional de Tortuguero es uno de los para¨ªsos v¨ªrgenes del Caribe. Sus playas, que bordean un mar plomizo, son el escenario de una gran aventura veraniega y nocturna: contemplar el desove de las tortugas verdes que acuden en miriadas a sus arenas anualmente. Siguiendo la luz roja de un gu¨ªa, peque?os grupos de visitantes rastrean las arenas en busca de los surcos que han dejado las tortugas en sus fecundas peregrinaciones. Una vez localizada, tienen que esperar cautamente a que empiece la puesta para que la hembra, t¨ªmida, no se inhiba. Empezado el proceso, ya pueden acercarse, incluso levantarle la cola para observar c¨®mo deposita los huevos en la arena. Despu¨¦s, satisfecha, la tortuga vuelve al agua... hasta el a?o siguiente. Otra de las aventuras en este parque es navegar por sus canales (donde Carlos Saura rod¨® Eldorado) entre caimanes, ante la mirada displicente de los perezosos y los tucanes y entre los gritos de los monos aulladores.
9 LA CEIBA Honduras Tierra de los gar¨ªfunas
Nadie sabe a ciencia cierta el origen de los gar¨ªfunas, conocidos como los caribes negros. Protagonistas de una rebeli¨®n a bordo o tal vez supervivientes de un naufragio, esclavos africanos desembarcaron en la isla de San Vicente, donde se mezclaron con los indios arawacos. En 1797, los brit¨¢nicos, que entonces dominaban la isla, hartos de ellos por su car¨¢cter levantisco, los embarcaron y los depositaron en Roat¨¢n, una de las islas de la Bah¨ªa (el m¨¢s conocido centro tur¨ªstico de Honduras), justo enfrente de La Ceiba. Desde all¨ª, los gar¨ªfunas se extendieron por toda la costa hasta llegar a la actual Belice y Guatemala. S¨®lo en la poco explotada costa hondure?a hay m¨¢s de 40 pueblos gar¨ªfunas, que conservan su lengua, su vida calmada, sus artes de pesca, disfrutan de las remesas de divisas que les llegan de Estados Unidos (all¨ª hay alrededor de 50.000 gar¨ªfunas emigrantes), y en lugar de entrar en un proceso de aculturaci¨®n (aunque muchos hablan ingl¨¦s), emplean ese dinero en preservar su cultura. Sobre todo la punta, el ritmo hecho con tambores y caracolas que bailan descalzos y con vertiginosos golpes de cadera, hasta caer en una especie de trance. En la Zona Viva de La Ceiba, afamada en todo el Caribe por su vida nocturna, o en chiringuitos playeros, los visitantes liban c¨®cteles tropicales e intentan seguir el ritmo imposible de la punta hasta caer exhaustos. No hacen caso de un dicho local: "Vaya despacio, piense en peque?o".
10 YUCAT?N M¨¦xico Caribe maya
La costa que empieza al sur de Canc¨²n, la capital tur¨ªstica de Yucat¨¢n, apenas ha empezado a ser fagocitada por ese modelo de desarrollo de grandes complejos tur¨ªsticos y megahoteles de lujo. Decenas de genuinas playas y pueblos de pescadores se extienden hasta la reserva de la biosfera de Sian Ka'an, pura selva. Es una zona para disfrutar de la animaci¨®n discreta de playa del Carmen; practicar el nudismo (cosa, aunque no lo parezca, poco frecuente en el Caribe); nadar entre delfines; explorar pecios, como el del gale¨®n Matancero; tomar el sol sobre arenas de alabastro pulverizado, y dormir en caba?as meci¨¦ndose en una hamaca... o descubrir el arte maya. Las ruinas de Tulum, una ciudadela tolteca, amurallada por tres partes y con la cuarta protegida por acantilados, es de las pocas que conservan algo de su policrom¨ªa original. El viajero tambi¨¦n puede visitar Cob¨¢, tierra adentro, otra ciudad maya todav¨ªa emboscada en la selva, o, por qu¨¦ no, dar el salto hasta la espectacular Chichen Itz¨¢ (bien comunicada desde la costa). Al fin y al cabo, no todo va a ser las cuatro eses del Caribe.
LA FUERZA DEL MESTIZAJE
TAL VEZ sea la energ¨ªa fertilizadora que, seg¨²n parece, transmiten los vientos alisios que barren el Caribe, o tal vez el proceso enriquecedor del mestizaje, lo cierto es que las costas ba?adas por ese mar han sido de una fecundidad abrumadora, y no s¨®lo en la m¨²sica. El escritor Patrick Chamoiseau, premio Goncourt nacido en la isla antillana de Martinica, lo achaca al mestizaje, y dice: "Nuestras islas han sido la forja de la nueva humanidad". Una forja que ha inspirado especialmente a los escritores, desde Alejandro Dumas, que concibi¨® a su Conde de Montecristo en Hait¨ª, hasta Ian Fleming, que pari¨® a James Bond, con licencia para matar, en Jamaica, pasando por Ernest Hemingway. Pero los alisios no s¨®lo han inspirado a escritores extranjeros, como Andr¨¦ Breton, que descubri¨® el Caribe de la mano de otro poeta, el martinique?o Aim¨¦ Cesaire, y lleg¨® a la conclusi¨®n de que era "la patria del surrealismo". Tal vez Chamoiseau tiene raz¨®n. El Caribe ha dado nada menos que cuatro premios Nobel de literatura: Saint-John Perse (blanco de Guadalupe), Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez (criollo de Colombia), Derek Walcott (mulato de Santa Luc¨ªa) y V. S. Naipaul (indio de Trinidad y Tobago).
DATOS PR?CTICOS
Informaci¨®n
- Oficina de turismo de Cuba
(914 11 30 97; www.cubatravel.cu).
- Rep¨²blica Dominicana
(91 417 73 75, 913 509 483; www.dominicana.com.do).
- Puerto Rico (914 312 128; www.gotopuertorico.com y www.vieques-island.com).
- Turismo de Guadalupe
(906 343 638; www.franceguide.com).
- Turismo de Dominica
(00 1 767 448 20 45; www.ndcdominica.dm).
- Turismo de Trinidad y Tobago (00 18 68 623 60 22; www.visittnt.com).
- Corporaci¨®n de Turismo de Venezuelaen Madrid (915 981 200; www.coroweb.com y www.venezuelaturistica.com.)
- Costa Rica en Madrid (913 10 40 12. www.visitcostarica.com).
- Oficina de turismo de Honduras en Madrid (915 79 02 51; www.letsgohonduras.com).
- Turismo de M¨¦xico en Madrid (915 613 520; www.visitmexico.com).
Viajes organizados
En su cat¨¢logo islas ex¨®ticas, la mayorista Catai incluye combinados de vuelos y estancias en las peque?as y grandes Antillas. Por ejemplo, un paquete de avi¨®n y siete noches en Puerto Rico, repartidas entre San Juan y un resort de playa, cuesta desde 1.254 euros, y el de nueve d¨ªas, siete noches en la isla francesa de Guadalupe, desde 1.071 euros. Marsans (902 30 60 90; www.marsans.es), Halc¨®n (902 300 600; www.halconviajes.com) y otros turoperadores especializados en el Caribe, como Iberojet o Meli¨¢, ofrecen viajes de nueve d¨ªas, siete noches, en el Yucat¨¢n mexicano, la Rep¨²blica Dominicana o Cuba, con la f¨®rmula todo inluido, por unos 1.000 euros. Varias agencias independientes programan viajes a Centroam¨¦rica y el Caribe. Con Tuareg (932 65 23 91; www.tuaregviatges.es), un recorrido de 17 d¨ªas por Honduras cuesta 1.850 euros.
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