El Ej¨¦rcito celebra los actos a puerta cerrada por la muerte de los 62 soldados
El Rey presidi¨® en la base de Gando (Gran Canaria) una breve parada
Pocas veces han contado las Fuerzas Armadas con un aprecio mayor de la sociedad espa?ola como ahora, tras la muerte de 62 militares en el avi¨®n ucranio que les tra¨ªa de Afganist¨¢n el pasado lunes, que ha puesto dram¨¢ticamente de manifiesto el alto coste humano de las misiones humanitarias. Pero el Ministerio de Defensa decidi¨® que el acto central del D¨ªa de las Fuerzas Armadas fuera ayer reducido y se celebrase a puerta cerrada.
La exhibici¨®n aeronaval prevista en la playa de Las Canteras, en pleno casco urbano de Las Palmas, fue cancelada, como tambi¨¦n lo fue el desplazamiento desde Rota (C¨¢diz) del portaaviones Pr¨ªncipe de Asturias. En lugar de ese espect¨¢culo de masas, similar al de hace dos a?os en Alicante, el que se celebr¨® fue un acto estrictamente castrense, en la base a¨¦rea de Gando (Gran Canaria), con 600 asistentes por rigurosa invitaci¨®n.
Aunque la tragedia de Turqu¨ªa y la posterior pol¨¦mica sobre el flete de aviones de procedencia sovi¨¦tica plane¨® sobre la ceremonia, el Rey fue el ¨²nico que se refiri¨® expresamente a la misma. Al t¨¦rmino de la exhibici¨®n a¨¦rea -en la que intervinieron helic¨®pteros, cazabombarderos F-18, aviones Fokker y CASA 212 y los C-102 de la patrulla acrob¨¢tica ?guila- invitados y participantes se reunieron en un hangar de la base.
Fue all¨ª donde el Rey, en unas breves palabras improvisadas, les pidi¨® comprensi¨®n por la austeridad de la conmemoraci¨®n. "Espero que comprend¨¢is, y s¨¦ que lo har¨¦is, que no haya celebraci¨®n este a?o, por la situaci¨®n que estamos viviendo", les dijo don Juan Carlos, seg¨²n corroboraron varios asistentes, ya que por vez primera no se permiti¨® el acceso de los medios de comunicaci¨®n.
Nada fue normal
Defensa dud¨® si suspender la parada militar a ra¨ªz del siniestro de lunes, pero finalmente opt¨® por mantenerla, para dar sensaci¨®n de "normalidad". Sin embargo, nada fue normal en el acto de Gando. Ni su brevedad -35 minutos cronometrados entre la exhibici¨®n a¨¦rea y el desfile de 300 infantes-, ni el ambiente desangelado y triste, pese a que el sol luc¨ªa radiante y acompa?aba la brisa.
S¨®lo una vez se escucharon aplausos, cuando el Rey, con uniforme de capit¨¢n general del Ej¨¦rcito de Tierra, abandon¨® la tribuna, seguido por la Reina, el Pr¨ªncipe, uniformado de comandante de la Fuerza A¨¦rea, y las autoridades: el ministro de Defensa, Federico Trillo-Figueroa, la c¨²pula militar, el presidente en funciones de Canarias, Rom¨¢n Rodr¨ªguez, y el alcalde de Las Palmas, Jos¨¦ Manuel Soria, entre otros. El PP envi¨® al presidente de la Comisi¨®n de Defensa del Congreso, Rogelio Ba¨®n, y al diputado Manuel Atienza; mientras que el PSOE estuvo representado por su portavoz en Defensa, Jordi Marsal, y el responsable del a¨¦rea de Libertades de su Ejecutiva, Juan Fernando L¨®pez Aguilar.
El monarca quiso compensar la frialdad del acto demor¨¢ndose casi una hora y media con sus invitados, a pesar de que se suprimi¨® la tradicional copa de vino, y departiendo personalmente con muchos de ellos, por lo que el avi¨®n de regreso a la Pen¨ªnsula retras¨® su salida casi una hora. Sus esfuerzos no evitaron la sensaci¨®n de que el Ej¨¦rcito sigue de luto por sus muertos, aunque las banderas ya no ondeen a media asta y el rigor de los primeros d¨ªas se haya aliviado parcialmente. Las Fuerzas Armadas no est¨¢n para celebraciones y el derroche de medios que supone todo desfile resultaba fuera de lugar despu¨¦s de que se argumentara oficialmente que la falta de aviones propios oblig¨® a fletarlos en la rep¨²blicas ex sovi¨¦ticas.
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