El 'mes¨ªas' del Este
Popovych, tercero, empieza a confirmar en el Giro la fe de los que le creen el 'nuevo Merckx'
Simoni ataca, No¨¨ aguanta, contra de Garzelli, Pantani salta; Tonkov, Lanfranchi, Faresin, Totschnig, Frigo y Belli tambi¨¦n est¨¢n por ah¨ª. Las etapas decisivas del Giro de Italia m¨¢s parec¨ªan, a veces, etapas intemporales o etapas de ciclistas resucitados. Todos los corredores antes citados han brillado este Giro de la misma forma que hab¨ªan brillado hace 10, cinco o tres a?os; de la misma forma que hab¨ªan protagonizado otros a?os historias controvertidas.
En el Giro 2003 -resuelto finalmente en un recital en solitario de Gilberto Simoni: el corredor que no puede quitarse la tristeza del fondo de los ojos, el ciclista que fue eliminado del Giro anterior despu¨¦s de dos an¨¢lisis positivos por una coca¨ªna que nunca admiti¨® haber esnifado; el corredor que ya hab¨ªa ganado el triste Giro de 2001, el de la razzia de San Remo y la expulsi¨®n de Frigo; el corredor que venci¨®, por fin, la resistencia de Garzelli, otro apestado del Giro de 2002 y ganador del Giro de 2001-, entre tanto personaje habitual y rutinario de Dolomitas, Toscana y Sicilia, entre tanto ciclista que asume su puesto en el pelot¨®n, calcula qu¨¦ rueda puede resistir y de ah¨ª no se mueve aunque truene, entre tanto s¨ªntoma de ciclismo ya visto, apareci¨® un joven con el culotte rojo y las piernas de dinamita, un elemento desestabilizador llamado Yaroslav Popovych: un ucranio de 23 a?os, formaci¨®n italiana y militancia belga, que ha terminado tercero del Giro, a s¨®lo 5s del segundo, Garzelli.
A los 19 a?os, Popovych, nacido a 600 kil¨®metros de Kiev en una familia campesina, era uno m¨¢s de la selecci¨®n ucrania que disputaba una carrera en Italia. Segu¨ªa la senda de todos los j¨®venes corredores del Este con talento que buscaban establecerse en el Hollywood del ciclismo amateur. All¨ª, en Italia, se establecen decenas y decenas de corredores rusos, uzbekos, ucranios, letones, polacos o lituanos. Son la sangre del ciclismo sub 23. Son la carne de los principales equipos, el objetivo de agentes como Ernesto Colnago, el conocido empresario que da su nombre a una afamada marca de bicicletas, que los acoge, los aloja, los cuida, los explota. Popovych tambi¨¦n entra en su cuadra. Con Colnago empieza a ganar dinero -la mitad la sigue enviando a su familia en Ucrania, para que vivan medio bien sus hermanas peque?as: hasta un a?o les envi¨® un mobiliario de cocina completo que hab¨ªa ganado en una carrera-, empieza a triunfar.
A los 20 a?os, Popovych -un talento ¨²nico, un hombre de todos los terrenos, con las medidas (1,74 metros, 61,5 kilos) de los ciclistas compactos, de los que andan r¨¢pido en la monta?a, la contrarreloj y la media monta?a, de los que son capaces de saltos espectaculares en repechos m¨ªnimos y luego tiene punta de velocidad para rematar en las llegadas- ya es el mejor amateur que corre en Italia, ya es casi el mejor del mundo -termin¨® segundo en el Mundial, s¨®lo superado por Petrov, el ruso que corre en el iBanesto.com-, ya es un nombre que corre de boca a oreja entre los especialistas. A los 21 a?os ya es, sin discusi¨®n, el mejor del mundo. "Ganaba d¨®nde y c¨®mo quer¨ªa", recordaba hace poco Popovych. Es tan bueno que asombra, tan superior a todos los de su categor¨ªa que ya se gana la etiqueta de El Merckx de los amateurs. Es un corredor de talento con una moral de trabajo ¨²nica. La afici¨®n cree descubrir todos los a?os al fen¨®meno que har¨¢ olvidar a todos los fen¨®menos; la afici¨®n necesita la llegada de un mes¨ªas en bicicleta que le devuelva la fe en un deporte tan machacado y oscuro; la afici¨®n ya no duda: he ah¨ª a Popovych.
El crack ucranio se hizo profesional la temporada pasada. Colnago encontr¨® un patrocinador belga (Landbouwkrediet: Cr¨¦dito Agr¨ªcola) y le organiz¨® un equipo a su medida, un lugar en el que pudiera crecer libre, sin responsabilidades especiales, sin presi¨®n. Fue un a?o duro, de los llamados de aprendizaje, esto es, de olvido. "Empec¨¦ a correr como en amateur, cre¨¢ndome superior a todos, pensando que pod¨ªa atacar a cuatro, a cinco kil¨®metros, de la meta y ganar", dec¨ªa Popovych -su apellido significa hijo del pope, y sus amigos le llaman Popo-. "Y lo hac¨ªa y me cog¨ªan siempre. Me di cuenta, entonces, de que habr¨ªa que atacar en el ¨²ltimo kil¨®metro, y muy fuerte; me di cuenta de la enorme diferencia entre profesionales y sub 23".
Con todos estos antecedentes, era de suponer que en su segundo a?o profesional Popovych se convirtiera en una v¨ªctima m¨¢s del sistema, en un ciclista m¨¢s que pudo haber sido y no fue o en un corredor capaz de dilapidar su talento en lugares menores. Pero Popovych, que se define "humilde y a veces malo", debe de tener tambi¨¦n sangre de campe¨®n. En el Giro de la afirmaci¨®n de Simoni fue capaz de atacar al l¨ªder en la subida a Alpe di Pampeago y, m¨¢s tarde, en Valle Vara¨ªta. Los especialistas le criticaron por su falta de pragmatismo; los aficionados le amaron, vieron en esos gestos los signos de un ciclista grande, de un hombre capaz de acabar con la mediocridad.
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