Asegurar el futuro en la cumbre de Evian
La gran paradoja de hoy es la capacidad que los pa¨ªses m¨¢s ricos tienen de hacer el bien, pero su aparente compulsi¨®n a perder todas las oportunidades de que disponen para hacerlo. Estados Unidos dedica anualmente 450.000 millones de d¨®lares al gasto militar, pero s¨®lo 12.000 millones a fomentar el desarrollo de los pa¨ªses pobres. Puede bombardear Somalia, Afganist¨¢n e Irak, pero parece mal equipado para ayudarlos a desarrollarse. Y Europa est¨¢ poco mejor, paralizada por las divisiones internas y los d¨¦ficit presupuestarios. La cumbre del G-8 que se celebra en Evian, Francia, deber¨ªa establecer un nuevo comienzo. Para los mil millones de personas que residen en los pa¨ªses del G-8, la vida es extremadamente buena, con rentas medias de 25.000 d¨®lares o m¨¢s por persona y una esperanza de vida aproximada de 80 a?os. Para otros 3.000 millones de personas, incluida China, buena parte de India, y la mayor parte del este de Asia, el desarrollo econ¨®mico avanza razonablemente bien, a pesar de la gran volatilidad (m¨¢s recientemente, el impacto causado por la epidemia de la neumon¨ªa at¨ªpica asi¨¢tica, o SRAS). Brasil y M¨¦xico van tambi¨¦n por buen camino.
Pero para los otros 2.000 millones de personas restantes, la vida sigue siendo desesperada, y aproximadamente la mitad est¨¢ sometida a una supervivencia cuando menos precaria. Millones de personas mueren anualmente debido a su falta de acceso a medicinas, alimentos, agua potable y saneamientos b¨¢sicos. Su esperanza de vida es a menudo inferior a 50 a?os. Los pa¨ªses del G-8 podr¨ªan adoptar medidas realistas para poner fin a este sufrimiento. No lo hacen por codicia y miedo. Piensan que la pobreza mundial es inevitable y demasiado cara de resolver. Pero pueden resolver los problemas de los m¨¢s pobres del mundo con relativamente poco esfuerzo o impacto negativo para su propio nivel de vida. Las ¨¢reas con m¨¢s problemas est¨¢n concentradas en el ?frica subsahariana, la regi¨®n andina, y Asia central. La peor situaci¨®n, con diferencia, es la de ?frica. El Gobierno estadounidense cree que estos pa¨ªses s¨®lo se pueden culpar a s¨ª mismos. Pero ¨¦sta es la fanfarronada ignorante de un pa¨ªs rico que no comprende la situaci¨®n sobre el terreno.
?frica padece malaria end¨¦mica, que es como una pandemia de SRAS que durase siglos, no unos cuantos meses. Sufre un clima tendente a las inundaciones masivas y los suelos han agotado sus nutrientes. Sufre el problema de que la mayor¨ªa de la poblaci¨®n se concentre en el interior rural, sin carreteras asfaltadas que lleguen a los puertos y faciliten el acceso al comercio internacional. Y a excepci¨®n de unos cuantos pa¨ªses de ?frica Occidental, sufre una grave escasez de energ¨ªa. Todos estos problemas pueden solucionarse, si bien para ello se necesita dinero. Lo que hace falta es que los dirigentes del G-8 cumplan sus anteriores promesas. En los ¨²ltimos tres a?os, los l¨ªderes mundiales han prometido reducir la pobreza mundial a la mitad para el 2015, en una serie de compromisos conocidos como Objetivos de Desarrollo del Milenio. Pero despu¨¦s s¨®lo se han dado pasos vacilantes.
M¨¢s concretamente, los l¨ªderes del G-8 deber¨ªan comprometerse a proporcionar financiaci¨®n adecuada para el Fondo Mundial para Luchar contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria, para aumentar la productividad alimentaria en ?frica, para garantizar que todos los ni?os pobres puedan ir al colegio, y para asegurarse de que los pobres de todas partes tengan agua potable y saneamiento. Notablemente, el coste de este programa ser¨ªa muy inferior al 1% de la renta anual de los pa¨ªses ricos. Por primera vez en la historia, los ricos son tan ricos, y los pobres tan pobres, que un esfuerzo diminuto podr¨ªa poner fin al sufrimiento generalizado. La cumbre de Evian aclarar¨¢ si la codicia, la ignorancia y la ampulosidad de la guerra han cerrado por completo los ojos de Estados Unidos, y si Europa y Jap¨®n van a dejar de mirarse el ombligo.
Jeffrey D. Sachs es catedr¨¢tico de Econom¨ªa y director del Instituto de la Tierra de la Universidad de Columbia. ? Project Syndicate, 2002. Traducci¨®n de News Clips.
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