El rey Ub¨² va a la guerra
Llevo horas intentando escribir este texto y a¨²n no he podido decidir qu¨¦ tono adoptar. Evidentemente, el asunto tiene importancia internacional, o incluso global, as¨ª que deber¨ªa ser serio. Pero lo cierto es que no soy un experto en pol¨ªtica, sino s¨®lo un ciudadano de mi pa¨ªs. Llevo m¨¢s de 40 a?os viviendo aqu¨ª y cre¨ªa que ya hab¨ªa pasado lo peor, que lo grotesco y lo absurdo eran cosas del pasado y quedar¨ªan para siempre atrapados en las obras de Slawomir Mrozek. Hab¨ªa subestimado a mi pa¨ªs, as¨ª que les ruego que me perdonen. Mi pa¨ªs ocupa Irak. Es verdad que, seg¨²n los informes de prensa, "estamos asumiendo el mando de una de las zonas de estabilizaci¨®n", pero, seg¨²n las ¨²ltimas tendencias, se puede llamar "fuerzas de paz" incluso a una divisi¨®n mecanizada corriente. Sin embargo, para simplificar las cosas, vamos a ajustarnos a la nomenclatura antigua, con la que tan familiarizados est¨¢n los europeos. Bien, Polonia ocupa Irak porque le ha ganado la guerra. Todo el mundo sabe que Irak llevaba siglos siendo el principal enemigo de Polonia, y persegu¨ªa su libertad, su enorme riqueza y sus mujeres de rubia melena, famosas en todo el mundo. El principal sue?o de Irak -hasta los ni?os lo saben- consist¨ªa en destruir nuestra cultura y civilizaci¨®n de mil a?os de antig¨¹edad, conquistar nuestras f¨¦rtiles tierras, nuestros elegantes coches, y esterilizar a toda la poblaci¨®n masculina para que hiciera las veces de eunucos en los harenes de Bagdad. Irak se plant¨® en nuestras fronteras e interrumpi¨® nuestro sue?o, y dorm¨ªamos con la cabeza sobre las armas y con las raciones de comida a mano. Pero nos acordamos de nuestros mil a?os de tradici¨®n pacifista y no fuimos los primeros en atacar. Nuestro orgullo nacional nace del hecho de que nosotros no somos los atacantes, sino los atacados. Pero al final las cosas fueron demasiado lejos. La traidora Babilonia, al ver que con nosotros no pod¨ªa ganar, porque est¨¢bamos completamente alertas, atac¨® a nuestro mejor y ¨²nico amigo. Y lo que es m¨¢s, impulsada por su perversidad oriental, primero le atrajo hasta su propio territorio, y despu¨¦s le asest¨® un golpe a traici¨®n. No pod¨ªamos dejarla escapar. Recordamos que en nuestras guerras heroicas utiliz¨¢bamos banderines con el lema: "Por nuestra libertad y la tuya". As¨ª que enviamos a 300 valientes soldados y un brioso nav¨ªo, y Babilonia cay¨®. Y ahora la estamos ocupando. O m¨¢s bien estabiliz¨¢ndola. Es justicia hist¨®rica y por primera vez en muchos siglos podemos dormir tranquilos. Por favor, env¨ªennos cascos de corcho y cuentas de cristal a cambio, porque hemos olvidado tra¨¦rnoslos de casa. Espero de veras que el esp¨ªritu de Alfred Jarry est¨¦ muerto de aburrimiento en el universo y encuentre un momento para echarle un vistazo.
As¨ª es, queridos lectores, no hay nada que nos haga sentirnos mejor que una guerra decente y una ocupaci¨®n como Dios manda. Especialmente a miles de kil¨®metros de casa, junto a un aliado m¨¢s grande y fuerte. Se env¨ªan varios centenares de soldados y un barco y parece que acontece un milagroso cambio del destino: mi pa¨ªs, en pleno arrabal de Europa, es ascendido a socio, que, aunque todav¨ªa no reparte cartas, ya las baraja. Al menos eso creen los que enviaron a esos centenares de soldados sin pedir opini¨®n a nadie. Efectivamente, mi pa¨ªs es un lugar de milagros: desempleo tr¨¢gico, desplome econ¨®mico, l¨ªderes pol¨ªticos corruptos y arrogantes de dudoso pasado, una sociedad cansada de vivir y centrada en la lucha por la supervivencia, una pol¨ªtica que recuerda las reyertas entre mafiosos, pobreza, frustraci¨®n, una riqueza ostentosa y arrogante, mendigos, el d¨ªa a d¨ªa sin la menor idea sobre lo que deparar¨¢ el futuro. Salvo por la guerra ganada y la ocupaci¨®n junto a Albi¨®n y el poder global. Hemos cumplido nuestra misi¨®n y ahora podemos esperar hasta que otros hagan por nosotros lo que nosotros mismos deber¨ªamos hacer, es decir, hacer todo lo posible para que este pa¨ªs funcione mejor y tenga mejor aspecto. Es m¨¢s f¨¢cil ganar una guerra que lavarse habitualmente, no mentir, no robar, ser honrado en los negocios, mitigar la envidia y el odio, a veces elegir la decencia en lugar del beneficio, y no blasfemar tan alto en las calles.
S¨ª, como mi pa¨ªs no logra encontrar su lugar en Europa, ocupa Irak. Incluso antes de convertirse en miembro de pleno derecho de Europa, Polonia busca alguna puerta lateral o trasera que sirva de escape por si las obligaciones se vuelven gravosas, los beneficios no cumplen las expectativas, o por si, ?Dios nos libre!, se ofende a nuestro orgullo. Es m¨¢s f¨¢cil ocupar, perd¨®n, estabilizar Irak que admitir, en lo m¨¢s profundo de nuestro coraz¨®n, que nosotros mismos precisamos la estabilizaci¨®n europea, a la que aqu¨ª muchas veces se denomina ocupaci¨®n. Las inteligentes aunque primitivas mentes de nuestros l¨ªderes pol¨ªticos reflejan todos los complejos y vicios polacos: la constante necesidad de burlar la realidad, esa fantas¨ªa de que de alguna forma nos las apa?aremos, esa creencia de que lo que imaginamos es la imagen real del mundo, esa incesante suspicacia del m¨¢s d¨¦bil de que se burlar¨¢n de ¨¦l y debe protegerse, ese miedo al rid¨ªculo que nos ciega ante nuestra necedad y esa ma?a para creer que puede hacerse un buen negocio sin coste alguno, o m¨¢s a¨²n, enga?ando a nuestros socios.
Pero hay un motivo para el optimismo. La verdad es que a mi pa¨ªs le importa un bledo la guerra y la ocupaci¨®n. Irak le trae sin cuidado. El Gobierno podr¨ªa declarar una guerra contra Burkina Faso, ocupar las islas de Cabo Verde o anunciar otra nueva reforma de la Hacienda p¨²blica. El efecto ser¨ªa el mismo, es decir, menos que nada. La naci¨®n espera el momento oportuno con su fatalismo eslavo, indiferente ante todos estos acontecimientos, ocupada con sus propios problemas y su propia supervivencia. La naci¨®n sabe perfectamente que este Gobierno ser¨¢ sustituido, igual que todos los anteriores. Y el siguiente, siguiendo nuestra tradici¨®n, intentar¨¢ desacreditar tan radicalmente a su antecesor que probablemente declarar¨¢ la guerra a Estados Unidos, con la Ant¨¢rtida como aliado. Quer¨ªa ponerme de mejor humor, as¨ª que encend¨ª la radio. Un ministro de nuestro Gobierno dec¨ªa que "nuestra presencia en Irak es muy importante por nuestra amplia experiencia en transformaciones". Quisiera acabar este texto con esta nota optimista. Buenas noches.
Andrzej Stasiuk es poeta y escritor polaco. ? Andrzej Stasiuk, Czarne Publishing, 2003. Traducci¨®n de News Clips.
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