Hacia una ¨¦tica de la imagen
LA GUERRA Civil espa?ola es el conflicto que Susan Sontag ha elegido como punto de partida para ilustrar el dilema entre ¨¦tica y est¨¦tica en el que ha centrado su nuevo libro, Regarding the pain of others [respecto al dolor de los dem¨¢s]. Sontag utiliza una discusi¨®n de Virginia Woolf con un corresponsal, publicada en Tres guineas, en la que la autora inglesa reflexiona sobre la guerra, partiendo de las fotograf¨ªas que el Gobierno de la Rep¨²blica espa?ola enviaba al exterior en 1936-1937 para demostrar las atrocidades de las huestes de Franco.
Se trata de un ensayo sobre la forma en que percibimos el dolor ajeno a trav¨¦s de im¨¢genes fotogr¨¢ficas y televisivas, en el que Sontag debate si es un espect¨¢culo voyeurista o pornogr¨¢fico. Este proceso la lleva a censurar una vez m¨¢s a los "consumidores de la violencia como espect¨¢culo, que son capaces de hacer cualquier cosa para no sentir". "Para Woolf, no sentir dolor ante estas fotos, no sentir la necesidad de abolir aquello que causa esta destrucci¨®n, s¨®lo puede ser la reacci¨®n de un monstruo amoral", escribe.
A prop¨®sito de Susan Sontag, premio Pr¨ªncipe de Asturias de las Letras, que revisa en un libro sus propias opiniones
Pero la autora norteamericana cuestiona a Woolf cuando escribe que ver s¨®lo en esas fotos de la Guerra Civil un aborrecimiento contra la guerra en general es obviar un compromiso con Espa?a como un pa¨ªs que tiene una historia y una pol¨ªtica, es decir, ver la guerra como una abstracci¨®n gen¨¦rica del sufrimiento. Y va m¨¢s all¨¢, contradice muchas de sus propias opiniones expresadas en Sobre la fotograf¨ªa (1977). Ah¨ª hab¨ªa escrito que "las im¨¢genes fotogr¨¢ficas pueden corromper la conciencia y la capacidad para la compasi¨®n, haciendo parecer situaciones horribles menos reales de lo que verdaderamente son".
Poniendo como ejemplo las im¨¢genes de las atrocidades nazis, Sontag afirmaba en Sobre la fotograf¨ªa que despu¨¦s de un bombardeo continuo de las mismas durante 30 a?os se hab¨ªa llegado a "un punto de saturaci¨®n en el que la fotograf¨ªa comprometida hab¨ªa hecho tanto por atrofiar la conciencia como por despertarla". Hoy se pregunta: "?Pero qu¨¦ esperamos? ?Que nos pasen im¨¢genes de barbaridades s¨®lo una vez por semana? No va a haber ning¨²n Comit¨¦ de Guardianes que nos racione el horror para mantener fresca nuestra capacidad de shock" .
Sontag matiza m¨¢s sus juicios en este ¨²ltimo libro y escribe que no sufrir ante las im¨¢genes de las tragedias de la guerra que vemos continuamente "no es un defecto". La escritora se remonta a Los desastres de la guerra, de Goya, para ilustrar lo que los vencedores hacen con los vencidos, y examina tambi¨¦n la obra de fot¨®grafos como Robert Cappa o los testimonios gr¨¢ficos de Hiroshima, Nagasaki, Biafra, Vietnam y Yugoslavia.
Adem¨¢s, se?ala la importante evoluci¨®n de la tecnolog¨ªa visual y militar cuando explica que la diferencia entre los bombardeos brit¨¢nicos de Bagdad en los a?os veinte o los nazis en Espa?a en los a?os treinta es que estos pilotos pod¨ªan ver a sus v¨ªctimas, mientras que los ataques recientes de Estados Unidos en Afganist¨¢n e Irak han sido ensayados previamente utilizando tecnolog¨ªa virtual en la base militar de Tampa (Florida). Propone tambi¨¦n que todas las fotograf¨ªas son neutras y que necesitan por tanto la explicaci¨®n de un pie de foto, el cual suele ser manipulado. Y recuerda que los nacionales, despu¨¦s de haber bombardeado Guernica el 26 de abril de 1937, acusaron a los vascos de haber destruido la antigua capital euskera poniendo cargas de dinamita en las alcantarillas de la ciudad.
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