M¨¢quinas
Hoy muchas m¨¢quinas son todav¨ªa peligrosas porque est¨¢n a merced de los sentimientos humanos. Esa potent¨ªsima gr¨²a, que eleva enormes cargas de materiales, la maneja un tipo que ayer mismo fue abandonado por su novia; el conductor de ese autob¨²s, que lleva los ni?os al colegio, va pensando en el gol de Ronaldo; el mec¨¢nico encargado de darle a la palanca de un puente levadizo tiene a su hijo ingresado por urgencias en un hospital. Si uno conociera a fondo la vida ¨ªntima de los pilotos, temblar¨ªa antes de subir al avi¨®n. Por fortuna su psicolog¨ªa, aunque pueda ser convulsa, est¨¢ controlada por un aparato que piensa por si mismo con absoluta frialdad sin permitirse un fallo. Gracias a que la electr¨®nica no tiene coraz¨®n sino s¨®lo cerebro, podemos fiar a ella nuestra futura salvaci¨®n. Todo el desarrollo de la ciencia y de la t¨¦cnica est¨¢ dirigido a abolir el factor humano, si bien a¨²n no ha sido capaz de ahorrarnos a los pol¨ªticos idiotas. Las personas son seres anal¨®gicos cuyas pasiones, sue?os, emociones y derrotas se inmiscuyen cada d¨ªa en la acci¨®n de las m¨¢quinas, pero hasta que la electr¨®nica con su pensamiento digital les exima de culpa, los pol¨ªticos seguir¨¢n teniendo la ¨²ltima responsabilidad de todas las chapuzas nacionales. Este pa¨ªs comienza a ser un disparate. Desde aquella boda obscena que se celebr¨® en el Escorial con previo desfile de pavos reales financieros, delincuentes comunes de chaqu¨¦, artistas derruidos e intelectuales satinados de la derecha, como si un gafe hubiera salido del pudridero, en Espa?a no han dejado de sucederse desastres tercermundistas que han puesto en evidencia la boina capona que todav¨ªa lucimos a veces en medio de la cibern¨¦tica. Naufrag¨® el Prestige. Puede que el patr¨®n del petrolero tuviera una ¨²lcera de est¨®mago o se viera anonadado por el oleaje, pero el factor humano consisti¨® en el impudor del ministro del ramo que en ese momento estaba matando rebecos, a uno por mill¨®n. Se estrell¨® en un monte de Turqu¨ªa el avi¨®n alquilado a la baja por el campanudo ministro del Ej¨¦rcito; chocaron dos trenes en la llanura de Albacete por no tener a mano un n¨²mero de tel¨¦fono. En ambos desastres perecieron decenas de militares y civiles. Sin duda, el piloto ucraniano y el jefe de estaci¨®n tendr¨ªan un problema privado transferido a las m¨¢quinas, pero ese pulso de la vida ha servido para desvelar la miseria, que se oculta bajo el d¨¦ficit cero, pese a las palabras engoladas de los pol¨ªticos que tratan de sacudirse las pulgas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.