El 'efecto Anglada'
Las elecciones municipales han permitido emerger a un partido antiinmigraci¨®n, la Plataforma per Catalunya, constituida en abril de 2002. Liderada por Josep Anglada, la formaci¨®n ha obtenido un concejal en Vic (1.229 votos, 7,5%), El Vendrell (774 votos, 6,2%), Cervera (394, 9,2%) y Manlleu (492, 5,6%), y ha fracasado en Barcelona (334 votos) y el Prat (68 votos). Con un discurso en gran medida homologable al de la nueva ultraderecha populista europea, la Plataforma per Catalunya niega ser de derechas o de izquierdas y se define como la "plataforma del sentido com¨²n", se dirige a los ciudadanos que no se sienten representados por los partidos y su mensaje antiinmigraci¨®n combina un chovinismo de defensa del Estado de bienestar (cuyas prestaciones deben ser para los aut¨®ctonos) con la defensa de una identidad nacional y una cohesi¨®n social que considera amenazadas. No rechaza oficialmente la inmigraci¨®n ilegal por m¨®viles xen¨®fobos, sino por sus supuestos efectos negativos (paro, delincuencia, marginaci¨®n), y se opone a la inmigraci¨®n musulmana al percibir el islam como "una forma reaccionaria de religi¨®n". ?Cu¨¢les son las causas del efecto Anglada? Probablemente ¨¦ste sea resultado de din¨¢micas pol¨ªticas y sociales cruzadas.
En primer lugar, el porcentaje de extranjeros en Catalu?a, tras aumentar el 22% entre los a?os 2001 y 2002 por reagrupaciones familiares, representa ya el 5,3% de la poblaci¨®n; los marroqu¨ªes supondr¨ªan el 30,5% de este porcentaje. De este modo, la inmigraci¨®n -sobre todo magreb¨ª- se ha impuesto por su propio peso en la realidad social y en la agenda pol¨ªtica. Paralelamente, parece haberse producido un cierto proceso de lo que el polit¨®logo Pascal Perrineau (uno de los m¨¢s agudos analistas de la ultraderecha francesa) designa como "lepenizaci¨®n de los esp¨ªritus", expresi¨®n que alude al hecho de que el lepenismo gana las conciencias antes que los votos. En este sentido, episodios de violencia racista como el acaecido en el barrio de Ca n'Anglada de Terrassa (julio de 1999) o declaraciones como las efectuadas por Marta Ferrusola y Heribert Barrera (febrero de 2001) han parecido reflejar un estado de ¨¢nimo que evoluciona hacia una percepci¨®n cr¨ªtica y de rechazo de la inmigraci¨®n extraeuropea. Recordemos que la se?ora Ferrusola coment¨®: "Las ayudas son para esta gente que no saben lo que es Catalu?a. S¨®lo saben decir: 'Dame de comer". Por su parte, Barrera fue contundente en un libro entrevista: "Si contin¨²an las corrientes migratorias actuales, Catalu?a desaparecer¨¢". Tales afirmaciones, efectuadas por figuras de relevancia p¨²blica, cobraron "respetabilidad pol¨ªtica" y Anglada no ha dudado en mencionarlas en su propaganda y en presentarse a s¨ª mismo (al igual que Le Pen) como "el ciudadano que dice en voz alta lo que la mayor¨ªa de los ciudadanos pensamos".
En segundo lugar, los medios de comunicaci¨®n han magnificado algunos aspectos de la conflictividad generada por la inmigraci¨®n, y el caso de la Plataforma per Catalunya es un ejemplo de ello. Reclamada la colaboraci¨®n de Anglada en mayo de 2002 por los vecinos de Premi¨¤ de Mar opuestos a la construcci¨®n de una mezquita, el l¨ªder de la Plataforma per Catalunya goz¨® de un impresionante despliegue medi¨¢tico, dif¨ªcilmente justificable al carecer su organizaci¨®n de representatividad pol¨ªtica o institucional alguna. Anglada dispuso as¨ª gratuitamente de tribunas para difundir sus tesis y dar a conocer su organizaci¨®n. En este sentido, los medios de comunicaci¨®n fueron decisivos para magnificar la entidad de la plataforma y Anglada fue consciente de ello ("sin ning¨²n medio econ¨®mico me han hecho una campa?a bestial", dijo). A su vez, el conflicto de Premi¨¤ cuaj¨® en una candidatura (Ve?ns Independents de Premi¨¤) impulsada por miembros de la protesta antimezquita pero sin v¨ªnculos con la plataforma, que ha obtenido un concejal (862 votos, 6,8%).
En tercer lugar, la evoluci¨®n de la extrema derecha espa?oladesde su hundimiento electoral en 1982 la ha llevado a abandonar discursos neofranquistas para adoptar aquellos que hoy cosechan ¨¦xito electoral en Europa, especialmente el del Frente Nacional franc¨¦s. La trayectoria del propio Anglada es ilustrativa al respecto. Con 43 a?os, pertenece a una generaci¨®n que vivi¨® un franquismo deslucido. Seguidor de Blas Pi?ar hasta los inicios de los a?os noventa, en enero de 2001 constituy¨® su propio partido en Vic, la Plataforma Vigatana, para combatir la pol¨ªtica de inmigraci¨®n municipal y un a?o despu¨¦s fund¨® la Plataforma per Catalunya. Hoy rechaza ser identificado como "ultraderechista", aunque en privado ha manifestado coincidir con ideas de los skins, as¨ª como actuar t¨¢cticamente: "No nos interesa relacionarnos con todo aquello que sea el franquismo, que yo lo llevo en el coraz¨®n, pero pol¨ªticamente no vende". Aunque no s¨®lo ha cambiado el mensaje ultraderechista, sino tambi¨¦n su transmisi¨®n: Anglada ha adoptado la denominaci¨®n de plataforma (de connotaci¨®n asamblearia) para su formaci¨®n y su propaganda est¨¢ escrita en catal¨¢n. Eso ha situado a la Plataforma per Catalunya m¨¢s all¨¢ del eje catalanismo-espa?olismo, frontera ideol¨®gica tradicionalmente insalvable para la extrema derecha espa?ola en Catalu?a, y ha atra¨ªdo votos que antes hab¨ªan sido del PP, CiU y el PSC.
En definitiva, el efecto Anglada es s¨ªntoma de un malestar social ante los retos que plantea la inmigraci¨®n. Exorcizar el s¨ªntoma no resolver¨¢ el problema; indagar sobre sus causas e influir en ellas puede ser decisivo para que la Plataforma per Catalunya sea un episodio aislado de la escena pol¨ªtica catalana o se instale en ella.
Xavier Casals es historiador y autor de Ultrapatriotas. Extrema derecha y nacionalismo de la guerra fr¨ªa a la era de la globalizaci¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.