El Sillicon Valley argentino
Una universidad crea un innovador centro tecnol¨®gico para que sus graduados desarrollen productos inform¨¢ticos
No se ha perdido la esperanza en Argentina. Quiz¨¢s ninguno de los candidatos para las recientes elecciones presidenciales haya despertado en la mayor¨ªa de los ciudadanos una ilusi¨®n de cambio, pero en la sociedad civil surgen iniciativas de progreso. Tal es el caso del primer polo de desarrollo de software del pa¨ªs que cre¨® el mes pasado la estatal Universidad del Centro de la Provincia de Buenos Aires (Unicen) en Tandil, una localidad serrana de 110.000 habitantes, situada a 370 kil¨®metros al sur de la capital argentina.
En un a?o en que la universidad p¨²blica ha sufrido un nuevo recorte presupuestario, la Unicen firm¨® en marzo un convenio con la empresa local Idea Factory Software (IFS) para que instale en su campus un centro que genere productos inform¨¢ticos para la exportaci¨®n. Argentina vendi¨® el a?o pasado al exterior 12,5 millones de euros en software, lejos de los 9.500 millones exportados por India. Sin embargo, el presidente de IFS, Ernesto Krawchik, sue?a con que su pa¨ªs se convierta en cinco a?os en el principal competidor de los indios. Cuenta con dos argumentos: la buena capacitaci¨®n de los t¨¦cnicos locales y los precios baratos que Argentina ha comenzado a ofrecer desde que devalu¨® su moneda en 2002.
Hace dos a?os, N¨¦stor Auza asumi¨® el rectorado de Unicen con el objetivo de acercar la instituci¨®n a las demandas sociales y econ¨®micas de la regi¨®n agr¨ªcola en la que est¨¢ instalada. Esta universidad cuenta con 13.000 estudiantes distribuidos en tres ciudades (Tandil, Olavaria y Azul) y con un presupuesto de 9,9 millones de euros anuales, cuyo 80% se destina a las n¨®minas. El rector acerc¨® las facultades de ciencias exactas, veterinaria e ingenier¨ªa a las necesidades del sector privado. As¨ª surgi¨® la idea de desarrollar un cluster (conglomerado de empresas) que aprovechara los conocimientos de los graduados en ingenier¨ªa de sistemas. "No pretendemos ser el MIT, pero en este momento existe una oportunidad de negocios para el software argentino", opina Auza, que primero negoci¨® sin ¨¦xito con la norteamericana Oracle. "Las empresas necesitan nutrirse de nuestra investigaci¨®n, y nuestros investigadores pueden volcarse en beneficio de la econom¨ªa y la sociedad".
IFS, filial del grupo argentino de tecnolog¨ªa y telecomunicaciones BGH, comprendi¨® esa ecuaci¨®n y eligi¨® a la Unicen entre otras universidades p¨²blicas por la pericia de sus alumnos y el ambiente buc¨®lico que ofrece su campus, seg¨²n afirma Krawchik. La idea del centro tecnol¨®gico, que comenzar¨¢ a operar este mes, tambi¨¦n surgi¨® ante la constante emigraci¨®n de graduados de la universidad. Muchos de sus ingenieros en sistemas viajan a Estados Unidos para cursar un master o un doctorado y terminan qued¨¢ndose a trabajar all¨ª. "Hacemos un esfuerzo econ¨®mico para educar gente que despu¨¦s se va", lamenta el rector de la Universidad del Centro, que es gratuita.
En las oficinas de IFS en Tandil se desempe?ar¨¢n 10 ingenieros de la Unicen, pero otros 1.000 estar¨¢n disponibles en un banco de datos para responder a la demanda. En todos los cluster del mundo los programadores suelen trabajar del mismo modo. La empresa invertir¨¢ en un principio 625.000 euros. Pese a los ajustes de gastos, el Estado y la provincia de Buenos Aires -la m¨¢s grande y rica del pa¨ªs- aportar¨¢n 178.000 para mejorar la conexi¨®n a Internet, v¨ªa por la que viajar¨¢ la informaci¨®n y los productos hechos en Tandil. La universidad, mientras tanto, est¨¢ dialogando con otras tres empresas de software para que se sumen a este Sillicon Valley argentino.
"No todas las universidades p¨²blicas est¨¢n en crisis", se enorgullece Auza. "El Estado no nos puede seguir dando el mismo presupuesto si no reacomodamos nuestros objetivos", declara este rector. Auza prefiere criticar la gesti¨®n de Carlos Menem (1989-1999): "En los noventa, Argentina se vio sobrepasada por la globalizaci¨®n. Nos quedamos sin industria y sin iniciativas propias, pero tenemos el conocimiento tecnol¨®gico, que es clave para generar alternativas y organizar un sistema productivo".
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