La compraventa de Madrid
?Puede operar un sistema democr¨¢tico si, una vez conocidos unos resultados electorales, hay personas con enormes medios econ¨®micos que deciden invertir la cantidad que sea necesaria en corregirlos y si todos los partidos no rechazan esa inversi¨®n como inaceptable?
Este es el interrogante al que la sociedad espa?ola en su conjunto tiene que dar respuesta. La responsabilidad del PSOE es obvia y sin una reacci¨®n ejemplar por parte de su direcci¨®n, por muy dolorosa que sea, no va a poder dirigirse a los ciudadanos con credibilidad. Pero el problema que tiene la direcci¨®n socialista no debe de hacernos perder de vista el problema general, que es mucho m¨¢s importante.
?Es admisible que se pueda comprar el Gobierno de la Comunidad de Madrid? ?Es admisible que alg¨²n partido pueda dar por buena, por acci¨®n u omisi¨®n, esa compra? ?Es admisible que se les diga a los ciudadanos que, puesto que no han votado bien el 25 de mayo, tienen que volver a hacerlo en oto?o? Repetir las elecciones, ?no es una manera de dar por buena la compra?
Esto es lo que est¨¢ en juego. El ataque que supone al sistema pol¨ªtico espa?ol la compra de los dos diputados auton¨®micos socialistas es el peor de los que puedan imaginarse. Mucho peor que el terrorismo. Si esta compra acaba siendo dada por buena, no habr¨¢ forma de evitar la repetici¨®n o la amenaza de repetici¨®n, que pol¨ªticamente es lo mismo, de pr¨¢cticas de este tipo en el futuro. Montesquieu dec¨ªa que la libertad es la sensaci¨®n que cada uno tiene de su propia seguridad. No la seguridad, sino la sensaci¨®n de seguridad. Pues lo mismo ocurre con la democracia. La sensaci¨®n del ciudadano de que es mediante su voto como se constituye el Gobierno es lo que hace que la democracia sea posible. Si los ciudadanos no tenemos esa sensaci¨®n, el fundamento del sistema democr¨¢tico se viene abajo.
Y es as¨ª, porque se trata de una amenaza frente a la cual ninguna sociedad puede defenderse, si no es con la actuaci¨®n solidaria de todos los partidos pol¨ªticos. Es imposible hacer listas de miles de personas completamente incorruptibles. ?nicamente si se deja claro que ninguna operaci¨®n de esa naturaleza ser¨¢ aceptada por ning¨²n partido y que, en consecuencia, no podr¨¢ surtir efectos en ning¨²n caso podremos cortar de ra¨ªz el problema. Si as¨ª no se hace, el problema podr¨¢ reaparecer en cualquier momento y reaparecer¨¢ cuando la ocasi¨®n lo requiera.
Si la inversi¨®n de la compra de los dos diputados auton¨®micos socialistas es rentable, ?qu¨¦ es lo que podr¨¢ impedir que se vuelva a repetir cuando sea necesario; esto es, cuando el volumen del negocio sea lo suficientemente atractivo?
Un desaf¨ªo de esta naturaleza al Estado democr¨¢tico exige una respuesta ¨²nica e inequ¨ªvoca por el conjunto de los partidos pol¨ªticos. Es un problema que ha surgido en el seno del Partido Socialista, pero no es un problema del Partido Socialista. Es un problema para el Partido Socialista, pero no exclusivamente suyo. Nos afecta a todos. El PSOE pagar¨¢ sin duda muy caro el error cometido. Pero si los dos parlamentarios auton¨®micos siguen manteni¨¦ndose en sus esca?os, lo acabaremos pagando todos.
La competici¨®n en todos los sistemas pol¨ªticos democr¨¢ticos es muy fuerte y el juego no siempre es todo lo limpio que deber¨ªa ser. Pero hay l¨ªmites. No se puede aceptar una conducta que ponga en cuesti¨®n el sentido de pertenencia de todos los partidos al mismo sistema pol¨ªtico. Sin dicho sentido de pertenencia ninguna democracia puede operar de manera estable. Esto es lo que la compra de Madrid pone en cuesti¨®n. Darla por buena supone romper la solidaridad invisible pero indispensable para que una democracia funcione.
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