A ver si nos enteramos...
En la pol¨¦mica que se viene produciendo en torno a la responsabilidad pol¨ªtica de la directora del Instituto de la Mujer por haber encargado personalmente, seg¨²n declaraciones del autor, y en su calidad de propietaria de la editorial El Cobre, un libro titulado Todas putas que, entre otros relatos, incluye alguno que representa una aut¨¦ntica apolog¨ªa de la violaci¨®n de una menor (tambi¨¦n el autor as¨ª lo proclama en distintas entrevistas en radio y prensa), queremos hacer algunas puntualizaciones:
Jam¨¢s hemos situado nuestra cr¨ªtica en el ¨¢mbito de la literatura, ni de la creaci¨®n. Desde esa perspectiva, en efecto, tan libre es do?a Myriam Tey de fomentar literatura de esa calidad como cualquier hijo de vecino lo es de criticarla o denostarla.
Pero no hablamos de literatura porque entonces, seguramente, no habr¨ªa pol¨¦mica y ni Vargas Llosa ni el acad¨¦mico Mu?oz Molina, ni siquiera Juan Manuel de Prada o el mism¨ªsimo Campmany habr¨ªan escrito ni una sola l¨ªnea sobre Migoya y su libro que habr¨ªa pasado desapercibido.
Nosotras hablamos de una razonable incompatibilidad entre el hecho de ser la encargada por el Consejo de Ministros de la defensa de los derechos y de la dignidad de las mujeres, y a la vez, ser responsable, como editora, de un libro cuyo contenido ha sido considerado vejatorio para las mujeres por parte de muchas personas (incluidos una gran parte de los trabajadores y las trabajadoras del propio Instituto de la Mujer, las directoras generales de todos los organismos de igualdad de las comunidades aut¨®nomas -excepto las gobernadas por el Partido Popular-, los grupos pol¨ªticos de la izquierda parlamentaria, la mayor¨ªa de las organizaciones de mujeres y algunos periodistas y escritores tan respetables como Carlos Llamas, Marta Robles o Juan Jos¨¦ Mill¨¢s).
Para hacernos entender tal vez debamos salir del "mundo de las mujeres", desgraciadamente cargado de prejuicios, y poner alg¨²n ejemplo ilustrativo de nuestro argumento. ?Podr¨ªa ser director general de Medio Ambiente el propietario de una industria altamente contaminante? ?Ser¨ªa cre¨ªble como responsable de la pol¨ªtica del menor un productor de cine porno? Y finalmente, ?cu¨¢nto tiempo hubiera durado en su cargo un director general del Ministerio del Interior, due?o de una editorial, que hubiera encargado un relato ("de ficci¨®n") reivindicando el buen nombre de los terroristas de ETA?
La responsabilidad p¨²blica debe conllevar, entre otras obligaciones, la de mantener, en la esfera privada, un compromiso ¨¦tico reconocible por la ciudadan¨ªa.
No es cre¨ªble do?a Myriam Tey como m¨¢xima responsable, por ejemplo, del observatorio que vigila la no discriminaci¨®n de las mujeres en la publicidad. ?Se defender¨ªa con tanta energ¨ªa un anuncio en el que aparecieran las mismas im¨¢genes que Todas putas describe (l¨¦ase la violaci¨®n de una ni?a de cinco a?os)? ?Actuar¨ªa do?a Myriam Tey contra la empresa anunciante?
De la misma manera que no interpretamos que Mario Vargas Llosa, al defender el derecho a la libertad de expresi¨®n del autor de Todas putas, est¨¦ avalando la calidad literaria de la obra, no se deber¨ªa confundir nuestra cr¨ªtica a la actuaci¨®n de la directora del Instituto de la Mujer con una voluntad de censura a la creaci¨®n literaria con independencia de la opini¨®n que nos merezca el libro.
En otra ocasi¨®n podemos discutir hasta qu¨¦ punto algunas obras han incidido e inciden en la cultura y la tradici¨®n que se empe?a en mantener a las mujeres en un lugar oscuro de subordinaci¨®n y miedo. Pero hoy no habl¨¢bamos de literatura, sino de credibilidad,de defensa del buen nombre de una instituci¨®n a la que tanto debemos las mujeres espa?olas. La segunda edici¨®n de Todas putas -aparecida estos d¨ªas-
pone de manifiesto el escaso valor que la se?ora Tey concede al organismo que representa. El c¨ªrculo maldito de amenazas, vejaciones, violencia y muerte que muchas mujeres sufren a diario s¨®lo se podr¨¢ resolver si las mujeres sienten confianza en las instituciones que deben ampararlas, reconociendo en sus responsables un claro compromiso con la defensa de su dignidad.
Do?a Myriam Tey debe dimitir para poder seguir vendiendo libros sin emponzo?ar su responsabilidad en el Gobierno.
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