La muda, el locuaz y el ostracismo

Lo sucedido con los dos diputados socialistas de la Comunidad de Madrid introduce una variante: una faz p¨¦trea puede tambi¨¦n ser un sustitutivo ¨²til a la mudez. Si ya es inconcebible no dar explicaciones cuando est¨¢n en juego el voto, los dineros y los destinos de millones de seres, el diputado locuaz ha conseguido una declaraci¨®n inscribible en el Guinness por la radical incapacidad para convencer a nadie de sus afirmaciones. Cabe decir m¨¢s: en sus propios ojos era patente que ¨¦l mismo no cre¨ªa las palabras que pronunciaba.

El lector de novela negra sabe tambi¨¦n que el incidente inicial intrascendente da luego lugar a una espesa intriga en que se arraciman los recovecos que Marlowe acaba por desenredar. Pero la vida en ocasiones no es tan complicada como en las novelas de Chandler. Ahora se han cubierto p¨¢ginas y p¨¢ginas en los diarios dedicadas a supuestas conspiraciones urban¨ªsticas o a perversos intereses econ¨®micos. Es posible que as¨ª sea y que haya que recurrir con urgencia a Marlowe para investigarlos. Pero resulta tambi¨¦n cre¨ªble que la explicaci¨®n sea m¨¢s simple: el famoso "calent¨®n" de un diputado que no llega a tener satisfechas sus ambiciones y que acaba por suicidarse y matar a los suyos para convencerles de que eran leg¨ªtimas.

Lo importante es que lo sucedido revela un nivel de calidad de nuestra democracia francamente mejorable, porque junto a esos diputados hemos tenido directores generales dedicados a pescar subvenciones ileg¨ªtimas al mismo tiempo que las administraban. Lo que eso revela es la existencia de una clase pol¨ªtica a la que poco le importan los ciudadanos.

Pero hay tambi¨¦n otro procedimiento en algunas democracias que pod¨ªa haber sido ¨²til en este caso. La revocaci¨®n o recall la inventaron los griegos con el nombre de "ostracismo", existe hoy en Suiza y varios Estados norteamericanos y permite despojar de su puesto a quien se haya convertido en indigno. De esta manera no se convierte el mandato del diputado en imperativo o dependiente por completo del partido, no hay que recurrir a una nueva y costosa elecci¨®n y no se prescinde de la legitimidad de la previa. El solo hecho de que exista la revocaci¨®n disuadir¨ªa el espect¨¢culo chocante de estos d¨ªas para el que no se adivina soluci¨®n buena. Lo peor no es que lo sucedido -por una imagen de impericia y de ignorancia acerca de con qui¨¦n se est¨¢- deteriore seriamente el programa renovador de Zapatero. Lo p¨¦simo es que lo que estamos viviendo puede repetirse de nuevo en este partido o en otro. Y, en frase otra vez del detective Marlowe, la presencia de esa clase de carotas, mudos o demasiado locuaces debe ser evitada en pol¨ªtica como "las cebollitas para c¨®ctel en un banana split".