La Europa que tendremos
Europa dispone ya de un proyecto de Constituci¨®n, de una Carta Magna cuya sola existencia supone el mayor paso dado por los europeos hacia una so?ada uni¨®n pol¨ªtica del continente. Es el saldo de 15 meses de trabajo de la Convenci¨®n sobre el Futuro de Europa, que ha presidido el franc¨¦s Val¨¦ry Giscard d'Estaing. Pero sobre todo es el complejo resultado de arduos debates de federalistas contra defensores del Estado-naci¨®n, pa¨ªses grandes y peque?os, euroesc¨¦pticos o atlantistas contra europe¨ªstas, bur¨®cratas contra ciudadanos y hasta naciones ricas contra desfavorecidas. Los grandes, los Estados, los Gobiernos, se han llevado el gato al agua, pero han tenido que ceder bastante en el camino. Como desde su nacimiento, el gran proyecto de Europa avanza, aunque sea poco a poco y en permanente guerra de guerrillas.
El proyecto de Constituci¨®n de Europa, redactado por la Convenci¨®n, supone el mayor paso dado por los europeos hacia su so?ada uni¨®n pol¨ªtica
Los grandes -los Estados, los Gobiernos- se han llevado el gato al agua, pero han tenido que ceder bastante en el camino
Los pa¨ªses medio-grandes, como Espa?a y Polonia, pierden buena parte del poder que hab¨ªan logrado en Niza, en una aparente venganza franco-alemana
El gran logro de los grandes es que las decisiones en el Consejo se tomar¨¢n por una mayor¨ªa de Estados que representen el 60% de la poblaci¨®n
El derecho de veto seguir¨¢ vigente en pol¨ªtica exterior y defensa, fiscalidad o seguridad social, salvo en contad¨ªsimas ocasiones, para satisfacci¨®n del Reino Unido
Pr¨¢cticamente ning¨²n avance en pol¨ªtica econ¨®mica, porque el texto se limita a apostar por la "coordinaci¨®n" en pol¨ªticas de empleo y sociales
El reto hab¨ªa empezado a fraguarse en diciembre de 2000, al t¨¦rmino de la frustrante cumbre de Niza. All¨ª se hab¨ªan reunido los l¨ªderes europeos de los Quince para reformar el funcionamiento de la UE con dos objetivos. De un lado, pactar un nuevo reparto de poder para una Uni¨®n con 25 Estados o m¨¢s porque las reglas vigentes hab¨ªan sido ¨²tiles para una Europa con seis socios o 15, pero ya no val¨ªan para un club que acoger¨¢ en mayo del a?o que viene a 10 nuevos socios y, en el futuro, a cinco o seis m¨¢s. De otro, federalistas y europe¨ªstas quer¨ªan aprovechar el momento para avanzar en la uni¨®n pol¨ªtica, con nuevas cesiones de soberan¨ªa de los Estados, como ¨²nica f¨®rmula para gestionar ordenadamente un proyecto com¨²n que ya ten¨ªa a las puertas ni m¨¢s ni menos que una moneda ¨²nica.
Ambos objetivos resultaron frustrantes para todos. Por tanto, ya en Niza, y por imposici¨®n del canciller alem¨¢n, Gerhard Schr?der, los Quince pactaron repetir el ejercicio. Pero esta vez ya no quedar¨ªa s¨®lo en manos de los Gobiernos: antes del visto final de los Estados, el proyecto lo redactar¨ªa un foro que decidir¨ªa todo por consenso, una asamblea, la Convenci¨®n, formada por 105 hombres y mujeres que representan a los Gobiernos, los Parlamentos nacionales, la Euroc¨¢mara y la Comisi¨®n. Estos "padres de la Constituci¨®n Europea" han concluido su trabajo y Giscard lo presentar¨¢ a los l¨ªderes de los Quince el pr¨®ximo viernes en Sal¨®nica (Grecia).
Cuatro conclusiones
Aparte del ¨¦xito que ya supone haber concluido un proyecto de Constituci¨®n, de su contenido se extraen cuatro conclusiones generales sostenidas mayoritariamente: los grandes pa¨ªses, con Alemania a la cabeza, son los grandes ganadores porque aumentan su poder frente a los peque?os y mantienen bajo su control las ¨¢reas m¨¢s sensibles, como la pol¨ªtica exterior; los Estados, representados en el Consejo de Ministros, aumentan su peso frente a las dem¨¢s instituciones, incluida la Comisi¨®n, que simplemente mantiene su peso actual; el Parlamento Europeo, en un intento por democratizar la vida diaria de la Uni¨®n, multiplica el n¨²mero de materias en las que colegislar¨¢ con el Consejo; y los pa¨ªses medio-grandes, como Espa?a y Polonia, pierden buena parte del poder que hab¨ªan logrado en Niza en una aparente venganza franco-alemana tras la grave crisis de la UE a cuenta de Irak.
El proyecto consta de cuatro partes, pero es en la primera, la menos compleja y farragosa compuesta por 59 art¨ªculos y dos protocolos, donde se recoge el contenido global de la Constituci¨®n, su coraz¨®n: objetivos de la Uni¨®n, derechos de la ciudadan¨ªa, competencias exclusivas o compartidas de la UE, composici¨®n y cargos en las instituciones, f¨®rmulas de votaci¨®n al tomar decisiones, sistema para abandonar la Uni¨®n, cl¨¢usula de solidaridad...
Esta Constituci¨®n nace "de la voluntad de los ciudadanos y de los Estados" (art¨ªculo primero), y no "de los pueblos y los Estados" como dec¨ªa el borrador inicial que repet¨ªa la terminolog¨ªa usada hasta ahora, para alegr¨ªa de nacionalistas y federalistas. Por ello, las competencias que ceden los Estados a la Uni¨®n se ejercer¨¢n "de modo comunitario", y no "seg¨²n el modelo federal", un t¨¦rmino que hicieron desaparecer Peter Hain y Alfonso Dastis, los representantes de los Gobiernos de Londres y Madrid, que han actuado en coalici¨®n en todo el proceso.
En el particular pulso entre Estados y la propia Uni¨®n, y una vez dejado claro que el poder de la Uni¨®n viene "de los Estados", la Constituci¨®n aclara por vez primera (art¨ªculo 11 y siguientes) cu¨¢les son las "competencias exclusivas" de la UE: la pol¨ªtica comercial com¨²n, la pol¨ªtica monetaria en la zona euro, la uni¨®n aduanera, la pol¨ªtica de la competencia y la conservaci¨®n de los recursos marinos. Pero hay tambi¨¦n "competencias compartidas": mercado interior, agricultura, justicia e interior, y "de apoyo": cultura, industria, educaci¨®n.
Perdida por los federalistas -"han fracasado los que quer¨ªan un superestado europeo", en palabras del brit¨¢nico Hain-, la dura batalla por las instituciones la salda el proyecto constitucional a favor de los grandes en casi todos sus extremos. De entrada, la Constituci¨®n pone fin a las presidencias semestrales porque consagra (art¨ªculo 21) la nueva figura de un presidente del Consejo Europeo (conjunto de l¨ªderes m¨¢ximos), pese al rechazo que provoc¨® entre los federalistas, los pa¨ªses peque?os y, sobre todo, en la Comisi¨®n, cuyo presidente, Romano Prodi, sigue pensando, con raz¨®n, que "habr¨¢ competencia entre los dos presidentes".
Ese nuevo presidente ser¨¢ elegido por los l¨ªderes para un mandato de dos a?os y medio, prorrogable una sola vez. Preparar¨¢ y presidir¨¢ las cumbres, aunque no votar¨¢, se centrar¨¢ en lograr consensos entre los l¨ªderes y representar¨¢ a la Uni¨®n ante jefes de Estado o de Gobierno. Francia, el Reino Unido y Espa?a han sido los m¨¢ximos defensores de esta figura, a trav¨¦s de la cual los Gobiernos tendr¨¢n m¨¢s influencia sobre la Comisi¨®n. Fue uno de los escasos puntos en los que a rega?adientes cedi¨® Alemania, el gran ganador de este proyecto al que no le gustaba ese presidente estable.
Pero el gran logro de los grandes se refleja en el art¨ªculo 24, seg¨²n el cual las decisiones en el Consejo (consejos de ministros de la Uni¨®n) se tomar¨¢n por una mayor¨ªa de Estados que representen al menos a dos tercios de la poblaci¨®n (el 60%). As¨ª se traducir¨¢ el concepto de mayor¨ªa cualificada en la UE. "Es una f¨®rmula f¨¢cil y sencilla", alega Giscard, el inventor de la propuesta. S¨ª, pero es la primera vez en la que en esta uni¨®n "de ciudadanos y Estados" se tendr¨¢ en cuenta a la hora de votar el peso directo de la demograf¨ªa en un club en el que hay pa¨ªses desde 82 millones de habitantes (Alemania, con el 17% de la poblaci¨®n total de la UE ampliada) hasta 430.000 (como Luxemburgo) o 380.00 (Malta, cuando entre el a?o que viene).
Con el nuevo sistema, los votos de Alemania supondr¨¢n el 17% del total de la Uni¨®n (en Niza, con 29 votos, era el 8,41%), a buena distancia del Reino Unido (12,3%), Francia (12,3%) e Italia (12%), que en Niza se quedaron con los mismos 29 votos que Alemania. Espa?a logr¨® en Niza 27 votos, y, gracias a ellos, pod¨ªa lograr con facilidad minor¨ªas de bloqueo frente a los grandes. Por ejemplo, con Polonia (38,6 millones) y seis o siete medianos y peque?os. Con el nuevo sistema le ser¨¢ casi imposible porque 19 de los 27 pa¨ªses que tendr¨¢ la Uni¨®n a partir de 2007 tienen menos de 11 millones de habitantes. El peso de todos ellos ser¨¢ muy escaso porque no podr¨¢n sumar a sus tesis un n¨²mero de Estados que representen al 40% de la poblaci¨®n de la UE para poder bloquear un pacto de los grandes que girar¨¢ en torno a la apisonadora franco-alemana. Por eso el Gobierno espa?ol no acepta el sistema y mantendr¨¢ su posici¨®n hasta el ¨²ltimo minuto.
A¨²n es m¨¢s importante el efecto crucial que supone esa f¨®rmula en la radical ruptura de un principio sagrado sobre el que se fund¨® el proyecto europeo: el equilibrio de poder entre Alemania y Francia. Aunque ya en Niza qued¨® m¨ªnimamente erosionado (un pa¨ªs pod¨ªa comprobar que una decisi¨®n estaba avalada por el 62% de la poblaci¨®n), ese equilibrio salta ahora por los aires definitivamente y Francia lo acepta. Por primera vez en la Uni¨®n, queda reflejada en sus t¨¦rminos la Alemania unificada, superando para el futuro el estigma de la II Guerra Mundial. Ha sido el gran triunfo de Joschka Fischer, el superministro verde alem¨¢n y uno de los elementos m¨¢s activos de la Convenci¨®n.
L¨ªmites al derecho de veto
Semejante cambio en las votaciones en el Consejo tendr¨¢ sus obvias consecuencias en otro aspecto de la Constituci¨®n Europea que supone el mayor avance con respecto a la situaci¨®n actual: se incrementa de 34 a 70 el n¨²mero de materias en las que los Gobiernos no podr¨¢n utilizar el derecho al veto, la principal r¨¦mora en el proceso de construcci¨®n europea a la que se agarran los Estados para impedir acuerdos que no desean. Las decisiones sobre inmigraci¨®n, control de fronteras, pol¨ªtica agr¨ªcola com¨²n (PAC), fondos regionales (a partir de 2013), colaboraci¨®n judicial y policial o la adopci¨®n de nuevas reglas financieras ser¨¢n decididas por mayor¨ªa cualificada, y no por unanimidad. La Comisi¨®n y la Euroc¨¢mara a¨²n quer¨ªan ir m¨¢s lejos, pero el recurso al veto seguir¨¢ presente en aspectos sensibles para Londres, entre otros, como la pol¨ªtica exterior y la fiscalidad.
La trascendencia de ese avance reside en que, a la hora de legislar, toda materia aprobada por el sistema de mayor¨ªa cualificada debe pasar el control del Parlamento Europeo, que por esa v¨ªa ve aumentar su poder de forma muy considerable y, de paso, "se democratiza m¨¢s la vida de la Uni¨®n", como se?ala ??igo M¨¦ndez de Vigo, el l¨ªder de la Euroc¨¢mara en la Convenci¨®n. S¨®lo la PAC y los fondos regionales europeos suponen ya m¨¢s del 80% del presupuesto anual de la UE, y dejar esos asuntos en manos de la Euroc¨¢mara horripila a m¨¢s de un Gobierno, empezando por el franc¨¦s.
En ese intento democratizador, la Constituci¨®n crea el Consejo Legislativo (art¨ªculo 23), en contra del deseo de Londres, Madrid y Dubl¨ªn. A modo de segunda c¨¢mara al estilo federal, ser¨¢ el ¨²nico con capacidad de legislar, cuando hoy lo hacen todos los dem¨¢s: los consejos de Agricultura, Transportes, Econom¨ªa y Finanzas... Todo proyecto legal pasar¨¢ por ese Consejo, que se fusiona con el de Asuntos Generales, encargado de preparar las cumbres. En la faceta legisladora, sus sesiones ser¨¢n abiertas al p¨²blico, y, por tanto, ser¨¢ difundida la posici¨®n de cada pa¨ªs en los debates y, lo que es m¨¢s importante, su voto final.
Pero el derecho al veto seguir¨¢ vigente en pol¨ªtica exterior (art¨ªculo 15) y defensa, fiscalidad o seguridad social, salvo en contad¨ªsimas ocasiones para satisfacci¨®n del Reino Unido, que hab¨ªa puesto la l¨ªnea roja precisamente en esos puntos. Por el contrario, ni Giscard ni los 12 miembros del Pres¨ªdium, el ¨®rgano que realmente ha redactado el texto, han cedido ante Londres y han incluido en la Constituci¨®n la figura del ministro europeo de Asuntos Exteriores (art¨ªculo 27). Lo nombrar¨¢n los l¨ªderes europeos, presidir¨¢ el Consejo de Asuntos Exteriores, tendr¨¢ derecho a presentar propuestas y representar¨¢ a la Uni¨®n en las relaciones con ministros de Exteriores de terceros pa¨ªses.
Este ministro europeo "conducir¨¢" y "ejecutar¨¢", en este caso junto con los Estados (art¨ªculo 39), la pol¨ªtica exterior y de seguridad com¨²n (PESC), pero siempre bajo las l¨ªneas que marque el Consejo Europeo, o sea, los l¨ªderes. Depender¨¢, por tanto, de los Gobiernos, pero a la vez ser¨¢ vicepresidente de la Comisi¨®n en una funci¨®n con doble sombrero que muchos temen que sea de imposible encaje. Ha sido la concesi¨®n a la Comisi¨®n porque asumir¨¢ las competencias actuales de Javier Solana, Alto Representante en el Consejo (en s¨ªntesis, diplomacia), y de Chris Patten, comisario de Exteriores (ayuda exterior).
Los socios de la UE "apoyar¨¢n activamente y sin reservas" la pol¨ªtica exterior com¨²n y "se abstendr¨¢n de toda acci¨®n contraria a los intereses de la Uni¨®n" (art¨ªculo 15). Haber incluido estas aseveraciones en plena crisis de Irak, la m¨¢s grave en la historia de la UE, indica el deseo de los Gobiernos de no caer de nuevo en el espect¨¢culo de las divisiones p¨²blicas. Pero la coincidencia con esa crisis ha frenado tambi¨¦n algunos ¨ªmpetus en la materia de alemanes y franceses, que llevaron a la Convenci¨®n a sus primeros espadas: los ministros Joschka Fischer, aspirante a ministro europeo de Exteriores, y Dominique de Villepin. Fischer se siente "insatisfecho" porque, por los escasos avances en pol¨ªtica exterior, "un solo pa¨ªs podr¨¢ bloquear una decisi¨®n", se queja con motivo.
La Pol¨ªtica de Seguridad y Defensa (PESD) "forma parte integrante de la Pol¨ªtica Exterior y de Seguridad Com¨²n" (art¨ªculo 40) y "ofrecer¨¢ a la Uni¨®n una capacidad operativa basada en medios civiles y militares", algo que propugnan hasta sus ¨²ltimas consecuencias Francia y Alemania, pero con menos ¨ªmpetu el Reino Unido. Pero el objetivo de alcanzar una defensa com¨²n est¨¢ a¨²n muy lejos -cuando "el Consejo lo decida por unanimidad"-, y por eso el proyecto constitucional marca tres fases iniciales: la Uni¨®n fijar¨¢ unos objetivos estrat¨¦gicos y un listado de potenciales amenazas; los Estados firmar¨¢n una Cl¨¢usula de Solidaridad (art¨ªculo 42) por la que todos se comprometen a acudir, incluso con medios militares, en ayuda del que, "a petici¨®n de sus autoridades pol¨ªticas", haya sufrido un ataque terrorista o una cat¨¢strofe natural; los pa¨ªses que lo deseen (un m¨ªnimo de ocho) podr¨¢n ir m¨¢s lejos para crear un embri¨®n de defensa com¨²n (art¨ªculo 43) y hasta podr¨¢n firmar una cl¨¢usula de defensa mutua.
La Cl¨¢usula de Solidaridad y la posibilidad de que fuerzas europeas act¨²en fuera de la UE ante la amenaza terrorista supone de hecho introducir por primera vez el problema del terrorismo en la pol¨ªtica exterior de la Uni¨®n. Pero cualquiera de estas iniciativas "respetar¨¢" las obligaciones de algunos Estados con la OTAN, y se realizar¨¢n "en cooperaci¨®n estrecha con la OTAN", como se dice en la primera y tercera parte de la Constituci¨®n para cumplir con las exigencias del Reino Unido, Espa?a y los pa¨ªses candidatos de no deteriorar ni un ¨¢pice las relaciones con Washington y alejar cualquier intento de crear una defensa europea aut¨®noma.
Sin embargo, es en defensa donde la Constituci¨®n abre las puertas a que un n¨²cleo de pa¨ªses, sin duda liderados por Par¨ªs y Berl¨ªn, vayan m¨¢s lejos y constituyan una avanzadilla. Y lo har¨¢n, como amenaz¨® De Villepin, pese a quien pese: "?Haremos Europa todos juntos en un espacio com¨²n, o deben algunos tomar la iniciativa y la responsabilidad de abrir camino? De una u otra forma, os digo que Europa avanzar¨¢". Al menos en Defensa, esa avanzadilla s¨®lo ser¨¢ cre¨ªble si cuenta con el Reino Unido, la principal potencia militar en Europa.
Pr¨¢cticamente ning¨²n avance se produce en Pol¨ªtica Econ¨®mica, (art¨ªculo 14) porque el texto se limita a apostar por "la coordinaci¨®n" en pol¨ªticas econ¨®micas, de empleo y sociales, que pr¨¢cticamente en su totalidad quedan en manos de los Estados con ese simple compromiso de coordinarse. Eso s¨ª, por vez primera se cita en un texto de este nivel al Consejo de Ministros de Finanzas de la zona euro (Eurogrupo), cuyo presidente ser¨¢ elegido entre los ministros para un mandato de dos a?os: se abre la puerta a M¨ªster Euro.
Pese a los perjuicios que encierra buena parte del texto para los pa¨ªses peque?os y los candidatos, tambi¨¦n ellos lo han aceptado gracias a una concesi¨®n de ¨²ltima hora. Una vez comprobado que su peso se ver¨ªa reducido tanto en el Consejo como en el Parlamento por su escasa poblaci¨®n, exigieron a toda costa no perder terreno en la Comisi¨®n Europea, la instituci¨®n encargada de defender el inter¨¦s com¨²n, no el de los Gobiernos, y que siempre se ha distinguido por cuidar a los peque?os, que s¨®lo a trav¨¦s del Ejecutivo comunitario pueden hacer frente al dominio que ejercen los grandes en las dem¨¢s instituciones. En la Comisi¨®n, que conserva el derecho exclusivo para proponer nuevas leyes y en la que se adoptan las decisiones por mayor¨ªa, hay ahora un comisario por pa¨ªs (los cinco grandes, incluida Espa?a, tienen dos). En Niza se pact¨® que habr¨ªa s¨®lo uno por pa¨ªs hasta llegar a 27 (en 2007 habr¨¢ 27 socios), momento en que habr¨ªa menos comisarios que pa¨ªses.
El proyecto constitucional inicial se?alaba que habr¨¢ s¨®lo 15 comisarios con derecho a voto y otros delegados. "Un colegio de castrados", lo define el portavoz de Prodi. Los peque?os siempre sospecharon, con l¨®gica, que a ellos les tocar¨ªa ocupar esos puestos delegados y que los grandes copar¨ªan las carteras ejecutivas. El proyecto final se?ala que ambos clases de puestos se ocupar¨¢n de forma "rotatoria, equitativa e igualitaria". Ah¨ª se acabaron los problemas de los peque?os, que, de paso, dejaron de apoyar a Espa?a en su af¨¢n por torpedear el nuevo sistema de voto en el Consejo. As¨ª, Espa?a se qued¨® pr¨¢cticamente sola, con el ¨²nico apoyo t¨¢ctico del Reino Unido.
Otros aspectos destacados del proyecto constitucional son: la menci¨®n en el pre¨¢mbulo a la herencia religiosa en Europa sin citar expresamente al cristianismo, pese a las protestas de la Iglesia cat¨®lica; la creaci¨®n de un Fiscal Europeo para perseguir el fraude comunitario; la cl¨¢usula de suspensi¨®n de derechos a un Estado del club (art¨ªculo 58); la f¨®rmula para irse voluntariamente, como reclamaban los euroesc¨¦pticos (art¨ªculo 59); la declaraci¨®n de la inviolabilidad de las fronteras de los pa¨ªses, como exigieron los espa?oles del PP; el protocolo sobre los Parlamentos nacionales (un tercio de ellos podr¨¢ paralizar decisiones de la Comisi¨®n si se sienten lesionados), y la incorporaci¨®n de la Carta de Derechos Fundamentales de la UE como II Parte de la Constituci¨®n.
Nuevas y tortuosas pruebas
Pero el proyecto a¨²n tendr¨¢ que superar nuevas y tortuosas pruebas. Una vez que el Consejo Europeo de Sal¨®nica d¨¦ su visto bueno la semana pr¨®xima, el proyecto pasar¨¢ a manos de la Conferencia Intergubernamental (CIG) que los representantes de los Gobiernos formar¨¢n en oto?o con derecho a introducir cambios. El proyecto tendr¨¢ que ser aprobado ah¨ª por unanimidad, no ya por consenso como en la Convenci¨®n. Si todo va bien, la Constituci¨®n ser¨¢ aprobada formalmente en diciembre en Roma, con la UE bajo presidencia de Silvio Berlusconi.
Despu¨¦s, y a lo largo de un a?o o m¨¢s, tendr¨¢ que ser ratificada por todos los socios del club, incluidos los candidatos. En varios pa¨ªses, como Espa?a, habr¨¢ refer¨¦ndum. Bastar¨¢ con que uno rechace el texto para que no pueda entrar en vigor. Y si es as¨ª, no hay plan B, una vez eliminado un art¨ªculo inicial que preve¨ªa la salida del club de los d¨ªscolos. Sobre todo porque alguien pens¨® que el d¨ªscolo puede ser el Reino Unido a la vista de la furibunda campa?a de los tabloides contra el proyecto. O Francia, porque muchos franceses siempre han visto la ampliaci¨®n como una huida hacia delante que ahora puede ser torpedeada. O cualquiera de los 16 pa¨ªses medianos y peque?os cuyos Gobiernos difundieron el jueves su lista de agravios contra el proyecto de Constituci¨®n.
En el mejor de los casos, la Constituci¨®n entrar¨¢ en vigor cuando sea ratificada por todos, pero las reformas institucionales, el nuevo reparto de poder, s¨®lo se aplicar¨ªa en 2009. ?C¨®mo ser¨¢ entonces la UE? ?Qu¨¦ habr¨¢ pasado en el mundo para entonces? ?Estar¨¢ Turqu¨ªa (65 millones de habitantes) a punto de entrar en la UE y su peso demogr¨¢fico variar¨¢ todos los actuales c¨¢lculos? Nadie tiene las respuestas. La ¨²nica respuesta concreta hoy es que Europa ha decidido tener su propia Constituci¨®n. Y ¨¦sa es una buena noticia para los europeos.
Principales novedades del proyecto de Constituci¨®n europea
Presidente del Consejo Europeo
En lugar de las actuales presidencias semestrales rotatorias. Ser¨¢ elegido por los l¨ªderes para un mandato de dos a?os y medio, renovable s¨®lo una vez. Preparar¨¢ y presidir¨¢ las cumbres, buscar¨¢ el consenso entre los l¨ªderes y representar¨¢ a la Uni¨®n en el exterior ante jefes de Estado y Gobierno. No podr¨¢ ocupar un cargo institucional en su pa¨ªs.
Ministro europeo de Exteriores
Ser¨¢ el interlocutor de los ministros de Exteriores ante terceros pa¨ªses. Lo elegir¨¢n los l¨ªderes europeos. Presidir¨¢ el Consejo de Ministros de Exteriores y ser¨¢ vicepresidente de la Comisi¨®n. Ejecutar¨¢ la pol¨ªtica exterior y de defensa, pero bajo las directrices de los Gobiernos.
Fronteras inviolables
La Uni¨®n "respetar¨¢ las funciones esenciales del Estado, en particular las que tienen por objeto garantizar la integridad territorial del Estado". Texto introducido a petici¨®n espa?ola
Cl¨¢usula de solidaridad
Si un Estado sufre un atentado terrorista, la Uni¨®n movilizar¨¢ todos los medios de que disponga, incluidos los militares, para asistir al agredido incluso en su territorio a petici¨®n de sus autoridades pol¨ªticas. Se podr¨¢n usar esos medios para "prevenir el riesgo de terrorismo".
N¨²cleo de Defensa
Pa¨ªses con "elevadas capacidades militares" podr¨¢n formar un grupo aparte ("cooperaci¨®n estructurada") para avanzar m¨¢s hacia una defensa com¨²n. Si uno de ellos es atacado, los dem¨¢s acudir¨¢n en su ayuda.
Cl¨¢usula de salida
Cualquier Estado socio podr¨¢ abandonar el club tras negociar su salida. Inclusio a petici¨®n de los euroesc¨¦pticos.
F¨®rmula de voto
Las decisiones ser¨¢n v¨¢lidas cuando sean apoyadas por una mayor¨ªa de Estados que representen al menos al 60% de la poblaci¨®n. Beneficia sobre todo a Alemania (82 millones de habitantes) y perjudica a los medio-grandes, como Espa?a.
Recorte al veto
La cifra de materias en las que se tomar¨¢n decisiones sin poder recurrir al veto sube de 34 a 70. Permanece la unanimidad en pol¨ªtica exterior y fiscalidad.
Comisi¨®n restringida
Habr¨¢ s¨®lo 14 comisarios, y no uno por pa¨ªs. Los pa¨ªses peque?os se opon¨ªan, pero lo han aceptado porque las carteras se ocupar¨¢n de forma rotativa, equitativa e igualitaria entre todos los pa¨ªses.
El n¨²cleo duro de la Convenci¨®n
ONCE HOMBRES Y UNA MUJER componen el Pres¨ªdium, el n¨²cleo duro de la Convenci¨®n para el futuro de la UE, establecida en marzo de 2002, que acaba de alumbrar el proyecto de la primera Constituci¨®n para Europa. A la cabeza de ellos ha estado el ex presidente franc¨¦s Val¨¦ry Giscard d'Estaing. Como vicepresidentes, dos primeros ministros: el italiano Giuliano Amato y el belga Jean-Luc Dehaene. Los 12 son pol¨ªticos veteranos curtidos en sus respectivas pol¨ªticas nacionales y en la europea. La edad media de estos padres de la Constituci¨®n es de 56,8 a?os y casi todos ellos tienen amplia formaci¨®n jur¨ªdica. El mayor es Giscard (77 a?os), y el m¨¢s joven, el comisario europeo de Justicia e Interior, el portugu¨¦s Ant¨®nio Vitorino (46). Curiosamente, cinco no han nacido en los pa¨ªses a los que representan: hay un franc¨¦s y una inglesa nacidos en Alemania, un belga franc¨¦s, un espa?ol de Tetu¨¢n y un griego de Minnesota.
Los espa?oles han tenido un peso considerable. Tres han estado en el selecto grupo de los 12: ??igo M¨¦ndez de Vigo, eurodiputado del PP, y el diplom¨¢tico Alfonso Dastis, que tom¨® el relevo de Ana Palacio una vez que esta eurodiputada fue nombrada ministra de Exteriores y opt¨® por seguir las negociaciones como suplente en el Pres¨ªdium, lo que no le ha impedido que siguiera jugando un papel crucial, como han hecho otros ministros y pol¨ªticos de alto rango, como Joschka Fischer (Alemania), Dominique de Villepin (Francia), Yiorgos Papandreu (Grecia), Peter Hain (Reino Unido), Hans Martin Bury (Alemania), Pascale Andr¨¦ani (Francia), Danuta H¨¹bner (Polonia), Gijs de Vries (Holanda) y Lamberto Dini (Italia). Una cena semanal, organizada por M¨¦ndez de Vigo en Bruselas con estos seis ¨²ltimos y otros integrantes del Pres¨ªdium, ha conseguido limar asperezas e incluso forjar amistades entre los padres de la Constituci¨®n europea. Determinante, seg¨²n algunas fuentes, ha sido tambi¨¦n el papel del secretario general de la Convenci¨®n, el escoc¨¦s John Kerr.
Por parte espa?ola, aun sin formar parte del Pres¨ªdium, han desplegado una importante actividad diputados y eurodiputados del PP (Gabriel Cisneros y Alejandro Mu?oz Alonso) y del PSOE (Jos¨¦ Borrell, Diego L¨®pez Garrido y Carlos Carnero). Como observadores participaron, por el Comit¨¦ de las Regiones, primero, Eduardo Zaplana, hoy ministro de Trabajo, y despu¨¦s, Ram¨®n Mart¨ªnez, presidente de Murcia. Ambos pasaron sin pena ni gloria, dada su persistente ausencia de las reuniones.
Val¨¦ry Giscard d'Estaing
Nacido en Coblenza (Alemania), su estilo presidencialista ha creado tensiones, pero tambi¨¦n ha aportado autoridad a la Asamblea. Comenz¨® exigiendo un sueldo como el del presidente de la Comisi¨®n y un palacete para residir en Bruselas; prosigui¨® poniendo sobre la mesa propuestas escritas por ¨¦l mismo sin haber sido debatidas. Como presidente franc¨¦s (1974-1981), fue uno de los principales impulsores de instituciones como el Consejo Europeo. Fundador del conservador Partido Republicano. Su anta?o amigo Bokasa, ex emperador de Centro¨¢frica, empa?¨® su reinado al airear el regalo de 200 diamantes, lo que facilit¨® su derrota frente a Mitterrand. En 1989 logr¨® un esca?o de eurodiputado y redact¨® un informe a favor de una Constituci¨®n europea. "Hay que ir hacia la federaci¨®n continental". Los mandatarios de la UE le pusieron al frente de la Convenci¨®n en diciembre de 2001. Ten¨ªa en contra su avanzada edad (77 a?os) y la animadversi¨®n de algunos l¨ªderes europeos, incluido Chirac, que acab¨® apoy¨¢ndolo para alejarlo de la pol¨ªtica francesa.
Jean-Luc Dehaene
Este belga nacido en Francia (Montpellier, 1940) se introdujo desde muy temprano en la pol¨ªtica a trav¨¦s del partido democristiano flamenco. Primer ministro desde 1992 hasta 1999, perdi¨® la batalla por la reelecci¨®n debido a la mala gesti¨®n de su Gobierno en la crisis de las dioxinas. Su derrota electoral puso fin a 50 a?os de Gobierno democristiano, lo que no ha empa?ado la buena imagen que mantiene entre sus conciudadanos. Ha asesorado a la Comisi¨®n Europea actual y tambi¨¦n al primer ministro belga, el liberal Guy Verhofstadt, para preparar la Cumbre de Laeken, en la que ¨¦l mismo fue nombrado vicepresidente de la Convenci¨®n. Es un europe¨ªsta realista con la paciencia suficiente para acomodarse a los peque?os progresos con tal de avanzar. Es un aglutinador de ideas que siempre ha estado dispuesto a defender al Benelux. De risa estrepitosa y contagiosa, en B¨¦lgica se le conoce como el artificiero por su fama de buen negociador, capaz de desactivar cualquier conflicto por grave que sea. Ha sido la voz de la derecha en el triunvirato de la Convenci¨®n.
Giuliano Amato
Dos veces ministro en Italia y otras dos veces primer ministro (1992-1993 y 2000-2001), este turin¨¦s nacido en 1938 se inici¨® en la pol¨ªtica como asesor del l¨ªder socialista Bettino Craxi, cuyo dram¨¢tico final no empa?¨® su carrera pol¨ªtica, y presidi¨® en su pa¨ªs la Autoridad Antimonopolio. Experto en Derecho Constitucional comparado, ha mantenido su actividad acad¨¦mica a pesar de su intensa carrera pol¨ªtica. Al igual que Dehaene, form¨® parte del grupo que asesor¨® sobre la Declaraci¨®n de Laeken, que en 2001 concluy¨® con su propio nombramiento en la Convenci¨®n. Afront¨® importantes reformas en su pa¨ªs, como la fiscal y la de las pensiones, pero su apodo de Doctor Sutileza le viene por su oratoria florentina, lo que les ha resultado agotador y hasta irritante tanto a sus adversarios como a sus correligionarios pol¨ªticos en la Convenci¨®n. "Es capaz de defender una cosa y demostrar la contraria en una exposici¨®n interminable", dicen. Es la voz de los socialistas en el triunvirato de la Convenci¨®n.
Ant¨®nio Vitorino
Nacido en Lisboa en 1957, Vitorino ha sido magistrado del Tribunal Constitucional y secretario de Estado de Administraci¨®n y Justicia del Gobierno de Macao. En Portugal lleg¨® a ser vicepresidente del Gobierno socialista de Ant¨®nio Guterres, y en el Parlamento Europeo presidi¨® la comisi¨®n de Libertades. Es comisario de Justicia e Interior; destaca su brillantez y dominio de los idiomas. Muchos le ven como el futuro l¨ªder de los socialistas portugueses o como secretario general de la OTAN. Form¨® parte de la anterior convenci¨®n que elabor¨® la Carta de Derechos Fundamentales de la UE. Ahora le ha tocado desempe?ar un papel frustrante ante el desencuentro entre Giscard y Prodi, encastillado en posiciones que Vitorino ha debido defender.
Michel Barnier
Nacido en La Tronche (Is¨¨re) en 1951, este franc¨¦s elegante y apuesto ha sido, junto a Vitorino, la voz de la Comisi¨®n Europea en la Convenci¨®n. Ha ocupado diversos cargos de responsabilidad local y regional en su pa¨ªs hasta que fue nombrado comisario de Pol¨ªtica Regional y de Reforma de las Instituciones en 1999. Se dice de ¨¦l en broma que, al nacer, fue el beb¨¦ m¨¢s joven de Francia porque siempre ha presumido de alcanzar a temprana edad sus logros acad¨¦micos y profesionales. Es especialmente admirado, junto a su colega Vitorino, por haber mantenido con dignidad, dicen sus colegas del Pres¨ªdium, la dif¨ªcil posici¨®n de la Comisi¨®n Europea, la instituci¨®n que peor parada sale del borrador de la Constituci¨®n.
Alfonso Dastis
Este diplom¨¢tico, curtido en la ONU y en la pol¨ªtica europea, naci¨® hace 48 a?os en Jerez de la Frontera y ha sido en las ¨²ltimas semanas la voz del Gobierno espa?ol en la Convenci¨®n como secretario general de Asuntos Europeos, lo que le granje¨®, en la recta final, un enfrentamiento con Giscard que le situ¨® en una posici¨®n inc¨®moda. No obstante, Dastis considera que el saldo es positivo y que participar en el borrador de la Constituci¨®n ha sido una oportunidad de la que se siente honrado: "Me ha venido dios a ver en forma de Ana Palacio". Le Monde lo calific¨® de "bestia negra" de Giscard, un hecho que le molest¨® en extremo, a pesar de su car¨¢cter poco agresivo.
??igo M¨¦ndez de Vigo
Naci¨® en Tetu¨¢n (Marruecos) hace 47 a?os y es eurodiputado del Partido Popular. Su participaci¨®n en la Convenci¨®n de la Carta de Derechos de la UE, su dominio de los idiomas y su estilo elegante y negociador le granjearon la reputaci¨®n entre sus pares del Parlamento Europeo, lo que le sirvi¨® para encabezar la representaci¨®n de la Euroc¨¢mara en el Pres¨ªdium. Su iniciativa de reunir en una cena casi semanal a los pesos pesados de la Convenci¨®n es un reflejo de su forma de buscar consensos, un rasgo que le vali¨® numerosos elogios de la prensa internacional. Pas¨® la fase m¨¢s delicada cuando, en la recta final, la Euroc¨¢mara a la que representaba opt¨® por defender que se cambiara el Pacto de Niza, exactamente lo contrario que ha defendido su partido y el Gobierno espa?ol, pese a lo cual logr¨® salir airoso de la contradicci¨®n.
Yorgos Papandreu
Es el Kennedy de la pol¨ªtica griega. Hijo y nieto de primeros ministros con gran predicamento en el pa¨ªs, Gyorgos Papandreu, de madre estadounidense, naci¨® en Minnesota en 1952. Tras haber vivido en el exilio y ocupar diversos ministerios en su pa¨ªs, ha sido, como responsable de Asuntos Exteriores, la voz de Grecia y de la presidencia de turno de la Uni¨®n Europea en la Convenci¨®n. Defendi¨® la figura de un presidente de la Uni¨®n Europea elegido por sufragio universal, lo que para algunos era un punto de vista visionario y para otros una idea sin sentido. Giscard ha aplaudido el esp¨ªritu conciliador de Yorgos Papandreu, el mismo que le ha llevado a conseguir una distensi¨®n sin precedentes en las relaciones tradicionalmente problem¨¢ticas de Grecia con Turqu¨ªa.
John Bruton
Cinco veces ministro y primer ministro de la Rep¨²blica de Irlanda, l¨ªder durante 11 a?os del partido Fine Gael, ahora es parlamentario en su pa¨ªs y vicepresidente del grupo del Partido Popular en la Euroc¨¢mara. Como primer ministro introdujo un nuevo impuesto sobre empresas que fue la base del progreso econ¨®mico del pa¨ªs. Nacido en Dubl¨ªn en 1947, a John Bruton le ha tocado ser la voz de los Parlamentos nacionales en la Convenci¨®n, y, en l¨ªnea con las cr¨ªticas recibidas por los dem¨¢s, se le acusa de haber defendido m¨¢s los intereses de su pa¨ªs que los de los Parlamentos. John Bruton se ha interesado con especial intensidad en los asuntos relativos a la defensa europea y a la fiscalidad. Autor de libros y art¨ªculos sobre temas pol¨ªticos y financieros, se le considera un hombre muy trabajador.
Klaus H?nsch
Nacido en Sprottau en 1938, H?nsch fue presidente del Parlamento Europeo entre 1994 y 1997 y ahora, como miembro de grupo socialista en la Euroc¨¢mara, ha sido su otro representante, junto al espa?ol M¨¦ndez de Vigo, en la Convenci¨®n. Se le critica por ser algo inflexible y no escuchar, lo que se agrava con el serio problema de audici¨®n que tiene. Klaus H?nsch, sin embargo, logr¨® hacerse con una gran autoridad dentro de la Convenci¨®n y ha trabajado profundamente en los temas institucionales, los m¨¢s espinosos y pol¨¦micos porque afectan m¨¢s al reparto de poder en la Uni¨®n Europea.
Henning Christophersen
Es un hombre de condici¨®n eminentemente internacional. Nacido en Copenhague en 1939, este pol¨ªtico liberal ha trabajado para empresas suecas y austriacas, y ha sido vicepresidente de la Comisi¨®n Europea con Jacques Santer. Est¨¢ considerado como un europe¨ªsta convencido, buen conocedor de la pol¨ªtica europea y de sus vericuetos en
el terreno pr¨¢ctico. Se considera que Henning Christophersen tiene una opini¨®n equilibrada de los asuntos pol¨ªticos que trata y que ha logrado, con ¨¦xito, convertirse en la voz de los Gobiernos de los pa¨ªses medios y peque?os, que son los verdaderos perdedores del proceso, pese a lograr algunas de las exigencias que se les negaban, como fijar un sistema rotatorio igualitario entre los futuros comisarios.
Gisela Stuart
Esta brit¨¢nica, nacida en Alemania en 1955, ha sido tambi¨¦n la voz de los Parlamentos nacionales en la Convenci¨®n, lo que tambi¨¦n ha sido puesto en entredicho por sus compa?eros, que consideran que se ha movido en formaci¨®n militar siguiendo las directrices oficiales de su Gobierno.
Sol¨ªa acudir a las reuniones acompa?ada de Roger Liddle, asesor del primer ministro brit¨¢nico, Tony Blair, en asuntos europeos. Como virtud se destaca de Gisela Stuart su discurso directo y simple, que no simplista, para defender sus posiciones.
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