Dos pel¨ªculas de debutantes bajan el list¨®n de calidad de la secci¨®n oficial de Cinema Jove
J¨¦rome Bonnell y S¨¹lyibe V. G¨¹nar presentan a competici¨®n dos filmes inmaduros
Las excelentes perspectivas que la secci¨®n oficial de largometrajes hab¨ªa abierto el domingo, primer d¨ªa de proyecciones, con la brillante L'imbalsamatore, del italiano Matteo Garrone, se esfumaron ayer cuando el festival recuper¨® el tono que ha caracterizado la competici¨®n durante los ¨²ltimos a?os: pel¨ªculas inmaduras y tan llenas de pretensiones como vac¨ªas de contenido. Es el caso de la francesa Le chignon d'Olga, de J¨¦rome Bonnell, y sobre todo de la alemana Karamuk, de S¨¹lyibe V. G¨¹nar, dos cintas de directores debutantes que dif¨ªcilmente estar¨¢n en el palmar¨¦s.
Aunque lo niegue abiertamente, J¨¦rome Bonnell bebe los vientos del cine de Eric Rohmer, al menos en su forma pausada y dialogante de concebir el cine. ?sa es, al menos, la intenci¨®n que se vislumbra en un gui¨®n trabajado y sencillo que pretende "contar la historia de un duelo por medio de escenas alegres", tal y como explic¨® el propio Bonnell, responsable tambi¨¦n del gui¨®n del filme. Sin embargo, que un buen gui¨®n se convierta en una buena pel¨ªcula no es tarea f¨¢cil y Le chignon d'Olga es un claro ejemplo. Su estructura coral hace que determinados apuntes de inter¨¦s que colorean la trama se diluyan perdidos por una puesta en escena m¨¢s preocupada por subrayar el trabajo del director, por medio de un innecesario y abusivo uso de la c¨¢mara al hombro, que por servir a la propia historia que se cuenta. Si, parafraseando a Howard Hawks, las mejores pel¨ªculas son aquellas en las que no te das cuenta de la labor del director, en Le chignon d'Olga hay demasiadas marcas presuntamente de autor para narrar un episodio bien sencillo. Es, en fin, un signo de esa inexperiencia que Bonnell reconoci¨® poseer en la rueda de prensa de presentaci¨®n de la pel¨ªcula.
En todo caso, la cinta francesa parece una gran pel¨ªcula al lado de Karamuk, de la alemana de origen turco S¨¹lbiye V. G¨¹nar. Y eso que su punto de partida es muy prometedor: una adolescente de clase media y segura de su condici¨®n aria descubre un d¨ªa, casi por casualidad, que es hija de un turco. Pero, en vez de aprovechar el tono de comedia que se adivina en el arranque de la cinta para contar, en clave de humor, la situaci¨®n de los inmigrantes turcos en Alemania, G¨¹nar opta por convertir su pel¨ªcula en una comedia juvenil, tipo Al salir de clase, sin ninguna gracia y el m¨¢s m¨ªnimo atisbo de denuncia social. Y, al meter en el mismo saco problemas con los padres, amores tempranos, b¨²squeda de paternidades y complicidades entre hermanastras, el resultante es un filme vac¨ªo de contenido que s¨®lo se soporta con la esperanza de que, en alguna de las situaciones planteadas, brote la risa. Pero ni una m¨ªnima sonrisa provoca Karamuk.
Dumala crea vida desde el yeso
Los dibujantes tradicionales trabajan en negro sobre blanco, es decir, componen su obra a partir de impresionar su creaci¨®n sobre una superficie neta. Piotr Dumala lo hace al rev¨¦s. Sobre una fina placa de yeso pintada de negro, el animador polaco rasca con un escalpelo para definir los contornos de sus dibujos y va fotografiando a medida que encuentra una expresi¨®n convincente. Con esas fotograf¨ªas hace sus pel¨ªculas. Esa sencilla y original t¨¦cnica la explic¨® de manera pr¨¢ctica ayer Piotr Dumala en el IVAM ante una concurrencia formada por periodistas y alumnos de Bellas Artes. Dumala, realizador de nueve pel¨ªculas de ficci¨®n y un buen n¨²mero de anuncios para diversas cadenas de televisi¨®n, explic¨® antes de su demostraci¨®n, que la sensaci¨®n que tiene cuando trabaja sobre el yeso es que "rescata otro nivel de realidad que est¨¢ ah¨ª pero que no se puede ver". El autor de pel¨ªculas como Franz Kafka o Crimen y castigo se defini¨® como un admirador de la pintura de Goya, de quien dijo que "si viviera hoy har¨ªa unas pel¨ªculas fenomenales, porque usaba el color para transmitir emociones y el negro para la descripci¨®n".
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