"Necesitamos gente joven con nuevas ideas brillantes en biolog¨ªa"
La investigaci¨®n en biolog¨ªa molecular est¨¢ llegando a su l¨ªmite. Al menos, en lo que refiere a la estructura de las prote¨ªnas y a su funci¨®n, dos de las claves para entender la vida. Ni toda la potencia inform¨¢tica acumulada ni las herramientas actualmente disponibles parecen suficientes para aclarar c¨®mo se forma una prote¨ªna y c¨®mo adquiere una funci¨®n, sostiene Robert Huber (M¨²nich, 1937), investigador en los institutos Max Planck de Alemania y Nobel de Qu¨ªmica en 1988. "Probablemente se trate de un problema sin soluci¨®n", admite. Por eso insiste: "Necesitamos nuevas ideas en biolog¨ªa". Huber estuvo en Barcelona invitado por el Museo de la Ciencia de la Fundaci¨®n La Caixa y en la Universidad Aut¨®noma, donde imparte un curso como profesor invitado.
"Calcular la estructura de una prote¨ªna con modelos inform¨¢ticos es muy primitivo"
"Hay que convencer a los gobiernos europeos de la importancia de invertir en ciencia"
Pregunta. A estas alturas resulta inevitable hablar del medio siglo de la publicaci¨®n de la estructura del ADN. ?Cree como otros que se ha pasado del casi nada al casi todo?
Respuesta. La estructura del ADN fue un gran descubrimiento, pero s¨®lo un paso m¨¢s en una larga secuencia de grandes hallazgos que marc¨® el nacimiento de la biolog¨ªa molecular moderna.
P. ?Qu¨¦ legado nos ha dejado ese descubrimiento?
R. La estructura explica el mecanismo de replicaci¨®n del ADN. En este sentido, fue como una fulguraci¨®n que prepar¨® el terreno para otros muchos descubrimientos de similar importancia como las primeras estructuras de prote¨ªnas. Sobre todo, nos ha legado herramientas, como las prote¨ªnas recombinantes o una nueva dimensi¨®n para tecnolog¨ªas como la cristalograf¨ªa o la resonancia magn¨¦tica nuclear. Tambi¨¦n conocimiento, ya que prepar¨® el terreno para el an¨¢lisis de la secuencia de cualquier genoma, incluido el humano.
P. ?Hasta d¨®nde dir¨ªa que hemos llegado?
R. Empezamos a entender como una secuencia de letras determina la estructura de una prote¨ªna y su funci¨®n. Pero estamos todav¨ªa muy lejos del objetivo. Es como si tuvi¨¦ramos un coche desmontado en las casi 50.000 piezas que lo componen. Tomadas de una en una apenas nos dicen nada. Hay que entender como encajan y cual es su funci¨®n para poder reconstruirlo.
P. ?Por qu¨¦ el valor de la estructura del ADN no se apreci¨® hasta mucho despu¨¦s?
R. Eso es cierto en parte. La importancia del modelo se apreci¨® de inmediato. Lo que tard¨® en entenderse son los mecanismos de replicaci¨®n y de c¨®mo una c¨¦lula es capaz de leer los millones de letras del c¨®digo gen¨¦tico. De hecho, todav¨ªa hoy no se comprende bien.
P. Pasemos a la prote¨®mica. Usted fue uno de los pioneros en este terreno.
R. Desde el principio, en los a?os sesenta, he trabajado en el an¨¢lisis de la estructura tridimensional de las prote¨ªnas. Al principio se trataba de analizar los cristales de prote¨ªna, refinar los m¨¦todos existentes y dise?ar nuevos instrumentos. Luego particip¨¦ en el desarrollo de las primeras prote¨ªnas recombinantes y en el uso de herramientas propias de los f¨ªsicos como las fuentes de luz de sincrotr¨®n, hoy esenciales para el estudio de las prote¨ªnas.
R. Contribuyo a su construcci¨®n en calidad de asesor. Y he de decir que estoy muy contento de que el Gobierno espa?ol apoye su financiaci¨®n. Se trata de una herramienta esencial para el desarrollo de disciplinas como la cristalograf¨ªa o nuevos materiales, y para atraer investigadores. Donde se instala una m¨¢quina de este tipo van los mejores expertos.
P. ?Le ha sorprendido que se construya un sincrotr¨®n en Espa?a?
R. Ignoro la situaci¨®n de la ciencia en Espa?a aunque, en t¨¦rminos generales, no creo que sea muy distinta de la de Alemania. Las ciencias b¨¢sicas no se aprecian debidamente en cuanto a recursos financieros. Ocurre en Espa?a pero tambi¨¦n en Alemania y dir¨ªa que en Europa.
P. Pero hay diferencias de magnitud entre ambos pa¨ªses. En Espa?a no hay ning¨²n Max Planck, por ejemplo.
R. Eso quiz¨¢s sea cierto, pero la situaci¨®n de los institutos Max Planck no es nada buena en estos momentos. Este a?o, sin ir m¨¢s lejos, no ha habido aumento presupuestario. Hemos tenido que cerrar departamentos e institutos y posponer ofertas para nuevos miembros.
P. Pues no es la mejor de las noticias.
R. La clave est¨¢ en la financiaci¨®n. Estados Unidos lidera la investigaci¨®n en muchos de los campos que hoy son estrat¨¦gicos porque invierte grandes sumas de dinero. Por ejemplo, el incremento de una sola de las grandes agencias de investigaci¨®n de EE UU es el presupuesto total del Max Planck. Hay que convencer a los gobiernos europeos de la importancia de invertir en ciencia b¨¢sica para no quedarnos definitivamente al margen.
P. Volvamos a la ciencia. 30.000 genes y 100.000 prote¨ªnas. ?Le parecen cifras cre¨ªbles?
R. Podr¨ªan ser v¨¢lidas pero tambi¨¦n radicalmente distintas. En las prote¨ªnas se dan fen¨®menos como el splicing o la fosforilaci¨®n que implican modificaciones en su estructura y en sus funciones. Si contamos todas las variaciones hablar¨ªamos de millones de prote¨ªnas.
P. ?Ser¨ªa v¨¢lido hablar de familias?
R. Sabemos que las familias existen y que ocurre igual que cuando topas con dos hermanos: son similares y tienen cierta relaci¨®n, pero el estudio de uno aporta poco para la descripci¨®n exacta del otro. Con dos prote¨ªnas ocurre lo mismo, una no da suficiente informaci¨®n sobre la otra. Sabemos, no obstante, que la estructura de una prote¨ªna est¨¢ codificada en la secuencia de los amino¨¢cidos, lo cual nos hace pensar en la existencia de reglas del juego. Y si hay una norma, pueden hacerse c¨¢lculos, pero a nadie se le ha ocurrido con qu¨¦ f¨®rmula hacerlo. Quiz¨¢s alg¨²n d¨ªa surja un joven con una idea brillante. Otra posibilidad es que las normas sean tan complejas que nunca seamos capaces de calcular la soluci¨®n.
P. Si es cuesti¨®n de c¨¢lculo, quiz¨¢s los superordenadores puedan echarles una mano.
R. En absoluto. Aunque tuvi¨¦ramos ordenadores millones de veces m¨¢s r¨¢pidos que los actuales ser¨ªamos incapaces de calcular estas estructuras. No es un problema de potencia inform¨¢tica sino de metodolog¨ªa. Por eso digo que necesitamos una nueva idea y que sea brillante.
P. ?Y qu¨¦ pasa con los actuales modelos inform¨¢ticos que usa todo el mundo?
R. Que es un m¨¦todo muy primitivo. Centenares de grupos en el mundo tomamos la estructura de una prote¨ªna y estudiamos su forma. La caracterizamos y llegamos a la conclusi¨®n de que, tal vez, una peque?a mol¨¦cula podr¨ªa encajar y que eso podr¨ªa tener aplicaci¨®n terap¨¦utica. Eso nada tiene que ver con la estructura real y mucho menos con la funci¨®n.
P. ?As¨ª pues, no ser¨¢ que estamos en un callej¨®n sin salida?
R.Los m¨¦todos actuales no nos dan la soluci¨®n. Tenemos miles de ¨¢tomos que interact¨²an entre s¨ª y con millones de mol¨¦culas de agua. Con eso determinamos una estructura y con ella una funci¨®n. Demasiadas inc¨®gnitas para resolverlo matem¨¢ticamente. Tal vez pueda hacerlo una idea simple e innovadora. As¨ª es la ciencia.
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