La raz¨®n, en coma
Qu¨¦ raro. Se discute el tema de la Comunidad de Madrid, porque representa un asalto muy grave a esta democracia; m¨¢s grave, por su descaro, que las violaciones por leyes, normas, acciones y omisiones, que vienen desde la muerte de Franco, y quiz¨¢ desde antes, cuando se preparaban sucesiones y pactos, y el miedo a la fuerza del otro produc¨ªa eso que luego se ha llamado modelo: y era un asco. Se discute con los ojos cerrados: "Cavados en tierra dura, en piedra, para no ver", dec¨ªa Antonio Machado. Pero con la boca gritando. Lo ostensible es que una votaci¨®n no se cumple y la regi¨®n que iba a ser gobernada por una fuerza lo es por la opuesta. Se empez¨® remoloneando en torno a la comunicaci¨®n de los resultados, se sigui¨® diciendo que los que hab¨ªan ganado en realidad hab¨ªan perdido por la teor¨ªa de "la lista m¨¢s votada", pero se sabe que no ganaba nunca la lista m¨¢s votada sino las minor¨ªas que se coligan. Despu¨¦s se hizo ver que esta coalici¨®n era inaceptable por la supuesta relaci¨®n de una fuerza legal con los cr¨ªmenes de un monstruo ruso a mediados del siglo pasado. A pesar de todo, los resultados indicaban qui¨¦nes deber¨ªan gobernar Madrid y, cuando van a hacerlo, les roban dos diputados y les hacen perder. Se descubren tramas: constructores, planes gigantescos con multimillones por medio: se encuentran relaciones entre esos que ellos llaman disidentes y el partido que va a gobernar sin haber sido elegido: se publican hasta planos y horarios sobre las visitas a la sede del partido ganador por esa defecci¨®n donde se ven las relaciones. Y cuando parece que todo se sabe, los grandes y los peque?os opinantes denuncian a la v¨ªctima: es fr¨¢gil, m¨¢s bien tonta, tiene gente capaz de corromperse, y hay que hacer que dimitan todos: sobre todo, los que ganaron. Nadie cita claramente a los m¨¢s sospechosos, no vaya a ser que la ley castigue por acusar de supuestos corruptores a los que aprovechan el c¨²mulo de cosas.
Esta indignaci¨®n contra la violada y su padre la producen sus hermanos: los votantes, afiliados o afines, se sienten tontos y no quieren. Parece que el ataque a la democracia lo han hecho los despojados. Y es que el sue?o de la raz¨®n, dijo el grafista, produce monstruos: est¨¢ en coma.
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