Un gran caudal desperdiciado

La vida y el asesinato por los franquistas en agosto de 1936 del pol¨ªtico Blas Infante, alma del movimiento andalucista, concierne a todos y era necesario desplegarlo en pantalla sin dejar nada al azar, resolviendo cada idea, cada personaje, cada plano y cada conjunto de planos con alto nivel interpretativo y en im¨¢genes bien construidas y con garra narrativa y dram¨¢tica.

El filme est¨¢ s¨®lo hilvanado, su acabamiento es falso. Tiene brillo, pero es s¨®lo exterior y carece de armaz¨®n, de consistencia interior. Si el gui¨®n es endeble y est¨¢ mal construido -es f¨¢cil ver la torpeza, la falta de acierto de las medidas temporales con que se combinan las acciones y las rememoraciones-, su puesta en pantalla es muy elemental y no va casi nunca m¨¢s all¨¢ de una simple lectura escenificada o filmada. S¨®lo es posible salvar de este mal rasero algunos momentos fugaces -reencuentro de los esposos tras su separaci¨®n, la ¨²ltima c¨¢rcel y el asesinato de Blas Infante, y pocos m¨¢s- que despiden algunos, pero pocos, destellos de tensi¨®n y emoci¨®n, de fuerza de arrastre y contagio, de superaci¨®n del fingimiento y la conversi¨®n de ¨¦ste en ficci¨®n, en relato, en drama, en poema.

Hay en Una pasi¨®n singular continuas reducciones de la imagen a estampa, a paisaje y a juego de figuras sin creaci¨®n de tiempo interior. Y hay tambi¨¦n reducciones del di¨¢logo a simple lectura, no a expresi¨®n visceral y an¨ªmica de los personajes, porque ¨¦stos no acaban de estar construidos como entidades dram¨¢ticas, como personas. Y de ah¨ª que los int¨¦rpretes den la impresi¨®n de encontrarse desorientados y sentirse inc¨®modos dentro de unos di¨¢logos que no dicen como suyos propios, sino como palabras ajenas que han memorizado pero no incorporado a su identidad y su expresividad.