"Las novelas se escriben contra la literatura"
PREGUNTA. Su generaci¨®n lleg¨® al poder con unas ideas que quedaron en el camino.
RESPUESTA. ?Al poder? La mitad de mi generaci¨®n est¨¢ por ah¨ª alcoholizada, en los bares, o viendo partidos de f¨²tbol. En La larga marcha, un personaje dice: "Al poder siempre llegan los peores", porque llega el que pacta con el gran hermano, en este caso, el grupo que entendi¨® que lo ineluctable iba a llegar.
P. ?Por eso se refiere a la transici¨®n como una larga traici¨®n?
R. Es lo que descubre Max Aub en los sesenta: no hay dos Espa?as, s¨®lo hay una, la otra no existe. Toda aquella ense?anza de la Instituci¨®n Libre y los ateneos obreros no nos hab¨ªa llegado. Hab¨ªan llegado tres poemas de Alberti, pero no esa manera de ver el mundo que no era el crucifijo y el Cara al sol en las escuelas. Aunque recordar esto es crear un problema porque se supone que hemos llegado a un acuerdo y ahora debemos llevarnos civilizadamente. Pero el que ocup¨® las tierras se qued¨® con las tierras ocupadas y el que ocup¨® la c¨¢tedra con la camisa azul se qued¨® con ella. Hubo un pacto para no matarse, pero hay que saber que alguien hab¨ªa perdido.
P. ?Se abandon¨® esa memoria?
R. El PSOE se quer¨ªa ganar a las clases medias provenientes del franquismo, y esa memoria no le serv¨ªa para nada... hasta que pierde las elecciones. Cuando se descubre que el vaso natural de la otra memoria es el PP se quedan sin referentes porque, como dec¨ªa Benjamin, la memoria es la apropiaci¨®n de un hecho pasado. "?Y ahora?", se dicen. Y empieza la eclosi¨®n de la novela de la guerra. Surge el problema de la legitimidad.
P. ?En qu¨¦ consiste?
R. La cuesti¨®n es: ?usted de qui¨¦n procede?, ?en nombre de qui¨¦n ostenta el poder? Aznar afirma proceder de ese liberalismo que dice: "En la guerra se mataron los rojos y los azules. Yo soy el centro e inauguro a Max Aub y a Lorca", y la Residencia de Estudiantes se convierte en objetivo privilegiado porque se est¨¢ saqueando una parte de la memoria que otros han dejado saquear. Los socialistas se lo hubieran impedido uni¨¦ndola a su carro triunfal, pero no lo hicieron.
P. ?S¨®lo "cuando se perdi¨® el poder, se gan¨® la memoria"?
R. S¨ª, se dicen: "S¨®lo si volvemos a ser los hijos de los republicanos tenemos algo que ofrecer a nuestros votantes".
P. Usted tampoco escapa a la cr¨ªtica. ?S¨®lo se puede escribir contra uno mismo?
R. Tus propios libros terminan cont¨¢ndote cosas que no quer¨ªas o¨ªr. Adem¨¢s, todos mis personajes son yo: ego¨ªstas, odiosos, bondadosos...
R. Porque es una ¨¦poca de dispersi¨®n: esa gente vive sola y va a morir sola. No hay un superyo moral que organice todo eso. Ni siquiera me val¨ªan los di¨¢logos, porque no hay un proyecto com¨²n.
P. Pero lo hubo: la revoluci¨®n, el fantasma de su novela.
R. Un fantasma idealizado y absurdo.
P. ?En qu¨¦ momento se produjo la resignaci¨®n?
R. Lo he dejado oscuro porque los personajes ven c¨®mo sus proyectos se degradan. Ninguno hace el trabajo que quer¨ªa. El escritor vende chalets, el arquitecto se rinde a su suegro... Hay un momento en el que se acepta la vida provisional, o sea, no se renuncia a la revoluci¨®n, pero se dice: "Yo de momento voy a hacer esto otro". El problema es el "de momento".
R. Es el dinero, el desarrollo.
P. ?Hay un punto medio entre ser colaboracionista o marginal?
R. No s¨¦. ?ste no es un libro de teor¨ªa pol¨ªtica. Se trata de que cada uno se pregunte d¨®nde est¨¢. Contar eso, que la vida no se puede vivir provisionalmente porque uno no se queda embalsamado, sino que se degrada. La vida es muy corta: crees que est¨¢s madurando, y lo que pasa es que te est¨¢s muriendo.
P. ?Y qu¨¦ podemos hacer para no dejarnos morir de uno en uno?
R. Cuando no tienes un proyecto com¨²n est¨¢s muerto.
P. ?Por qu¨¦?
R. La idea de la muerte se vuelve tremenda cuando no hay continuidad, cuando morir es un acontecimiento, porque en las edades de oro no se mor¨ªa: quedaba la obra, el trabajo.
P. Se dice de usted que es un novelista social.
R. No s¨¦ si social. Lo que pasa es que no me gusta que me enga?en. A lo mejor lo que soy es un novelista orgulloso, por ir contra las versiones oficiales.
P. Eso supone creer que las palabras pueden cambiar algo, sin embargo, usted sostiene que la literatura es inane.
R. Tengo una sensaci¨®n rara, porque sospecho de la cultura como forma de dominaci¨®n. No como saber m¨¢s sino como saber m¨¢s que, como una forma de tapar la boca al otro. Hemos tomado el poder los de la palabra, y los que realmente hacen cosas -casas que no se caen, carreteras que no se hunden- son los que mueven la sociedad, eso s¨ª, al dictado de una serie de se?ores que nos hemos apropiado de sus cabezas.
P. Tambi¨¦n es muy cr¨ªtico con la literatura "ligera".
R. Estoy contra la literatura que te deja feliz contigo mismo y pensando que los dem¨¢s son menos que t¨² porque no han le¨ªdo lo que t¨² lees, contra la literatura como sof¨¢ y como trono.
P. Otra de sus cr¨ªticas: el arte por el arte es "negocio por el negocio".
R. Esa idea viene de Hermann Broch. El arte por el arte es falta de escr¨²pulos. Las novelas se escriben siempre contra la literatura, que es lo que hay, lo establecido.
P. ?Ve demasiada comodidad en el panorama espa?ol?
R. Los escritores que han entrado en los grandes grupos han acabado siendo iguales, mirando el mundo desde el mismo sitio. A sus columnas les puedes intercambiar la firma. Hay mucha caridad cristiana, mucho no al chapapote, no a la guerra, no a Aznar. Todo eso lo doy por supuesto.
P. Tan cr¨ªtico con "los suyos", ?no tiene miedo de que lo llamen conservador?
R. ?Conservador? ?Crees que los del PP se tragan este libro?
P. No lo leer¨¢n.
R. Ah¨ª voy. Yo escribo para mi p¨²blico. Con el se?or Fraga, que fue ministro del Interior mientras yo estaba preso en Carabanchel, no tengo ninguna discusi¨®n ideol¨®gica que hacer. Intento escribir desde donde creo que se puede crear, desde mi generaci¨®n y desde los que vengan por ah¨ª. ?De qu¨¦ vamos a hablar Rato y yo? Tendr¨¦ que hablar conmigo ?no?
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