"Aceptar¨ªa modificar los genes para hacer m¨¢s feliz a la gente"
Peter Singer (Melbourne, Australia, 1946), profesor en la Universidad de Princeton (EE UU), es actualmente uno de los m¨¢s influyentes fil¨®sofos de la ¨¦tica pr¨¢ctica. Desde la publicaci¨®n de Liberaci¨®n Animal (1975), que se ha convertido en la punta de lanza del movimiento a favor de dar un mejor trato a los animales, est¨¢ acostumbrado a lidiar con asuntos tan pol¨¦micos como la eutanasia, la investigaci¨®n gen¨¦tica, los valores de la izquierda o la pol¨ªtica de Bush. Recientemente imparti¨® un curso titulado ?tica: una aproximaci¨®n utilitarista en la C¨¢tedra Ferrater Mora de la Universidad de Girona. Su pr¨®ximo libro, centrado en la figura de Bush, se titular¨¢ El presidente del bien y el mal.
"Muchos m¨¦dicos aceptan la eutanasia activa, pero prefieren que no haya una ley clara"
Pregunta. Una parte importante de su ideario, que ha generado enconadas pol¨¦micas, mantiene que la vida humana no es sagrada. ?En que se basa para afirmarlo?
Respuesta. Lo relevante no es la pertenencia a una determinada especie. Somos simples miembros de la especie Homo sapiens. El hecho de pertenecer a una especie no marca una frontera moral frente al resto de los animales. Hay que tener en cuenta otros factores. El m¨¢s general es la capacidad de sentir dolor, que compartimos con muchos animales, o el de ser capaces de construir una biograf¨ªa mediante recuerdos, preferencias presentes y expectativas de futuro.
P. ?Ha mejorado el trato a los animales desde que public¨® Liberaci¨®n animal? ?Cree en una sociedad futura que no se coma a los animales?
R. En Europa ha mejorado bastante el trato. La Uni¨®n Europea ha dictado leyes para acabar con el hacinamiento de las granjas, pero todav¨ªa queda mucho camino por recorrer. A corto o medio plazo, no creo que los animales dejen de ser vistos de un modo instrumental, casi ¨²nicamente como alimentos. Tampoco creo en un inmediato cambio de costumbres culinarias. Por eso los defensores de los animales han centrado sus esfuerzos en contra de las granjas y la experimentaci¨®n de laboratorio. Pero las cosas mejoran. En esta ciudad ahora hay restaurantes vegetarianos y antes no.
P. ?Ha visto alguna vez una corrida de toros?
R. En televisi¨®n. Es un espect¨¢culo que me subleva y me enoja. No lo acepto ni como parte de una cultura. En el sur de EE UU, el esclavismo tambi¨¦n se consideraba cultura.
P. Su ¨¦tica pr¨¢ctica defiende la desaparici¨®n del dolor en la sociedad. Sin embargo, en algunas culturas el dolor es considerado una forma de enriquecimiento y aprendizaje.
R. Acepto que en determinadas ocasiones el sufrimiento es una v¨ªa de aprendizaje, pero hay muchas formas de dolor que no llevan a ninguna parte. Por ejemplo, el que puede sufrir un enfermo terminal de c¨¢ncer. Yo defiendo entonces la eutanasia activa, si el paciente lo pide.
P. ?Cree que la eutanasia activa se ir¨¢ generalizando en casos terminales?
R. Muchos m¨¦dicos la aceptan, pero prefieren que no exista una ley clara al respecto. Yo creo que las pr¨¢cticas correctas deben ponerse sobre la mesa. Mis posiciones sobre los beb¨¦s generan m¨¢s discrepancias. Hay doctores que piensan que es distinto apagar la m¨¢quina que mantiene con vida un beb¨¦ severamente discapacitado que inyectarle una sustancia letal. Yo creo que es pr¨¢cticamente lo mismo.
P. Sus opiniones sobre la eutanasia activa para beb¨¦s gravemente discapacitados le granjearon cr¨ªticas furibundas de ciertos sectores.
R. El rechazo hacia mis teor¨ªas, que eran mal interpretadas, se dio principalmente en Alemania y Austria. Tambi¨¦n cuando ocup¨¦ la c¨¢tedra en Princeton hubo manifestaciones y protestas que incluso acabaron con detenidos. Pero parece que la situaci¨®n ha mejorado y ha dejado lugar al debate de las ideas.
P. ?Est¨¢ a favor de la clonaci¨®n?
R. La demanda de algunos padres que han perdido a sus hijos en una desgracia y quieren recuperarlos mediante una clonaci¨®n me parece una idea extra?a. Creo que est¨¢n equivocados porque en ning¨²n caso puede tratarse de la misma persona, puesto que hay que contar con la influencia del ambiente. No obstante, a pesar de estar en desacuerdo, tal vez no habr¨ªa nada malo en ello. Muy poca gente tendr¨ªa inter¨¦s en tales pr¨¢cticas.
P. ?Es partidario de usar la manipulaci¨®n gen¨¦tica para curar enfermedades mentales hereditarias o, incluso, conseguir seres m¨¢s felices?
R. No tendr¨ªa dificultades en aceptar la investigaci¨®n gen¨¦tica para eliminar enfermedades hereditarias. La decisi¨®n es m¨¢s dif¨ªcil cuando se trata de incrementar las capacidades humanas m¨¢s all¨¢ de lo normal. Debe uno plantearse qui¨¦n tendr¨ªa acceso a los resultados de tal investigaci¨®n. ?Estar¨ªa al alcance s¨®lo de los ricos, de tal modo que pudieran traducir su riqueza en una especie de aristocracia gen¨¦tica? En tal caso me opondr¨ªa. Sin embargo, si alguien cree posible que la investigaci¨®n gen¨¦tica pudiera hacer m¨¢s inteligentes o m¨¢s felices de lo normal a las personas, y el Estado estuviera dispuesto a facilitar esa tecnolog¨ªa a cualquier padre, no dir¨ªa que es incorrecto. Aceptar¨ªa modificar los genes para hacer m¨¢s feliz a la gente.
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