"El flamenco es otra manera de medir"
Ma?ana sale a la calle el disco n¨²mero 18 de Enrique Morente (Granada, 1942). M¨¢s morentiano que nunca, el cantaor lo define como "un boceto para un buen disco". Se nota que lo ha o¨ªdo poco. Coproducido con Javier Lim¨®n, El peque?o reloj es un r¨¦quiem por el siglo XXI, una reflexi¨®n "subconsciente" sobre el paso del tiempo, contiene poemas de Le¨®n Felipe, B¨¦cquer y Quevedo; recupera viejas grabaciones de los maestros de la guitarra Manolo de Huelva, Ram¨®n Montoya y Sabicas; incorpora el toque dodecaf¨®nico de Ni?o Josele, unas espl¨¦ndidas alegr¨ªas de Pepe Habichuela, y bebe del tecno de Carlos Jean, del son jazzero de Caramelo, Alain P¨¦rez y Jerry Gonz¨¢lez, de la militancia antibelicista y de la esperanza Lula. Adem¨¢s, tiene cinco nuevas creaciones flamencas del gran inconformista: ronde?as, alegr¨ªas, sole¨¢, ca?a y tangos.
"Caen chuzos de punta. La democracia se enreda cada vez m¨¢s en su trampa
"Desde que muri¨® mi madre mis discos son r¨¦quiems. Uno funciona como es"
Pregunta. Desde Lorca no sacaba disco: as¨ª que pasen cinco a?os.
Respuesta. Dicen que he tardado mucho, pero lo he hecho muy deprisa, en seis meses, muy improvisado. Si sirve de boceto para un buen disco, estoy conforme. Nos ayud¨® Paco de Luc¨ªa, que un d¨ªa pas¨® por el estudio y edit¨® la grabaci¨®n de Ram¨®n Montoya. Desde aqu¨ª se lo agradezco, porque en los cr¨¦ditos me olvid¨¦.
P. Tambi¨¦n se olvid¨® de poner las letras de los ¨²ltimos temas.
R. Es que no es lo mismo cantar una letra que ponerla en un papel. Que una letra sirva para las dos cosas es muy dif¨ªcil. Yo soy un poeta malo. Y los ¨²ltimos temas los invent¨¦ sobre la marcha.
P. El ¨²ltimo, Reloj molesto, se inspira en un poema de Quevedo y est¨¢ dedicado a Lula.
R. Me gust¨® mucho eso de "Era un soplo de vida desdichada / que se pasa tan presto. ?Qu¨¦ tienes que contar, / reloj molesto?". Sobre todo por la palabra presto, que se oye tanto en las cocinas italianas, lo que demuestra que somos primos hermanos aunque ni siquiera nos llamamos por tel¨¦fono.
P. El Alegato contra las armas suena bajo el Claro de Luna.
R. Hay alguna r¨¢faga contra la guerra en el disco. ?C¨®mo iba a grabar en plena guerra y no decir nada? He hablado de los derechos del ni?o intentando no ser muy demagogo. Lo de Beethoven fue una noche, muy tarde. Buscando por los tonos menores, Javier Lim¨®n se puso al piano, Aznar sali¨® pegando tiros y Tony Blair tocando una guitarra sin cuerdas.
P. Esa letra tampoco est¨¢ escrita, ni las Buler¨ªas de B¨¦cquer.
R. Algunas letras buenas han pagado por las malas. B¨¦cquer me hac¨ªa ilusi¨®n porque antes de Lorca era la estampa del poeta. Es tan dif¨ªcil representar lo que uno es... No todo el mundo puede. Manolete parec¨ªa siempre un torero, Belmonte parec¨ªa el portero de la plaza.
P. Pero era un genio.
R. Yo hubiera muerto por vivir esa ¨¦poca: ?Chac¨®n y Belmonte!
P. Es curioso que de Belmonte lo sabemos todo, por Chaves Nogales, pero de Chac¨®n casi nada.
P. Hay alguna entrevista de El Caballero Audaz, pero no refleja el talento que dicen que ten¨ªa. Manolo de Huelva y Pepe de la Matrona, que eran tan inteligentes,
hablaban de su rapidez de reflejos y de su conversaci¨®n de alta categor¨ªa.
P. Usted cant¨® casi todo Chac¨®n en su disco-homenaje.
R. Todo menos la debla, que no hay que confundir con el martinete que hac¨ªa Tom¨¢s Pav¨®n. La sab¨ªa Manolo de Huelva, pero se la llev¨® a la tumba: no hubo forma de cog¨¦rsela, daba miedo o¨ªrsela, cantaba muy mal.
P. El disco es un tributo a esos viejos maestros de la guitarra.
R. Quer¨ªa dar las gracias a Ram¨®n Montoya por esa ronde?a tan genial que construy¨®: ha sido el alimento de los guitarristas de hoy. Ahora, todo guitarrista que se precie tiene su ronde?a. Pero ¨¦l puso la olla, los garbanzos, el chorizo y la carne de ternera.
P. De ese tema inicial surge el viaje por el tiempo.
R. S¨ª, hago el contraste del paso del tiempo con la guitarra del Ni?o Josele, que es de ahora mismo y sabe a Montoya y a Stockhausen y a Luigi Nono. Lo de la guitarra en este pa¨ªs, por cierto, es un drama. Tenemos ocho o nueve solistas de primera divisi¨®n, pero a Paco de Luc¨ªa hay que o¨ªrlo por Internet. Y a Manolo Sanl¨²car igual. Cualquier pa¨ªs dar¨ªa todo por tener la mitad de lo que nosotros tenemos. Y aqu¨ª no hay p¨²blico para ninguno. Una tragedia. Algo estamos haciendo mal porque seguimos 40 a?os retrasados, como hace 30.
P. ?Y por qu¨¦ no hay ninguna mujer que toque?
R. No lo s¨¦. Hab¨ªa a principio del siglo XX, La T¨ªa Marina o La Antequerana, lo que quiere decir que la cosa estaba bien encaminada y de repente se torci¨® y los maridos empezaron a decir "usted est¨¢ de luto, se le ha muerto el perro, qu¨¦dese ah¨ª sin salir".
P. Otro poeta: Le¨®n Felipe.
R. De su poema El peque?o reloj naci¨® el disco. Me impresion¨® mucho esa imagen: "El mar es el gran reloj, una ola, dos olas, tres olas...".
P. Mucho reloj y usted no usa.
R. No lo he usado en la vida; mientras corren las manecillas, en el pueblo de al lado est¨¢n matando a cuatro. T¨² no te enteras, el reloj s¨ª. Le¨®n Felipe me descubri¨® eso, que el mar es el reloj. Es lo que yo estaba haciendo con las guitarras viejas. Le¨ª el poema y dije: ?esto es!.
P. Su hijo Enrique debut¨® el otro d¨ªa, con 13 a?os, tocando la guitarra. Estrella, la mayor, ya ha publicado dos discos y le ha hecho abuelo. Su voz ya no es la misma que hace 30 a?os. ?Le pesa el tiempo?
R. Hace 30 a?os, el whisky escoc¨¦s era m¨¢s escoc¨¦s. Lo que me ha afectado es el poema, yo no tengo noci¨®n del tiempo. Todo lo que digamos del subconsciente lo admito. Conscientemente, no me interesa el tiempo en absoluto.
P. El disco es un r¨¦quiem.
P. Desde que muri¨® mi madre todos mis discos son r¨¦quiems. El Omega lo era, desde luego, y ¨¦ste no me hab¨ªa dado cuenta, pero es posible. Uno funciona como es, no como cree que es. Dependemos de lo que pasa alrededor y de lo que ha pasado. Somos mucho menos due?os de nuestros actos de lo que creemos.
P. Y por eso ya no son alegres sus alegr¨ªas.
R. Las alegr¨ªas muchas veces tienen el gracejo de C¨¢diz, el cachondeo, la sal y la gracia, pero si le quitas eso ser¨ªan lo m¨¢s t¨¦trico del mundo: "Estoy ¨¦tico de pena, nadie se arrime a mi cama, que el que de mi pena bebe, hasta la ropa se quema". ?sa es una letra t¨ªpica de C¨¢diz por alegr¨ªas.
P. El famoso aje flamenco.
R. S¨ª, el flamenco es muy alegre exteriormente, por las ma?anas. Cuando empieza a oscurecer, mejor irse a otro planeta.
P. Pero ayuda a vivir, espanta los males...
R. Yo prefiero pensar eso, que lo hemos llevado con muy buen humor y hemos espantado la pena. Los personajes de m¨¢s arte, gracia y humor que he conocido eran flamencos. El Beni, Peric¨®n... No los he conocido con m¨¢s arte. Y, como dec¨ªa El Gallina, he recorrido los seis continentes, desde Asia hasta Madrid.
P. Ole.
R. El flamenco le llama la atenci¨®n al primero que se desv¨ªa. No tiene verg¨¹enza, o tiene muy poca. Es otra manera de medir. "Yo no le temo a las olas, ni a los grandes temporales". ?se es el mandil: hablar del enterrador, dedicarle un cante al enterrador. Y as¨ª dejas chiquitillos a los punkis.
P. Sobre todo ahora, con la que est¨¢ cayendo.
R. Caen chuzos de punta, s¨ª. Cada vez m¨¢s la democracia se va enredando en su trampa, y lo que era una libertad se ha convertido en un espejismo. Todos los poderes reclaman su sitio, esto es la tela de ara?a. Pero ?antes morir que perder la vida!
Babelia
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