La religi¨®n en la escuela p¨²blica
Publican los papeles que el Gobierno que gloriosamente nos rige ha decidido introducir la asignatura de Religi¨®n (confesional), y como alternativa una disciplina laica de Historia y Cultura religiosa, y que ambas disciplinas puntuar¨¢n a todos los efectos. Como es l¨®gico se anuncian movidas de protesta a protagonizar por la CEAPA y por algunas sindicales, tradicionalmente opuestas a la presencia de la religi¨®n en la escuela. Me parece que no ejercer¨¦ de profeta si pronostico que mientras IU seguir¨¢ esa l¨ªnea, por lo dem¨¢s en ella tradicional, el PSOE va hacer una oposici¨®n tenue, de ali?o y sin mucha convicci¨®n. La raz¨®n no es la aceptaci¨®n t¨¢cita del acuerdo con de Asuntos Culturales con el Vaticano que impone para la religi¨®n el trato propio de "disciplina fundamental", tampoco es el encargo de la ejecutiva a Ram¨®n J¨¢uregui para procurar una aproximaci¨®n entre el Partido Socialista y el mundo cat¨®lico, que tambi¨¦n. La raz¨®n se halla m¨¢s bien en el estudio 2443 (2002) del CIS, dedicado espec¨ªficamente al papel de la religi¨®n en Espa?a que contiene detalladas preguntas sobre la cuesti¨®n religioso-escolar.
Y es que la nuestra es una sociedad simult¨¢neamente religiosa y laica. Buena idea de lo primero lo da el que la religi¨®n apruebe (con un 5,3 sobre 10) a la hora de determinar si las creencias de ese signo son importantes, nota que crece con la edad y baja con el nivel de estudios, que un 40% tenga mucha o bastante confianza en la Iglesia o un 56% entienda que es importante la formaci¨®n religiosa escolar de los hijos. Pero s¨®lo un 33% estima que esas creencias son relevantes a la hora de tomar decisiones (un 12% para las convicciones pol¨ªticas) y un 71% estima que las creencias religiosas no deben influir en las decisiones de voto, algo que permite entender el escaso impacto a corto de la guerra de Iraq. De otro lado algo m¨¢s del 80% se declara creyente y adscrito a una confesi¨®n (el 80,3% cat¨®lico, el 1,9% a otras confesiones, si bien cabe aventurar que la encuesta minusvalora la adscripci¨®n a otras confesiones, en especial el Islam, muy vinculadas con el fen¨®meno migratorio). Por el contrario se confiesa ateo algo m¨¢s del 5% y meramente "no creyente" algo m¨¢s del 10%. En n¨²meros redondos el tanteo es 82/18. Traducido al lenguaje de los pol¨ªticos: el porcentaje de creyentes es mayor que el usual y a¨²n el m¨¢ximo de votantes.
Ahora bien, cuando de la ense?anza de la religi¨®n en la escuela se trata salta la liebre: los contrarios a la presencia de la religi¨®n en los centros docentes son el 9% (un 4% no contesta). La hostilidad a la religi¨®n en la escuela es m¨¢s baja que la increencia y el apoyo a su presencia es mayor que la confesionalidad. Sin embargo no es eso s¨®lo lo que llama la atenci¨®n. La encuesta da tres posibilidades de presencia de la religi¨®n en los centros docentes que aun cuando no son rigurosamente alternativas se presentan como tales: la religi¨®n debe ser de ense?anza obligatoria, la religi¨®n debe ser de ense?anza voluntaria, debe haber historia de las religiones como disciplina en los planes de estudios. Sorprendentemente el apoyo a la ense?anza confesional obligatoria es ins¨®litamente alto: un 22%, crece con la edad y minora seg¨²n el tama?o del h¨¢bitat y el nivel de estudios. El apoyo a la religi¨®n voluntaria es la propuesta de mayor aceptaci¨®n, y la que menos oscilaciones registra por tama?o de h¨¢bitat y nivel de edad, estando cercana a la mayor¨ªa absoluta: el 48%. La tercera opci¨®n, presentada como alternativa y apoyada por un 17 % es la presencia de historia de las religiones. El abanico da dos combinaciones simult¨¢neamente coherentes y ganadoras: la ense?anza confesional obligatoria m¨¢s la voluntaria suponen el 70%; la ense?anza confesional voluntaria m¨¢s la historia de las religiones supone el 67 %, pero mientras la primera mayor¨ªa no es constitucional (la religi¨®n obligatoria no lo es ), la segunda s¨ª lo es. No me parece precisamente casual que el Gobierno haya optado por una decisi¨®n que se ajusta como un guante a la preferencia mayoritaria y puede satisfacer, siquiera sea parcialmente, a la primera minor¨ªa.
Merece retenerse un dato at¨ªpico seg¨²n los criterios de sentido com¨²n (que en pol¨ªtica suelen equivocarse siempre): los grupos de mayor propensi¨®n al voto conservador (los que cuentan con estudios superiores y residen en un habitat medio o alto) son m¨¢s inclinados que la media a la increencia, a dar escasa relevancia a las convicciones religiosas en las decisiones, y en especial en las decisiones pol¨ªticas, las que menor apoyo dan a la confesionalidad forzosa y mayor apoyo dan a la soluci¨®n mayoritaria constitucional, siendo en dichos sectores el apoyo a la ense?anza de la historia de las religiones significativamente mayor que la media.
En otras palabras: la decisi¨®n adoptada en la materia por el Gobierno que nos rige tiene la triple ventaja de ser ampliamente mayoritaria, estar ajustada al ordenamiento (inclu¨ªdo el acuerdo con el Vaticano), y ser la opci¨®n que m¨¢s impopular es de combatir, que mayores satisfacciones da a la propia base social, en especial, a los sectores m¨¢s sensibles de la misma, y la que con mayor dificultad puede combatir la oposici¨®n sin hechar piedras a su propio tejado. Puede que alguien crea que esa decisi¨®n es casual, o se debe a una indebida cesi¨®n ante los poderes f¨¢cticos, pero yo no lo creo. Me parece que es una decisi¨®n muy meditada que responde a una estrategia de fondo cualquier cosa menos ideol¨®gicamente orientada, y que m¨¢s bien tiene que ver con la proximidad de unas legislativas que se prev¨¦n disputadas. ?Estos liberales del PP!
Manuel Mart¨ªnez Sospedra es profesor de Derecho de la Universidad Cardenal Herrera-CEU
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