Los informes del CNI no avalaban la rotunda posici¨®n del Gobierno sobre Irak

El Gobierno espa?ol se ha escudado en las resoluciones de la ONU y los informes de los inspectores frente a las demandas de la oposici¨®n para que explique d¨®nde est¨¢n las armas de destrucci¨®n masiva que justificaron la invasi¨®n de Irak. En cambio, ha evitado remitirse a la informaci¨®n que recibi¨® de sus propias fuentes; es decir, del servicio secreto espa?ol CNI y de la divisi¨®n de inteligencia de la OTAN. Los informes de ambos organismos arrojaban sospechas sobre el r¨¦gimen de Sadam Husein, pero en ning¨²n caso avalaban las rotundas declaraciones de Aznar.

De los tres pa¨ªses miembros del Consejo de Seguridad de la ONU que dieron su aval a la guerra en la cumbre de las Azores del pasado 16 de marzo, Espa?a es el ¨²nico donde no se ha abierto una investigaci¨®n para aclarar por qu¨¦ se dio por sentado que Irak dispon¨ªa de un arsenal de armas de destrucci¨®n masiva que, hasta el momento, nadie ha sido capaz de encontrar.

Ante las preguntas parlamentarias de la oposici¨®n, el vicepresidente Mariano Rajoy y la ministra de Asuntos Exteriores, Ana Palacio, se han remitido a las resoluciones del Consejo de Seguridad y a los informes del jefe de los inspectores de la ONU, Hans Blix. Sin embargo, dichas resoluciones no fueron consideradas suficientes por la mayor parte de los miembros del Consejo de Seguridad para justificar un ataque sin esperar siquiera a que los inspectores de Blix dispusieran de tiempo para concluir su trabajo, como ¨¦ste hab¨ªa solicitado.

Cuando, en noviembre de 2002, el coordinador de IU, Gaspar Llamazares, reclam¨® por v¨ªa parlamentaria "los documentos, pruebas o datos que obren en poder del Gobierno y que demuestren la capacidad del Estado iraqu¨ª de producir armas de destrucci¨®n masiva", el Ejecutivo le envi¨® un informe del Instituto de Estudios Estrat¨¦gicos, una entidad privada con sede en Londres, y otro del Gobierno brit¨¢nico, posteriormente descalificado por su falta de rigor, ambos en ingl¨¦s.

Sin embargo, el Gobierno espa?ol dispon¨ªa de sus propios informes sobre el asunto, aunque no haya informado de su existencia al Parlamento. En concreto, Espa?a, como miembro de la OTAN, tuvo acceso a los informes elaborados por la divisi¨®n de inteligencia del Estado Mayor Internacional de la OTAN. Dicha divisi¨®n, seg¨²n las fuentes consultadas, elabor¨® varios documentos sobre los programas de armas de destrucci¨®n masiva de Irak, pero en ninguno de ellos se afirmaba categ¨®ricamente que el r¨¦gimen de Sadam Husein las tuviese en su poder, como asegur¨® p¨²blica y repetidamente Aznar.

Voluntad, no posesi¨®n

En todos los informes se utilizaban los verbos en condicional, con expresiones del tipo podr¨ªa disponer. En realidad, de lo ¨²nico que la OTAN estaba segura es de que Irak hab¨ªa tenido armas qu¨ªmicas y biol¨®gicas y no hab¨ªa demostrado su destrucci¨®n. Adem¨¢s, los informes de la OTAN agregaban que el r¨¦gimen iraqu¨ª contaba con la experiencia, los medios, el personal t¨¦cnico y los contactos necesarios para producir este tipo de armas en un plazo breve, especialmente si se levantaban las sanciones impuestas en 1991, tras la primera guerra del Golfo, cuyo mantenimiento resultaba cada vez m¨¢s problem¨¢tico a medio plazo.

El Gobierno dispuso, adem¨¢s, de los informes del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), el servicio secreto espa?ol sucesor del Cesid.

Desde el principio, el CNI descart¨® la posibilidad de que Irak dispusiera de capacidad para producir armas nucleares -pese a la supuesta compra de uranio a Niger, que result¨® ser una burda falsificaci¨®n- y tambi¨¦n neg¨® la relaci¨®n entre el r¨¦gimen Baaz iraqu¨ª y la red terrorista Al Qaeda, en contra de los sostenido inicialmente por miembros del Gobierno.

Adem¨¢s, el CNI elabor¨® un informe a mediados de febrero pasado, a raiz de la comparecencia del secretario de Estado de EE UU, Colin Powell, ante el Consejo de Seguridad el d¨ªa 5 de ese mismo mes. Los analistas del CNI compararon las im¨¢genes de instalaciones iraqu¨ªes presentadas por Powell con las obtenidas a partir del sat¨¦lite Helios (que Espa?a comparte con Francia e Italia) y de sat¨¦lites comerciales.

Su conclusi¨®n fue que en algunas instalaciones se hab¨ªa reiniciado la actividad, como demostraba la presencia de veh¨ªculos y la construcci¨®n de nuevos edificios, de lo que deduc¨ªa que "Irak ha mantenido su voluntad de seguir desarrollando sus programas de armas de destrucci¨®n masiva", especialmente en los "¨¢mbitos qu¨ªmico, biol¨®gico y de misiles".

Pero una cosa era la constataci¨®n de esa voluntad y otra distinta la posesi¨®n efectiva de las armas. Y mucho menos la capacidad para utilizarlas de inmediato, lo ¨²nico que pod¨ªa justificar la decisi¨®n de iniciar la guerra sin atender a la pr¨®rroga solitada por el doctor Blix.