El Papa pide perd¨®n en Bosnia por las culpas de los cat¨®licos
Juan Pablo II evoca la tragedia balc¨¢nica por primera vez en una ciudad de mayor¨ªa serbia
La reciente tragedia balc¨¢nica y los anteriores desastres vividos en la regi¨®n fueron el tema recurrente de los discursos pronunciados por el Papa durante la visita rel¨¢mpago que realiz¨® ayer a Banja Luka, capital de la Rep¨²blica Serbia, la entidad serbia de Bosnia-Herzegovina. Ante unas 50.000 personas, reunidas en la explanada de Petrichevac, a las afueras de la ciudad, Juan Pablo II invoc¨® la necesidad del perd¨®n rec¨ªproco entre las comunidades, y pidi¨® misericordia por las culpas cometidas contra la humanidad "por algunos hijos de la Iglesia cat¨®lica".
Pocos serbios, pese a ser la mayor¨ªa en esta ciudad de 237.000 habitantes, acudieron ayer al ¨²nico acto multitudinario de la visita, la misa en la explanada de Petrichevac. Eran cat¨®licos croatas y ucranios la mayor¨ªa de los fieles que acogieron al Papa con vivas y canciones, agitando banderas de la Santa Sede, con el entusiasmo inconfundible de las comunidades que se sienten en minor¨ªa en el propio territorio. Y es que hab¨ªa algo de osad¨ªa en un viaje cuyo principal objetivo era la beatificaci¨®n en tierra serbia de un croata laico, Ivan Merz, convertido en un icono del catolicismo nacional croata. "Conozco la larga prueba que hab¨¦is vivido, el peso del sufrimiento que acompa?a cotidianamente vuestras vidas, la tentaci¨®n de resignaci¨®n y el descorazonamiento que os amenaza", hab¨ªa dicho Karol Wojtyla en su discurso de llegada, en el aeropuerto.
Bosnia, con apenas cuatro millones de habitantes, tiene tres parlamentos, cinco presidentes, y una ingente burocracia pol¨ªtica que no ha conseguido hasta el momento poner en marcha la econom¨ªa del pa¨ªs, ni restablecer el orden y la ley en un territorio que se despuebla por la emigraci¨®n masiva.
El Papa se refiri¨® a las heridas del pasado y a la grave situaci¨®n de Bosnia, que necesita seguir recibiendo, dijo, "la ayuda de la comunidad internacional", para llegar a una "situaci¨®n de plena seguridad en la justicia y en la concordia". En la misa, el Pont¨ªfice, visiblemente agotado, record¨® a los bosnios que el futuro "depende tambi¨¦n de vosotros". "No busqu¨¦is en otro sitio una vida m¨¢s c¨®moda, no huy¨¢is de vuestras responsabilidades, esperando que otros resuelvan vuestros problemas".
Verdadera reconciliaci¨®n
Los fieles congregados en la explanada de Petrichevac no aplaudieron con el mismo calor la referencia del Pont¨ªfice a las culpas de los cat¨®licos. No lejos de este sitio, en 1942, los ustachi croatas fusilaron a 2.700 serbios. Entre los que apretaron el gatillo hab¨ªa un ex fraile franciscano, Tomislav Majstorovich. "S¨®lo en un clima de verdadera reconciliaci¨®n, la memoria de tantas v¨ªctimas inocentes y su sacrificio, ser¨¢n v¨¢lidos", dijo el Papa, en su discurso que no se apart¨® nunca de un tono moderado.
M¨¢s duro fue el obispo de Banja Luka, Franjo Komarika, que en su discurso de bienvenida al Pont¨ªfice hizo un dur¨ªsimo alegato contra la comunidad internacional por no haber puesto fin al drama de los fugitivos, que ha tenido consecuencias demogr¨¢ficas negativas para la Iglesia cat¨®lica local. En la guerra que ensangrent¨® esta antigua rep¨²blica yugoslava, entre 1992 y 1995, murieron unas 300.000 personas y cerca de dos millones se vieron obligadas a abandonar sus hogares. La cifra de los que han vuelto es insignificante. En la di¨®cesis de Banja Luka, apenas un 3% de los que huyeron han tenido el valor de regresar.
Ni el Pont¨ªfice en sus discursos, ni la prolija documentaci¨®n facilitada por el Vaticano, mencionaron en ning¨²n momento a la Rep¨²blica Serbia, limit¨¢ndose a definir la visita de ayer como la segunda de Juan Pablo II a Bosnia, tras la realizada en abril de 1997 a Sarajevo. La llegada del anciano Papa servir¨¢ al menos para volver a colocar en el mapa a Bosnia-Herzegovina, una rep¨²blica casi olvidada ya por la comunidad internacional, atenta a nuevas guerras y nuevos enfrentamientos.
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