Dualidad existencial
Contra lo que muchos piensan ahora, tras las elecciones, los espa?oles no se han hecho todos de derechas ni se han vuelto locos de repente. Sucede, sencillamente, que necesitaban algo s¨®lido en qu¨¦ creer. No es culpa suya; tal como est¨¢n las cosas, con el mundo derrumb¨¢ndose ah¨ª afuera, s¨®lo las declaraciones oficiales consiguen tranquilizar el esp¨ªritu y aislarnos de esta absurda dualidad existencial que nos ha tocado vivir. En realidad se trata de un mecanismo psicol¨®gico bastante simple: si las cosas fueran como dice el gobierno que son, piensan los ciudadanos, entonces cabe la esperanza de que, a la postre, quien est¨¦ equivocada sea la realidad misma, lo cual resulta un alivio aunque ¨¦ste sea s¨®lo de car¨¢cter virtual y escasamente duradero.
Lo relevante, pues, de las elecciones no es que la gente haya continuado votando a la derecha por su contrastada capacidad para resolver problemas, sino que lo haya hecho justamente por lo contrario: su acreditada pericia para negar que aqu¨¦llos existan. As¨ª es, si as¨ª parece, ¨¦ste ha sido el acertado lema de campa?a ganador de las ¨²ltimas elecciones que se ha convertido ya en un innovador modo de gobernar. Maestros de la imagen y el enredo me dir¨¢n, s¨ª, pero maestros al fin y al cabo. Vean, si no, el Ministro de Trabajo; tras admitir que nuestra tasa de paro sigue siendo la mayor de toda la Uni¨®n Europea, dice que estamos pr¨¢cticamente en el pleno empleo; de no ser, a?ade con desparpajo digno de mejor causa, porque las mujeres insisten en querer trabajar; y todos le aplauden. La Ministra de desastres Exteriores afirma, o desmiente (nunca se sabe) que el hecho de que las armas de destrucci¨®n masiva existieran, o no, es un asunto que tiene que ver m¨¢s que nada con la presi¨®n medi¨¢tica; y se queda tan contenta, ella.
Rajoy, el candidato que no ser¨¢, proclama a los cuatro vientos que los parches del Prestige aguantan y que ya s¨®lo sale una tonelada diaria de fuel, y la gente respira aliviada; qu¨¦ guay, exclaman jubilosos, ?s¨®lo una tonelada! Dado que los delitos no paran de aumentar, Aznar sentencia que ya est¨¢ harto de que esto ocurra, como si la cosa no fuera con ¨¦l, y adem¨¢s propone cambios en la legislaci¨®n (?despu¨¦s de siete a?os y medio de gobierno!). Naturalmente el p¨²blico le anima entusiasta: ?a por ellos! gritan convencidos. La justicia, por su parte, no es que sea lenta, es que cuando uno acude por fin a un juicio oral, no suele ni acordarse de para qu¨¦ pu?etas le citaron all¨ª; pero Acebes, el "justicia-r¨¢pida", sigue siendo el preferido del jefe y tiene imagen de chico bueno y eficaz. Cierto es que los aviones caen y los trenes descarrilan, s¨ª, pero no es, como pudiera dar la impresi¨®n, por la falta de inversiones y la negligente ausencia de controles de seguridad, sino fundamentalmente a causa de fallos humanos. Lo han dicho Trillo y Cascos, y si ellos lo dicen pues as¨ª debe ser; por algo son ministros.
Hace un a?o, Piqu¨¦, en su calidad de Ministro de Exteriores, anunci¨® que el contencioso de Gibraltar estar¨ªa resuelto antes del verano. Naturalmente s¨®lo tenemos que escuchar al Secretario de Estado brit¨¢nico de la cosa para saber que nunca, como ahora, estuvo tan lejos la soluci¨®n. ?Le importa a alguien que Piqu¨¦ mintiera? No, porque no dijo a qu¨¦ verano se refer¨ªa, aclaran sus defensores. Rato, el autoproclamado candidato besa-mejillas, va presumiendo por ah¨ª de que nos baja los impuestos, y sin embargo, ale hop, consigue el d¨¦ficit 0; todo a la vez. Un mago de las finanzas, eso es lo que es. O mejor, s¨®lo lo parece, porque es un hecho que la inversi¨®n p¨²blica est¨¢ por los suelos, los impuestos indirectos no paran de subir y la productividad de nuestras empresas est¨¢ en niveles tercermundistas; sin embargo ?es eso relevante para alguien? Pues no, no lo es. Y eso sin mentar el fiasco de la "acci¨®n de oro", esa gran jugada estrat¨¦gica que el Vicepresidente se sac¨® de la manga para proteger la nacionalidad espa?ola de Telef¨®nica, Repsol, etc... tras su privatizaci¨®n, y que ahora, despu¨¦s de la sentencia del Tribunal de Luxemburgo declar¨¢ndola ilegal, sit¨²a a todas estas empresas a tiro de OPA de cualquier multinacional extranjera del ramo. ?Motivo de dimisi¨®n? No, porque al parecer tal cosa es irrelevante hasta para un patriota neoliberal como ¨¦l.
Y para rematar la faena, Aznar, en los informativos-basura que se emiten entre t¨®mbolas y pocholos, ha dicho, atenci¨®n, que est¨¢ en contra de la telebasura, lo cual, acept¨¦moslo, ha tranquilizado mucho a la gente porque ellos tambi¨¦n est¨¢n en contra (como puede constatarse por los ¨ªndices de audiencia), y ya iba siendo hora de que alguien lo dijera con tan meridiana claridad.
En fin, que en medio de esta neurosis virtual con la que convivimos ?a qui¨¦n le puede extra?ar que la semana pasada un banco de doradas enloquecidas se zampara los cultivos de cloxines de nuestra costa? Si es que estamos todos de los nervios. Por eso precisamente creemos en el PP. No porque seamos de derechas o porque nos guste la miserable realidad que nos envuelve, sino porque amamos la tranquilizadora y narcotizante paz que solo nos pueden proporcionar los telediarios del gobierno. ?Hay algo de malo en ello?
Andr¨¦s Garc¨ªa Reche es profesor titular de Econom¨ªa Aplicada de la Universidad de Valencia.
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