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Hace muy pocos meses Joan Ignasi Pla y Francisco Camps eran dos pol¨ªticos no demasiado visibles, tal vez escasamente imprevisibles, y ambos enfundados en un tono menor del que parec¨ªan no saber escapar. A Pla le perjudicaba la gran aureola de los dirigentes hist¨®ricos del socialismo valenciano -Lerma, Ciscar, Asunci¨®n...- y a Francisco Camps se le ve¨ªa muy condicionado por la fuerte presencia de su mentor pol¨ªtico, Eduardo Zaplana.
Estas previsiones sucesorias, sin embargo, quedaron arrumbadas a partir del debate de investidura, donde brillaron con luz propia Camps y Pla, pues uno y otro hablaron con propiedad, reivindicaron la reforma del Estatut -un objetivo ineludible-, se echaron con gran solvencia y respeto los trastos a la cabeza y ofrecieron di¨¢logo y futuro para bien de la ciudadan¨ªa. Por todo ello, cabr¨ªa decir que desde el pasado d¨ªa 19 de junio los socialistas y los populares valencianos est¨¢n liderados por dos personas muy titulares, en absoluto suplentes, y queda as¨ª cancelada la larga provisionalidad f¨¢ctica de Pla -revueltas alicantinas al margen- y tambi¨¦n la presunta biso?ez de Camps, quien en menos de una semana de verbo y acci¨®n ha dejado claro que sabe muy bien lo que quiere y con qu¨¦ mimbres lo quiere.
La renovaci¨®n pol¨ªtica que ya protagoniza Camps, y el evidente peso estrat¨¦gico de su nuevo gobierno sit¨²an en otra onda a Eduardo Zaplana. Se dir¨ªa que para ¨¦l misi¨®n cumplida y que, sin dejar de estar al tanto de lo que aqu¨ª se cuece -por vocaci¨®n y cargo org¨¢nico-, al ministro de Trabajo le ha llegado el momento de buscar metas mayores. Eso pasa, hoy por hoy, por mejorar su posici¨®n en la carrera sucesoria de Aznar, en la que Mayor Oreja parece descolgado, y donde ya s¨®lo quedan dos candidatos oficiosos -Rato y Rajoy-, y qui¨¦n sabe si un espacio para un outsider de esos que a veces se imponen contra pron¨®stico: Eduardo Zaplana. Es, pues, menos imposible que hace d¨ªas un duelo Zapatero-Zaplana en marzo de 2004, aunque, puestos a cavilar, tampoco es descartable del todo un no menos apasionante Rato versus Bono.
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