La am¨ªgdala
Uno de los rasgos que mejor define la personalidad de cada cual es, sin duda, el temperamento. Hay quienes emplean ante los dem¨¢s un car¨¢cter cordial o cuanto menos transigente y tolerante; otros, sin embargo, convierten la convivencia en una aventura inc¨®moda para cualquiera. Seg¨²n el ¨²ltimo n¨²mero de la revista Science, ¨¦stas y otras diferencias en el comportamiento humano no se deben a factores sociales, sino a la morfolog¨ªa cerebral con la que nace cada uno de nosotros. Al parecer, hay una parte del cerebro denominada am¨ªgdala que, en determinados seres, muestra un nivel de actividad demasiado elevado. La emoci¨®n o la respuesta ante la novedad tiene mucho que ver con esta estructura gris¨¢cea que, entre otras cualidades, es capaz de marcar fronteras entre individuos extrovertidos y personas sencillamente t¨ªmidas. Uno de los autores de este estudio, el doctor Carl Schwartz, no s¨®lo insin¨²a que con el temperamento se nace sino que, adem¨¢s, es para toda la vida. Los inhibidos o desinhibidos se enfrentan a personas, situaciones u objetos nuevos seg¨²n dicte la actividad de la am¨ªgdala que tienen alojada en su mecanismo cerebral. Otra cosa es el modo en que un t¨ªmido mitigue su problema o lo maquille con tal de salir a flote en una sociedad depredadora. He visto a oradores y pol¨ªticos de verbo implacable apabullando a las masas desde una mesa mientras la mano que sosten¨ªa los folios les temblaba a trote libre. Tambi¨¦n conozco a actores que antes de salir a escena se encomiendan a la madre que los pari¨® y van un par de veces al retrete. Parece mentira, pero los t¨ªmidos de atar son los que mayores zapatiestas han armado en la Historia. Franco, por ejemplo, se enfrent¨® a su timidez trepando si entra?as por la jerarqu¨ªa militar, dirigiendo una guerra civil y veng¨¢ndose el resto de su vida de los desinhibidos que no tuvieron, como ¨¦l, una infancia triste.
Yo tambi¨¦n soy un t¨ªmido, pero me las apa?o a solas porque nadie tiene culpa de mi excesivo respeto a lo desconocido. Me enfrento a lo que venga, eso s¨ª, pero el sudor de mi nuca o el temblor de mis manos me recuerda que tengo una am¨ªgdala hiperactiva en el sistema funcional y eso, al parecer, no hay dios que lo remedie.
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