Sanl¨²car, desfigurada
En mis paseos por el casco urbano de Sanl¨²car vengo observando, con gran alarma, el proceso especulativo que se est¨¢ desatando.
Estoy realmente preocupado porque, por un lado, esto no parece preocupar a nadie, y por otro, da la sensaci¨®n que la pol¨ªtica urban¨ªstica se decide en los despachos de los especuladores.
Vamos con algunos casos concretos que ilustren lo que digo. Derribo sistem¨¢tico de peque?as casas, individualmente sin valor, pero que forman parte de un conjunto, para ser sustituidas por lamentables pastiches. El derribo de la casa de las palomas, en la traspuesta, hecho ¨¦ste grav¨ªsimo por tratarse e un espl¨¦ndido edificio, que deja absolutamente desfigurado este rinc¨®n de Sanl¨²car. Seguimos... La progresiva destrucci¨®n de bodegas (suelo industrial, no lo olvidemos) que forman parte fundamental de la trama urbana y de la historia de Sanl¨²car, para sustituirlas por horribles pastiches, de horribles colores.
M¨¢s. La mutilaci¨®n de magn¨ªficos ejemplos de la arquitectura se?orial de la baja Andaluc¨ªa, destruy¨¦ndose sus jardines para construir sobre ellos encajonados edificios de viviendas. Una muestra de lo que digo: jard¨ªn de la casa de los Sainz de Rosa entre la escalerilla y la calle Ganado, y en esta misma calle la que fuera casa de los Garc¨ªa de Velasco.
?Por qu¨¦ se ha prohibido la cal en Sanl¨²car? Es horroroso el color de muchos edificios del casco hist¨®rico (lateral del antiguo Ayuntamiento, antigua casa de los Hidalgo en la calle San Juan). O que decir de esos maceteros colgantes que se han colocado en la cuesta de Bel¨¦n, convirti¨¦ndola en un patio andaluz de cart¨®n piedra, en un nuevo pastiche.
En Sanl¨²car se hace una arquitectura y un urbanismo vulgar, mediocre y muy cateto. Malo pero que muy malo.
Ya se destruy¨® el maravilloso pavimento de chinos. No sigamos destruyendo la identidad de esta bell¨ªsima (?hasta cu¨¢ndo?) ciudad.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.