?Es cre¨ªble la Hoja de Ruta?
Es casi un sarcasmo. La Hoja de Ruta -esto es, el plan de paz dise?ado por el Cuarteto (otra expresi¨®n ling¨¹¨ªstica acu?ada para identificar a Estados Unidos, Uni¨®n Europea, ONU y Rusia) para imponer (?hemos de escribirlo entre signos de interrogaci¨®n?) la paz en Oriente Pr¨®ximo- est¨¢ de moda en Occidente. Se mantiene en las canciller¨ªas, en los telediarios y en la secci¨®n internacional de los peri¨®dicos, pero adem¨¢s -y como contin¨²e sin lograr un avance pol¨ªtico importante se reducir¨¢ a eso- se ha instalado sobre todo en la jerga publicitaria. Hay ya en versiones espa?ola, inglesa, francesa, alemana u otras, "hoja de ruta" para comprar el mejor piso, lograr la mejor aspiraci¨®n profesional, acabar estudiando en la universidad privada m¨¢s adecuada. Cualquier lector, radioyente o televidente avispado lo habr¨¢ notado ya.
Menos visibles para la opini¨®n p¨²blica son los supuestos efectos ben¨¦ficos para la paz en Oriente Pr¨®ximo que la apreciada Hoja deber¨ªa haber producido. Nos hallamos en un momento tremendamente delicado en el que el proceso puede echar a andar (en la pr¨¢ctica, a¨²n no lo ha hecho, a pesar de que la Autoridad Nacional Palestina hizo importantes concesiones mucho antes de la famosa reuni¨®n de ?qaba de hace unas semanas) o echarse a perder.
Seg¨²n un sondeo de 4-6-03, la mayor¨ªa de los israel¨ªes no rechaza la Hoja de Ruta, pero no cree que conduzca a la paz entre ellos y los palestinos. Me temo que la mayor¨ªa de los palestinos no cree en ella y adem¨¢s la rechaza. Al menos por ahora. La mayor¨ªa de los israel¨ªes no parece creer que Abu Mazen se esfuerce verdaderamente en detener el terrorismo y adem¨¢s estima que carece de la capacidad para hacerlo. Bonita contradicci¨®n: el Gobierno de Sharon ha destruido en dos a?os esa capacidad. Pienso que la mayor¨ªa de los palestinos desconf¨ªa del papel de Abu Mazen. No s¨®lo tiene escas¨ªsima popularidad en los sondeos (Arafat, 27%; jeque Yasin, de Ham¨¢s, 25%; Maruan Barguti, l¨ªder de Al Fatah encarcelado en Israel, 20%; Abu Mazen, 3%), sino que Sharon hace todo lo posible para hundirlo definitivamente. No lo digo yo, sino el New York Times: "El da?o pol¨ªtico m¨¢s grave lo est¨¢ haciendo Sharon, cuyas calculadas respuestas militares est¨¢n minando la autoridad de Abu Mazen, el moderado nuevo primer ministro palestino. Para poder construir un consenso pol¨ªtico contra el terrorismo, Mazen necesita demostrar a su pueblo que sus palabras conciliadoras han producido un cambio en el comportamiento israel¨ª. Lamentablemente, las ¨²ltimas acciones de Sharon demuestran justamente lo contrario" (12-6-03).
Desear¨ªa equivocarme y rectificar¨¦ con sumo gusto en caso de que los hechos demuestren lo contrario, pero las acciones del primer ministro israel¨ª no parecen ser congruentes con una voluntad de paz. El propio Washington Post relataba el 3-6-03 que Ariel Sharon le hab¨ªa dicho a George Bush en un encuentro informal que era "un hombre de paz y seguridad", a lo que Bush respondi¨®: "S¨¦ que es usted un hombre de seguridad. Ahora quiero que trabaje m¨¢s duramente la faceta de la paz. Yo dije que usted era un hombre de paz, pero quiero que sepa que tuve que tragarme muchos sapos por ello". Esa descripci¨®n de Sharon como hombre de paz hecha hace meses indign¨® a los ¨¢rabes y musulmanes y fue contestada por el pr¨ªncipe heredero saud¨ª con un "Sharon es un hombre que lleva la guerra en la cabeza". El primer ministro palestino, pragm¨¢ticamente observa: "No quiero juzgar a Sharon por lo que dice o por lo que de ¨¦l se dice. Le conozco por dentro y por fuera. Le creer¨¦ s¨®lo cuando ejecute la Hoja de Ruta. Tal ejecuci¨®n es la ¨²nica prueba que me interesa" (Haaretz, 27-5-03).
En realidad, y dados los antecedentes del personaje, no deber¨ªa extra?ar que la carga de la prueba se haga recaer sobre el premier israel¨ª. Sus acciones, gestos y declaraciones hacen dif¨ªcil creer que comparte los objetivos trazados por la Hoja de Ruta, que, en s¨ªntesis, consisten en garantizar la paz y la seguridad para israel¨ªes y palestinos, y para la regi¨®n, mediante la creaci¨®n de un Estado palestino viable. Dif¨ªcil de creer en la forma y en el fondo. En la forma, entre otras cosas, por ejemplo, porque cuando el 25 de mayo present¨® la Hoja de Ruta a su Gabinete no lo hizo como augurio de una nueva era entre palestinos e israel¨ªes, sino como un mal necesario que hay que asumir ante la crisis de seguridad y la grave recesi¨®n econ¨®mica. Y s¨®lo logr¨® la aprobaci¨®n de sus socios de coalici¨®n de extrema derecha cuando prometi¨® que no transigir¨ªa sobre las 14 reservas o enmiendas al documento que Israel ha presentado, dicho sea de paso, a Washington, no al Cuarteto.
Por cierto, el 27 de mayo, Sharon afirm¨® ante la Comisi¨®n de Asuntos Exteriores del Parlamento que los asentamientos no ser¨¢n discutidos en el marco de la Hoja de Ruta, sino bilateralmente entre Jerusal¨¦n y Washington. El 10 de junio la televisi¨®n israel¨ª informaba que EE UU hab¨ªa aceptado esa exigencia israel¨ª, que es una de las m¨¢s importantes de las 14 enmiendas. De ser cierto, y ser¨ªa deseable que la informaci¨®n fuera desmentida, tal decisi¨®n unilateral de los norteamericanos, al margen del Cuarteto, constituir¨ªa una violaci¨®n del documento.
Sin desmantelamiento de asentamientos -y me refiero a ciudades completas de hasta 40.000 habitantes erigidas desde 1967 en los territorios palestinos ocupados militarmente y no a cuatro chiringuitos plantados en lo alto de una colina- no hay Estado palestino viable. Conviene recordar aqu¨ª que eso es justamente lo que proclaman los programas de tres de los partidos que integran la actual coalici¨®n de Gobierno en Israel, incluido el de Sharon, el Likud, que dice que "rechaza tajantemente el establecimiento de un Estado ¨¢rabe palestino al oeste del r¨ªo Jordan", esto es, en Cisjordania. La Uni¨®n Nacional, por su parte, asimismo afirma que "rechaza absolutamente la idea de un Estado palestino entre Israel y Jordania", mientras que el Partido Nacional Religioso espeta: "S¨®lo el Estado de Israel existir¨¢ entre el r¨ªo Jord¨¢n y el mar Mediterr¨¢neo. Ning¨²n Estado palestino ni ninguna otra entidad soberana extranjera ser¨¢n establecidos en esta ¨¢rea".
El desprecio formal de Sharon por el proceso que pretende impulsar la Hoja de Ruta le ha llevado a insultar a quien, en caso de tener inter¨¦s porque aqu¨¦l avanzara, deber¨ªa mimar. De Abu Mazen, Sharon acaba de decir que es "un polluelo sin plumas", y del Gobierno palestino, que "son cr¨ªos llorones que permiten a los terroristas moverse a su antojo". Es justamente Israel quien ha destruido casi toda la estructura y medios de seguridad de la Autoridad Palestina, lo que hace inviable que, llorones o no, hagan frente con ¨¦xito a los terroristas. Por ello, Dajlan, el responsable de seguridad de Abu Mazen, acaba de solicitar de cuatro c¨®nsules europeos en Jerusal¨¦n, el de Espa?a incluido, 400 millones de d¨®lares para recomponer el sistema.Pero si las formas son indicativas, el fondo, los contenidos, son definitivos. Y hay dos temas de suma gravedad. Uno, el ya mencionado de las docenas de verdaderas colonias extendidas por toda Cisjordania, Gaza y en torno al Jerusal¨¦n ¨¢rabe. El otro es la llamada muralla de seguridad que Sharon est¨¢ levantando entre el Israel legal y los territorios palestinos ocupados. Los kil¨®metros ya levantados y los centenares de ellos en construcci¨®n o previstos pretenden aislar y dividir los territorios palestinos en tres cantones o bantustanes separados entre s¨ª y aislados. Con una particularidad: el nuevo muro de Berl¨ªn se adentra a menudo en tierras ¨¢rabes, a veces hasta 20 kil¨®metros, para incorporar ilegalmente a Israel asentamientos tan grandes como Ariel (60.000 colonos) y de paso robar tierras f¨¦rtiles. El Consejo de Asuntos Exteriores de la UE ha sido categ¨®rico sobre esto el 19 de mayo, al expresar su preocupaci¨®n por "la continuaci¨®n de las actividades ilegales de colonizaci¨®n y confiscaciones de tierra para la construcci¨®n de la denominada valla de seguridad, que constituyen un obst¨¢culo para la paz y amenazan con hacer la soluci¨®n de los dos Estados f¨ªsicamente imposible".
Seg¨²n el Centro de Jerusal¨¦n y el Instituto de Encuestas Palestinos, que desde hace una d¨¦cada comprueban las tendencias de la opini¨®n p¨²blica, las organizaciones islamistas extremistas como Ham¨¢s y Yihad gozan por primera vez en Cisjordania y Gaza de mayor apoyo que Al Fatah, pro-gubernamental y laico. Sin duda, ello se debe a la impotencia de la Autoridad Palestina para poner fin a situaciones y medidas como las descritas y a otras como los denominados asesinatos selectivos o las demoliciones de casas palestinas. Es verdad, como acaba de decir el ministro griego de Asuntos Exteriores, Papandreu, que "hay que evitar que grupos extremistas tomen como reh¨¦n el proceso de paz" (17-6-03), si bien ser¨ªa m¨¢s preciso declarar "grupos y actitudes extremistas".
Pienso que la Hoja de Ruta es la ¨²ltima posibilidad de Occidente (Estados Unidos incluido) para ganar credibilidad ante la opini¨®n p¨²blica ¨¢rabe e isl¨¢mica. Su fracaso, por incumplimiento del Gobierno de Israel, implicar¨ªa el hundimiento de las posibilidades de paz, dignidad y estabilidad para la regi¨®n durante largo tiempo y muy probablemente el incremento de la popularidad del extremismo isl¨¢mico palestino. Pero la Hoja de Ruta s¨®lo tendr¨¢ ¨¦xito si hay voluntad pol¨ªtica para sacarla adelante. Tal como est¨¢n las cosas, s¨®lo el Cuarteto -y, haciendo ejercicio de realismo, espec¨ªficamente Washington- puede hacer que surja dicha voluntad. Claro que, como editorializaba el New York Times (6-5-03), "no siempre la gente act¨²a en su propio inter¨¦s. En este caso, convencerles de que lo hagan puede ser m¨¢s dif¨ªcil y requerir mayor coraje pol¨ªtico que derrocar a Sadam Husein".
Emilio Men¨¦ndez del Valle es embajador de Espa?a y eurodiputado socialista.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.