Menores
Podr¨ªa crearse pronto en Valencia una unidad espec¨ªfica de tratamiento para adolescentes agresores sexuales, seg¨²n una interesante experiencia irlandesa. Poco antes de tan esperanzador anuncio, el Consejo General del Poder Judicial hab¨ªa prendido las se?ales de alarma, lo mismo que diversos defensores y fiscales del menor y jueces encargados de aplicar una ley sin recursos suficientes.
Como vivimos en un permanente periodo de entre-campa?as a efectos propagand¨ªsticos, los gobernantes odian que se les recuerden las carencias y tienden a presumir del esfuerzo "ingente" alegando que un sistema penal juvenil no se crea de la noche a la ma?ana. Luego viene "la estad¨ªstica": hemos duplicado el n¨²mero de juzgados (gran verdad: donde hab¨ªa uno, qu¨¦ maravilla, ahora hay dos).
Mientras, en la provincia de Valencia no existe ni una sola plaza de internamiento para entre 16 y 18 a?os, la edad m¨¢s peligrosa. Hay que mandarlos fuera, con el consiguiente desarraigo para familias a las que precisamente no les sobran los euros para viajar.
El TSJ valenciano, en su ¨²ltima memoria, constataba un gran aumento de la actividad en los juzgados de menores y de la complejidad de las causas. Y lamentaba las limitaciones "especialmente de los equipos t¨¦cnicos". Negro sobre blanco aparecen t¨¦rminos como "desbordados", "cifras preocupantes"... y una advertencia: "podr¨ªa llegarse a una situaci¨®n de todo punto inadmisible teniendo en consideraci¨®n la singular relevancia social de los intereses que afectan a este orden jurisdiccional".
Para evitar la saturaci¨®n de los "correccionales" ser¨ªa preciso prevenir situaciones de riesgo y echar el resto, por ejemplo, contra el absentismo escolar; tambi¨¦n invertir en aulas de apoyo y personal especializado "de verdad". Pero nuestro way of life no s¨®lo ahonda desigualdades sin facilitar oportunidades, sino que adem¨¢s empuja a los chavales a manejar dinero de quien sea. Y luego nos espantamos de lo que puede hacer la serpiente reci¨¦n salida de un huevo incubado en la codicia. Una comunidad, pa¨ªs, reino o regi¨®n que descuida a sus j¨®venes con problemas se est¨¢ anudando la soga en su propio cuello.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.