"La moda necesita ser desfrivolizada"
Pregunta. Es un personaje con muchos lados, poli¨¦drico.
Respuesta. Mi trayectoria es transparente. Siempre he trabajado desde el sector privado -incluso cuando todo el mundo quer¨ªa ser funcionario en una consejer¨ªa- desde la comunicaci¨®n, la agitaci¨®n cultural y la promoci¨®n internacional de nuestras empresas. Siempre he sido libre y me he interesado profesionalmente por cosas que estaban vistas como fr¨ªvolas, como la moda, la decoraci¨®n, el dise?o, la arquitectura... Son fen¨®menos que a menudo, desde los sectores bienpensantes, no se han valorado como deb¨ªan: La Nave, Francis Montesinos, el calzado... Siempre se quedaron m¨¢s con el reflejo que con lo que se aportaba. Y ¨¦sa es a¨²n la asignatura pendiente que tiene la Comunidad Valenciana: maridar la creatividad con la industria.
P. Como editor, que tambi¨¦n es, acaba de sacar una interesante colecci¨®n de sociolog¨ªa de la moda.
R. La moda necesita ser desfrivolizada. La moda es un lenguaje, un sistema de signos que comunica, y por tanto es una apuesta para todo el mundo interesado en la comunicaci¨®n. Se habla de moda en los magazines y en las televisiones, pero se han obviado los grandes estudiosos del siglo XX sobre teor¨ªa de moda. La colecci¨®n no es una l¨ªnea recta, pero ten¨ªamos muy claro que los cl¨¢sicos como Gillo Dorfles, Ren¨¨ K?nig o Patrizia Calefato, que no tuvimos la suerte de leerlos traducidos al castellano en su momento, ten¨ªan que estar ah¨ª.
P. ?La moda es un fen¨®meno bien visto por los sectores intelectuales?
R. Creo que no. Est¨¢ como contaminado. En Londres o Par¨ªs, los mejores arquitectos se sientan a debatir con dise?adores, y eso aqu¨ª s¨®lo ocurri¨® un poquito en la Barcelona de los setenta. Que Umberto Eco se siente a hablar de moda o de oscilaci¨®n del gusto con Gianni Versace, aqu¨ª es impensable. La clase intelectual siempre ha visto a los creadores como muy fr¨ªvolos, porque su soporte de comunicaci¨®n era m¨¢s fr¨ªvolo: los modelos, la sociedad... En cambio, luego todos ellos iban vestidos de Antoni Mir¨®, como se?oritos.
P. ?La influencia de la moda se queda en la superficie de la humanidad o cala mucho m¨¢s?
R. La moda, sobre todo como la entendemos desde el siglo XX, ha tenido una enorme carga de liberaci¨®n, tanto para la mujer como para el hombre. El vestido en s¨ª, como la minifalda o el jean, han tenido una carga superior a una camiseta del Che o un cinco bolsillos de tejano.
P. ?Pero la moda es una consecuencia de un modo de ser o es al rev¨¦s?
R. La moda, como todos los fen¨®menos sociales, tiene una influencia. Hay gente que la crea y gente que la consume. En el siglo XVIII eran las clases sociales altas las que la impon¨ªan y en el XX se ha socializado. Es la gente joven la que ha impuesto un modo de vestir como un modo de comunicarse que antes no exist¨ªa, mucho m¨¢s socialista.
P. ?Por qu¨¦ la Comunidad Valenciana, con su gran tradici¨®n textil, no ha encauzado su producci¨®n industrial en la moda?
R. No tenemos una marca reconocible. Necesitamos m¨¢s semi¨®tica y menos deslocalizaci¨®n. El divorcio industria-creador es patente. A veces creo se han copiado esquemas franceses e italianos que no nos serv¨ªan, puesto que han triunfando inventando su propio concepto de moda y distribuci¨®n. Nosotros estamos como los ingleses: hemos tenido mucha creatividad y no hemos sabido crear firmas internacionales reconocidas.
EN DOS TRAZOS
Jos¨¦ Vicente Plaza (Valencia, 1956) es uno de los m¨¢s singulares referentes de la Valencia de los ochenta. Fue el padre de La Marxa, el templo de la modernidad valenciana donde se fusion¨® una generaci¨®n con sus diversas disciplinas. Su seria inquietud por la comunicaci¨®n, la moda y el mercado, as¨ª como sus conocimientos de la industria del textil hogar, la ha destilado profesionalmente en el alambique del grupo Engloba, un contenedor sinerg¨¦tico que adquiere resonancias internacionales, donde ocupa la direcci¨®n de comunicaci¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.