La esperanza renace entre las v¨ªctimas
Los familiares de los represaliados por el militar argentino extraditado desde M¨¦xico a Espa?a conf¨ªan en la justicia
Si el juez Baltasar Garz¨®n cita a Ana Testa para participar en un careo con el antiguo oficial de la Marina argentina Ricardo Miguel Cavallo, la mujer no lo pensar¨¢ dos veces. Acudir¨¢ a la llamada y se sentar¨¢ frente a su torturador, aunque luego tenga que ir al psic¨®logo, como hizo durante muchos a?os despu¨¦s de su detenci¨®n durante la ¨²ltima dictadura. Tiene demasiadas cosas que preguntar Ana para rehuir el encuentro entre la v¨ªctima y el victimario. "La primera pregunta ser¨ªa qu¨¦ fue de todos mis compa?eros que desaparecieron y, por supuesto, qu¨¦ pas¨® con mi marido. Le pedir¨ªa que dijese d¨®nde est¨¢n, qu¨¦ pas¨® con ellos, porque tienen que estar en su memoria, como lo est¨¢n en las nuestras. Los militares nunca reconocieron que existi¨® una muerte".
"Ir¨ªa a un careo con Cavallo aunque despu¨¦s necesitase un psic¨®logo"
La esperanza renace entre quienes cayeron en manos del verdugo que acaba de ser extraditado desde M¨¦xico a Espa?a. Finalmente, ser¨¢ juzgado lejos de su pa¨ªs 20 a?os despu¨¦s del fin de la dictadura militar. "Nosotros tenemos la paciencia como un h¨¢bito", dice la arquitecta Ana Testa, en nombre de las v¨ªctimas que sobrevivieron al centro de detenci¨®n y exterminio conocido como Escuela de Mec¨¢nica de la Armada (ESMA). Ana nunca olvidar¨¢ la cara, voz y gestos refinados de aquel oficial apodado Serpico. La ¨²ltima vez que lo vio, en diciembre de 1980, la interpel¨® porque no hab¨ªa colaborado en delatar a su marido (militante de la organizaci¨®n armada Montoneros). Y en tono burl¨®n le dijo: "Si lo hubieras cantado, el Ej¨¦rcito no lo habr¨ªa detenido". "?C¨®mo??Cay¨® en manos del Ej¨¦rcito?, pregunt¨¦. S¨ª, est¨¢ detenido por el Ej¨¦rcito. Comprend¨ª que Cavallo era un tipo que manejaba mucha informaci¨®n de los distintos campos de concentraci¨®n, y no s¨®lo de la Marina".
Ana Testa ha cumplido 48 a?os, no se ha vuelto a casar y no tiene pareja. No ser¨ªa un trago f¨¢cil para ella encarar al antiguo torturador. Tras la detenci¨®n en M¨¦xico junto a varios compa?eros que estuvieron detenidos en la ESMA para declarar ante las autoridades de aquel pa¨ªs.
Recuerda que lleg¨® a entrar en le centro penitenciario donde estaba preso el militar:"Cuando vi la silueta de aquel edificio sent¨ª una situaci¨®n de ahogo al saber que estaba all¨ª dentro, tan cerca, que me tuve que controlar. Me destru¨ª llorando".
Ana Testa preferir¨ªa que Cavallo fuera juzgado en Argentina, lo que no es posible por la vigencia de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final aprobadas a finales de los 90 por presi¨®n de lo militares. "La decisi¨®n de M¨¦xico", precisa, "nos abre otro camino, porque rompe el principio de que ellos tienen impunidad en cualquier lugar del mundo. A partir de ahora se acab¨® la impunidad".
"Llega la hora de la verdad, la que hemos estado esperando tanto tiempo. A ver si tienen la valent¨ªa de decir lo que hicieron", desaf¨ªa Cristina Muro, 50 a?os, psic¨®loga social, que pas¨® la mitad de su vida buscando a su marido, desaparecido. No lo dudar¨¢ ni un instante si es llamada a declarar a Madrid. "Necesito redondear la verdad. He indagado hasta encontrar gente que estuvo detenida en la ESMA, que me confirm¨® que mi marido estaba all¨ª y que muri¨® a los tres o cuatro d¨ªas a consecuencia de las terribles torturas. Me confirmaron que Cavallo estaba all¨ª y que era jefe de inteligencia de la Marina. Tard¨¦ m¨¢s de 19 a?os en saber algo, buscando en la calle, los hospicios, en cualquier lado. Hasta que supe que hab¨ªa muerto. Quiero saber qu¨¦ hicieron con los restos, por que lo detuvieron y qui¨¦n orden¨® la detenci¨®n".
Cristina tiene grabado en el cuerpo el d¨ªa del operativo militar en su casa. El jefe, un joven de tez blanca, la agarr¨® de los brazos mientras un mont¨®n de tipos armados revolv¨ªan todo. Le dijo que ten¨ªan detenido a su marido, a quien nunca volver¨ªa a ver. Aquel tipo era Ricardo Miguel Cavallo. Uno de los esbirros sosten¨ªa al beb¨¦ de seis d¨ªas en pa?ales, boca abajo y con una pistola en la boca, amenazando a la madre par que no gritara. Aquel beb¨¦ es hoy Miguel, un mozarr¨®n de 26 a?os. "Supongo que volver a ver a Cavallo ser¨ªa muy duro porque el d¨ªa que lo detuvieron en M¨¦xico fue como vivir de nuevo aquel d¨ªa de locura y desesperaci¨®n", intuye Cristina Muro.
Mario Villani, otra de las victimas de Cavallo, saltaba de alegr¨ªa el d¨ªa que se confirm¨® que M¨¦xico extraditar¨ªa al antiguo oficial. "Lo primero que hice fue llamar por tel¨¦fono a Madrida Carlos Slepoy (abogado de la acusaci¨®n popular). Eran las dos de la ma?ana en Espa?a. Agu¨¢ntate le dije, con alguien tengo que celebrarlo. Este f¨ªsico a punto de jubilarse -tiene 64 a?os-, tambi¨¦n ir¨¢ a un careo si Garz¨®n le llama. "Verlo cara a cara no ser¨ªa m¨¢s duro de lo que pas¨¦ cuando estuve detenido en la ESMA. All¨¢ yo era un condenado a muerte y ¨¦l era el due?o de mi vida. Hoy, enfrentarlo cara a cara es al menos una manera de hacer justicia".
La esperanza de Mario Villani es que Cavallo sea juzgado y "condendo a cadena perpetua, porque form¨® parte de un mecanismo de terrorismo de Estado, que tortur¨®, rob¨® chicos y asesin¨®. Fue uno de los ejecutores de esta pol¨ªtica. Era un oficial que tomaba decisiones".
En los c¨ªrculos de la acusaci¨®n popular en Espa?a hay "una expectaci¨®n enorme", seg¨²n comenta el abogado Carlos Slepoy, por la enorme trascendencia que tiene la extradici¨®n del oficial argentino.
Una vez el juez notifique al acusado el auto de procesamiento y los delitos que se le imputan, le tomar¨¢ declaraci¨®n, tras lo cual podr¨ªa dar por concluido el sumario o decretar nuevas pruebas dentro de la instrucci¨®n. Ser¨¢ la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional la que juzgar¨¢ a Cavallo y dictara sentencia. Seg¨²n los abogados de la acusaci¨®n, la vista oral puede comenzar a principios del a?o pr¨®ximo y prolongarse de dos a cuatro meses.
Los abogados de la acusaci¨®n han pedido al juez Garz¨®n que reenv¨ªe a Argentina la petici¨®n de extradici¨®n de los primeros 48 militares argentinos procesados que se tramit¨® en el a?o 2000. Sobre todo, despu¨¦s de las declaraciones del Gobierno argentino de que dejar¨¢ actuar a la Justicia y admitir¨¢ eventuales solicitudes de extradici¨®n, que fueron sistem¨¢ticamente rechazadas por los gobiernos de Carlos Menem y Fernando de la R¨²a, que invocaban el principio de territorialidad. La acusaci¨®n popular pide asimismo que Garz¨®n determine la responsabilidad civil de todos los procesados en 1.000 millones de dolares, a trav¨¦s del embargo de cuentas y bienes de los encausados.
La universalidad de la Justicia y de los derechos humanos ha recibido un espaldarazo con el paso dado por M¨¦xico, que va m¨¢s all¨¢ del camino que iniciaron las autoridades brit¨¢nicas con la detenci¨®n en Londres del ex dictador chileno Augusto Pinochet, quien finalmente fue devuelto a su pa¨ªs alegando razones de salud.
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