Pactos arrojadizos

En su visita del domingo pasado a Pamplona, el presidente Aznar reproch¨® a los socialistas haber vulnerado el Pacto antiterrorista negociando acuerdos "con todo eso que se llama Batzarre, Aralar o esas cosas (...), con votos que no condenan el terrorismo", a fin de alcanzar algunas alcald¨ªas. La idea ha sido repetida luego a lo largo de la semana por otros dirigentes del PP. Es una acusaci¨®n injusta, que falta a la verdad pero plantea un debate pendiente.

Batzarre, Aralar y otras formaciones surgidas del mundo de ETA siguen siendo independentistas, pero, al contrario de lo que dice Aznar, rechazan el empleo de la violencia. ?No era un objetivo esencial de la ilegalizaci¨®n de Batasuna favorecer la aparici¨®n de un independentismo desligado del terrorismo, como el que existe desde hace muchos a?os en Catalu?a, por ejemplo? La propia sentencia del Supremo establece que lo que se prohibe no son las ideas independentistas, sino la vinculaci¨®n con un grupo que considera leg¨ªtimo defenderlas mediante el crimen.

Favorecer la sustituci¨®n de un independentismo violento por uno pac¨ªfico y respetuoso con las reglas de juego democr¨¢ticas ?no implicar¨¢ dar oportunidades de juego pol¨ªtico, al menos en los ayuntamientos, a las formaciones que se desligan de la tutela de ETA? ?No ser¨ªa interesante hacer evidente que los dem¨®cratas no dan el mismo trato a quienes condenan los atentados que a quienes los justifican? Como m¨ªnimo, es leg¨ªtimo plante¨¢rselo, sin que hacerlo sea necesariamente una vulneraci¨®n del Acuerdo por las libertades y contra el terrorismo suscrito por PP y PSOE en diciembre de 2000. Y si se admitiera esa posibilidad, ?no ser¨ªa algo contradictorio poder pactar en algunos municipios con Aralar, por ejemplo, y no poder hacerlo con EA o el PNV?

Tal vez el problema sea que el compromiso de evitar pactos con formaciones nacionalistas mientras sigan en la l¨®gica de Lizarra no se puede proyectar sin m¨¢s a los ayuntamientos, que no son s¨®lo instituciones pol¨ªticas, sino de gesti¨®n de servicios. Los cinco alcaldes socialistas navarros puestos bajo sospecha han aportado razones locales que explicar¨ªan su opci¨®n, limitada por otra parte a aceptar apoyos externos, sin contrapartidas ni negociaci¨®n previa. La direcci¨®n socialista ha abierto expediente a los ediles, porque la orden fue que, en todo caso, evitaran votarse a s¨ª mismos para no salir elegidos con los votos nacionalistas.

Las razones invocadas por ellos pueden ser discutibles, pero el hecho de que que tambi¨¦n la UPN (equivalente navarro del PP) llegara en el pasado a acuerdos locales de gesti¨®n con fuerzas nacionalistas, e incluso que en alguno de ellos haya renunciado a parte de los esca?os obtenidos en consideraci¨®n a los votos nulos propiciados por Batasuna, aconsejar¨ªa no levantar demasiado la voz; es decir, no actuar como el secretario general del PP, Javier Arenas, consider¨¢ndose con derecho a dictarle a Zapatero las medidas disciplinarias que tiene que tomar con esos alcaldes.

Esas actitudes estridentes dan argumentos a los sectores del PSOE que siempre vieron con desconfianza el Pacto Antiterrorista, pero eso parece no importar mucho a la direcci¨®n del PP, al contrario; les interesa mucho m¨¢s utilizar cualquier motivo para acusar al PSOE de falta de firmeza antiterrorista, y a Zapatero de ser un l¨ªder d¨¦bil. Pero si la crisis vasca es una prioridad de la democracia espa?ola, tambi¨¦n lo es preservar la unidad de los partidos constitucionalistas, sin la que no hay alternativa posible a la actual hegemon¨ªa nacionalista. As¨ª se recoge en el Pacto Antiterrorista, que establece el compromiso de PP y PSOE de eliminar del "¨¢mbito de leg¨ªtima confrontaci¨®n pol¨ªtica o electoral" entre ambas formaciones las divergencias sobre la mejor forma de "acabar con el terrorismo".