Chapapotear

Ya no me acuerdo de cu¨¢nto tiempo hace que el PP anunci¨® el final de la cat¨¢strofe del Prestige. Pero el fin de semana pasado, en una playa asturiana, vi a un ni?o, ingenuo y curioso, jugando con estos pasteles negros que encontr¨® en masas a la orilla del mar. Y me di cuenta de que chapapote no es solamente una cosa, un sustantivo, sino que se ha convertido en una actitud.

Chapapotear es cuando quieres gozar de la vida, jugar, disfrutar, vivir a fin de cuentas, y te das cuenta de que se te ha pegado una cosa imposible de quitar. Como a este ni?o que luego se da cuenta, con el consiguiente enfado de su madre, de que no se pod¨ªa quitar tan f¨¢cilmente esta sustancia maloliente, negra, adhesiva. O como el chico que ten¨ªa chapapote en la mano despu¨¦s de ba?arse, o el hombre que lo ten¨ªa en el hombro y en el pelo, o como todos los que lo tienen bajo los pies despu¨¦s de un paseo por la playa. Un d¨ªa m¨¢s tarde me di cuenta de que ten¨ªa chapapote por todas partes: en el coche, en la camisa e incluso -Dios sabe c¨®mo- en la cama: un desastre.

Pero no es s¨®lo eso. Tengo la misma sensaci¨®n de que me chapapotean la vida cuando quiero ver las noticias y me presentan escandalillos de gente sin m¨¦ritos, f¨²tbol, f¨²tbol, f¨²tbol, como si no hubiera m¨¢s deportes, desgracias cotidianas y alg¨²n que otro episodio lamentable de la pol¨¦mica entre ciertos partidos "pol¨ªticos". ?Socorro, me chapapotean la vida!