Bonitas extrapolaciones bipolares
Escuchando la humilde soberbia de Peter Brook se deja ver que el artista verdadero ni se compra ni se vende, aunque en ocasiones se alquile a responsables culturales que ni saben lo que dice
Bipolares
Tampoco hay que derretirse de gusto ante un President de nueva planta que -como debiera haber sido normal desde hace muchas legislaturas- se expresa en correcto valenciano en sus primeras intervenciones parlamentarias. Claro que eso suena a novedad esperanzadora para muchos cuando el pesev¨¦ de sus primeros a?os de gobierno estaba m¨¢s atento a la Geperudeta bajo especie de periodista ultramontana que a la demanda social de normalidad ling¨¹¨ªstica, y el pep¨¦ de todos los a?os se expresaba en un dudoso castellano de Cartagena o en el espa?ol residual de Motilla del Palancar. Esa voluntad normalizadora en las formas de Francisco Camps sit¨²a en primer plano el fracaso de fondo de una normalidad irresuelta. Menos cantos de sirena y m¨¢s atenci¨®n a lo que pudiera avecinarse en el dise?o de una pol¨ªtica atroz que se adornar¨ªa, encima, con su expresi¨®n en valenciano.
Extrapolares
Si este pa¨ªs ha soportado a Eduardo Zaplana y el absolutismo de sus mayor¨ªas absolutas durante muchos a?os, trat¨¢ndose de un pol¨ªtico desenvuelto sin m¨¢s anclaje que el ejercicio del poder, ave de paso siempre en tr¨¢nsito hacia destinos de mucho m¨¦rito, y si ha tolerado entre risotadas sus maneras de h¨¦roe tabernario siempre dispuesto a cubrir de oprobio a una oposici¨®n pol¨ªtica que en vano trataba de frenar la imparable especulaci¨®n -urban¨ªstica y etc.- en marcha, y si todo eso y bastante m¨¢s ha sucedido sin que las voces en contrario pudieran apenas abrir la boca, si eso es as¨ª, que as¨ª es como parece, entonces son tantos los escollos de superficie y los pecios de profundidad que debe salvar nuestro nuevo Presidente -a fin de parecer veros¨ªmil en sus funciones de gobierno- que no hay m¨¢s que desearle suerte, al menos en sus primeros cien d¨ªas. Cosa distinta es que ese deseo traduzca alguna realidad, pero esa pelota caer¨¢ de su tejado.
Un oficio polarizado
La profesi¨®n m¨¢s antigua del mundo es la del proxeneta resuelto a vivir a costa de la prostituci¨®n de las mujeres, y muchos siglos despu¨¦s Valencia y su contornada se ha convertido en uno de los para¨ªsos de la prostituci¨®n callejera, as¨ª en las ¨¢reas de costa como en los cutres establecimientos semiocultos entre carreteras secundarias de interior. La negritud de la que se sent¨ªa tan orgulloso Leopold Sedar Shengor se ha convertido en carne penetrable para miles de muchachas subsaharianas que pululan como fantasmas por las grandes avenidas de la miseria, todas convertidas en Lewinskys desprovistas de un atributo presidencial que llevarse a la boca y sometidas a todo ese repertorio de vejaciones de navajeo inherente al alquiler del cuerpo propio en los parajes m¨¢s inh¨®spitos y con consecuencias imprevisibles. Qu¨¦ lleva al var¨®n blanco de cuarenta tacos a pagar un ef¨ªmero encuentro sexual en una zanja de extrarradio es un misterio de nuestra civilizaci¨®n. Aqu¨ª no hablamos de misterios, sino de responsabilidades.
Polaridad m¨²ltiple
Hay que ver al gran Michel Piccoli dominando el escenario de El Micalet de la mano de Peter Brook y al abrigo de Chejov para saber lo que el tesoro de la humildad esc¨¦nica puede obtener a cambio, tan lejos del exhibicionismo como de la ocultaci¨®n. Quien haya visto Diario de una camarera, de Luis Bu?uel, recordar¨¢ sin duda el elaborado gesto nervioso de Piccoli al consumir un cigarrillo a trompicones ante el desd¨¦n de Jeanne Moreau. Ahora, ha estado en El Micalet, haciendo de un Chejov anciano y divertido, y ante su casi ausente -aunque omnisciente- presencia esc¨¦nica no se sabe si admirar m¨¢s su modulaci¨®n de voz, su espl¨¦ndido juego de manos o su risa encanecida. Por no mencionar c¨®mo dice la asombrosa met¨¢fora de Chejov que menciona "las tranquilas persianas de mi infancia".
Polos opuestos
Hasta no hace mucho tiempo, cierto casticismo franquista afirmaba que el Real Madrid era 'un club se?or', lo que lleva a pensar que si hubiera sido un poco m¨¢s se?ora se habr¨ªa ahorrado la est¨²pida arrogancia de Ra¨²l exigiendo hablar con el alcalde para subirse a La Cibeles en la celebraci¨®n del t¨ªtulo liguero, por lo mismo que un presidente menos pendiente de su imagen que de la del club no prescinde de un brillante trabajador como Vicente del Bosque porque tiene barriguita ni de un emblema como Fernando Hierro porque ha cumplido ya los treintaycinco. As¨ª las cosas, habr¨¢ que pensar que P¨¦rez es m¨¢s P¨¦rez que Florentino, y que la liberalidad londinense de Beckham fracasar¨¢ en el aprisco manchego del Madrid con el tal P¨¦rez a la cabeza. Y Valdano, el palabrero inconsecuente, racaneando el lenguaje en la mejor tradici¨®n lacaniana. T¨ªtulos tengas y los ganes.
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