No impliquen a los dioses en la UE
Bajo la apariencia de un pulso sobre los or¨ªgenes, los intentos de introducir una referencia al cristianismo en la futura Constituci¨®n Europea responden a una lucha por el papel de esta religi¨®n en el porvenir de Europa. El Vaticano est¨¢ batallando en este sentido desde hace a?os, apoyado por un Papa polaco, con la inminente presencia de Polonia en la UE, y que deja presagiar un retroceso en la secularizaci¨®n, que se refleja en Espa?a con la reintroducci¨®n de la religi¨®n como asignatura puntuable y cuasi obligatoria con una alternativa que no es laica y que puede atentar contra la constitucional (en Espa?a y en el proyecto de la Convenci¨®n) libertad de conciencia. La Comisi¨®n de los Episcopados de la Comunidad Europea (COMECE) quiere ir m¨¢s lejos, con una referencia a Dios (cristiano, musulm¨¢n o jud¨ªo): "Recordar los l¨ªmites del poder humano, la responsabilidad ante Dios; la humanidad y la creaci¨®n, ser¨ªa", dec¨ªa el 5 de junio, "mostrar de forma clara que el poder p¨²blico no es absoluto".
Sin duda, entre las ra¨ªces de Europa est¨¢ el cristianismo. Pero no s¨®lo por una cuesti¨®n de valores, sino tambi¨¦n por la sangre derramada en su nombre. Las guerras de religiones, entre cristianos, obligaron a los europeos a aprender por la v¨ªa m¨¢s dura, primero, el concepto de la tolerancia, y luego, de laicismo, que m¨¢s tarde desarroll¨® la Ilustraci¨®n, en la que esta construcci¨®n europea encuentra sus mejores simientes. Pero, aunque resulte duro aceptarlo -y no convendr¨ªa olvidarlo-, tambi¨¦n la actual integraci¨®n europea naci¨® de la guerra, entre Francia y Alemania, y contra el nazismo y contra el estalinismo, horrores del siglo XX que no van a quedar citados en la Constituci¨®n pero que han contribuido. Y la tolerancia debe abrirse a nuevas diferencias que pueden llevar a nuevos mestizajes.
El intento de mencionar el cristianismo, batalla en la que se ha metido Aznar, va a llevar a otros pa¨ªses (como Francia, cuya laicidad republicana es parte de su identidad) a querer introducir, como m¨ªnimo, referencias a la Ilustraci¨®n y a los valores del laicismo y la secularizaci¨®n, adem¨¢s de a otras religiones. Ya se intent¨® en la Convenci¨®n constitucional, con un popurr¨ª que acab¨® perdiendo todo sentido.
Europa, como indica la soci¨®loga de Exeter Grace Davie (Europe: the exceptional case, 2002) es, en t¨¦rminos de secularizaci¨®n, una excepci¨®n en un mundo en el que la relaci¨®n entre religi¨®n y pol¨ªtica es, en general, estrecha. ?Hasta cu¨¢ndo este excepcionalismo? M¨¢s ¨²til a¨²n resulta preservarlo a medida que aumenta la complejidad social. Si no sus miembros (pues, de los Quince, cinco tienen religiones de Estado y varios otorgan ventajas especiales a algunas iglesias), al menos preservemos la Uni¨®n Europea como un espacio laico. Aunque deseable, resultar¨ªa dif¨ªcil lograr una menci¨®n espec¨ªfica a la laicidad. El proyectado art¨ªculo 1.51, basado en el principio de subsidiariedad, se?ala que "la Uni¨®n respeta y no prejuzga el estatuto reconocido, en virtud del derecho nacional, a las iglesias y las asociaciones o comunidades religiosas en los Estados miembros (...)" y "el estatuto de las organizaciones filos¨®ficas y no confesionales".
El famoso In God we trust (Confiamos en Dios) en los billetes de d¨®lares de EE UU es algo relativamente reciente, que respondi¨® a motivos electoralistas de Eisenhower. Estuvo en las monedas desde 1861 (en respuesta al aumento de la religiosidad tras la guerra civil), y en 1956 se adopt¨® como lema oficial de Estados Unidos y se imprimi¨® en los billetes verdes. Estados Unidos abandon¨® su anterior lema que quiz¨¢s los europeos deber¨ªan recuperar hoy para s¨ª mismos: E pluribus unum (Uno de muchos) o, mejor a¨²n, como propuso, desde un concepto liberal de ciudadan¨ªa, ese gran pensador jud¨ªo secular que es Michael Walzer: "Dentro de uno, muchos".
aortega@elpais.es
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