Las nuevas revelaciones sobre George Orwell
Gracias a los ¨²ltimos archivos desclasificados por el Ministerio de la Verdad, hemos descubierto que George Orwell no delat¨® a 38 criptocomunistas brit¨¢nicos por un pu?ado de d¨®lares, sino por amor, lo que parece una raz¨®n de mucho m¨¢s peso.
Sin embargo, y como era de esperar, en estas nuevas, poco sorprendentes y hasta aburridas revelaciones, hay muy poco de novedoso.
Como traductor y editor de la versi¨®n en castellano del folleto George Orwell ante sus calumniadores, me veo en la obligaci¨®n de responder a este ap¨¦ndice de una sarta de calumnias a la que no parece querer responder nadie; ni siquiera cuando muchos han tenido la oportunidad de hacerlo con motivo del centenario.
La prensa espa?ola en su conjunto no tuvo problemas para sentenciar ya al escritor brit¨¢nico cuando se destap¨® el esc¨¢ndalo hace ya casi siete a?os: el mismo diario que publica esta vez el "hallazgo" de Timothy Garton Ash, The Guardian, nos hizo saber entonces todo lo necesario para conocer al otro Orwell: un sopl¨®n que escrib¨ªa novelas que denunciaban, hip¨®critamente, al Gran Hermano. No obstante, la revelaci¨®n no era tal. La verdad era, sencillamente, ¨¦sta: convaleciente en un hospital para tuberculosos, Orwell recibi¨® la visita de Celia Kirwan, funcionaria del Foreign Office brit¨¢nico. Kirwan le pidi¨® su apoyo para una campa?a de contrapropaganda ideada para combatir al estalinismo y quiso conocer si Orwell sab¨ªa de otras personas que podr¨ªan sumarse a dicha campa?a. En una carta que envi¨® a su amiga, Orwell mostr¨® su adhesi¨®n a la idea y sugiri¨® al mismo tiempo varios nombres de personas que, en su opini¨®n, estar¨ªan dispuestas a hacer lo mismo (Franz Borkenau, por ejemplo). De paso, tambi¨¦n le propuso a Kirwan una lista que hab¨ªa confeccionado a lo largo de los a?os con los nombres de intelectuales brit¨¢nicos "con los que no se pod¨ªa contar para una propaganda semejante". A esa lista (conocida desde hace m¨¢s de veinte a?os, cuando se public¨® la biograf¨ªa del autor de 1984 escrita por Bernard Crick) pertenecen las 38 personas que Orwell presuntamente delat¨®. ?Pero d¨®nde est¨¢ esa delaci¨®n, y en qu¨¦ consiste? Eso nadie lo sabe, pero da igual; los muertos no pueden defenderse y, en esta ¨¦poca en que todos son antiestalinistas (y uno no puede dejar de preguntarse si realmente hubo estalinistas o franquistas alguna vez), arrebatarles los m¨¦ritos a los que de verdad lo fueron cuando supon¨ªa un gran sacrificio parece haberse convertido en una fuente de placer morboso.
George Orwell supo ver, hace m¨¢s de medio siglo, que la versi¨®n fabricada por los estalinistas y la izquierda en general acerca de la Guerra Civil espa?ola (a saber, que se trataba de una contienda entre una Rep¨²blica leg¨ªtima y un vulgar golpe de Estado, sin ning¨²n atisbo de revoluci¨®n social) era la que terminar¨ªa por imponerse en el futuro. Orwell tuvo raz¨®n tambi¨¦n en eso; quiz¨¢ por ello hoy algunos prefieren verlo convertido en un chivato.
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