Europa y la ciencia espacial
L a misi¨®n Mars Express, de la Agencia Europea del Espacio (ESA), va camino de Marte. Se trata de un proyecto del programa cient¨ªfico de nuestra agencia que, entre otras cosas, proporcionar¨¢ mapas de gran resoluci¨®n de la superficie de Marte, mapas mineral¨®gicos, estudios detallados de la orograf¨ªa y el subsuelo mediante radar, as¨ª como la b¨²squeda de trazas de ozono y/o vapor de agua en su atm¨®sfera. La guinda de Mars Express es la sonda Beagle-2, que aterrizar¨¢ en Marte y que recoger¨¢ y analizar¨¢ muestras del suelo y subsuelo marciano en busca de evidencias, y qui¨¦n sabe si trazas, de vida pasada o presente.
En el panorama actual que se tiene en Europa de la ciencia y la tecnolog¨ªa, algunos se preguntar¨¢n por los beneficios inmediatos de esta misi¨®n, que ha costado alrededor de 200 millones de euros a la ESA e importantes cantidades adicionales a los pa¨ªses miembros que, como Espa?a, han concebido y construido los instrumentos cient¨ªficos y esperan explotar sus resultados. Vaya por delante que creo con toda sinceridad que la respuesta inmediata es que ninguno, como corresponde a un proyecto cuyo objetivo es incrementar el conocimiento cient¨ªfico.
Ello no implica, por supuesto, que la actividad generada alrededor de esa misi¨®n espacial (y de cualquier otra de car¨¢cter cient¨ªfico) no haya generado una gran actividad tanto en los centros de investigaci¨®n y desarrollo como en la industria. Problemas cient¨ªficos o t¨¦cnicos que nadie se hubiera planteado de no existir el ansia humana de conocer el cosmos se han podido atacar y resolver al amparo de los programas cient¨ªficos de las agencias espaciales, dejando una amplia huella a lo ancho del sistema ciencia-tecnolog¨ªa-industria. Pero no hay que olvidar que la motivaci¨®n b¨¢sica y esencial en Mars Express es pura y simplemente una de las m¨¢s antiguas de la humanidad: ampliar nuestro conocimiento del universo en que vivimos.
Mars Express constituye un proyecto ¨²nico en muchos aspectos. Por un lado, esta misi¨®n sigue a otras dos (XMM-Newton e Integral) concebidas y operadas por la ESA. Frente a un gigante como NASA (administraci¨®n espacial estadounidense), cuyo presupuesto quintuplica el de ESA, el que Europa demuestre su capacidad de liderazgo en ciencia espacial es un motivo de alegr¨ªa y orgullo. La misi¨®n a Marte llega tambi¨¦n en un momento especialmente delicado para Europa en su exploraci¨®n y utilizaci¨®n del espacio. Por un lado, la profunda crisis que atraviesa el sector industrial del espacio en todo el mundo est¨¢ atacando con especial sa?a a la industria europea, que carece del amplio mercado institucional (defensa, hablando en plata) con que cuenta la industria norteamericana del sector.
Una parte fundamental de la pol¨ªtica europea en el acceso al espacio lo constituye la apuesta por desarrollar los lanzadores (cohetes) Ariane. Los ¨²ltimos fallos en los lanzamientos de la m¨¢s novedosa serie de Ariane 5 han puesto en entredicho la metodolog¨ªa empleada en su fabricaci¨®n, algo que los Gobiernos europeos han resuelto remediar recientemente.
Un ¨²ltimo ingrediente en este panorama europeo en la ciencia espacial tiene que ver con la incipiente pol¨ªtica espacial de la Uni¨®n Europea y en concreto con el Libro Blanco sobre pol¨ªtica espacial europea que la Comisi¨®n Europea est¨¢ elaborando con la ayuda de la Agencia Europea del Espacio. Hay que aclarar que, si bien la ESA es un organismo europeo que consta de 15 pa¨ªses miembros, no todos coinciden con los miembros de la Uni¨®n y no existe ning¨²n v¨ªnculo formal ni de dependencia entre UE y ESA. En el proceso de elaboraci¨®n de este documento, la Comisi¨®n Europea ha abierto un proceso de consultas a distintos sectores. El ¨¦nfasis de la consulta se da a los aspectos de servicio p¨²blico y de atenci¨®n al sector industrial, que sin duda merecen ser objetivos claros de dicha pol¨ªtica. Sin embargo, la utilizaci¨®n y explotaci¨®n cient¨ªfica del espacio apenas merece menci¨®n alguna en la consulta de la Comisi¨®n Europea.
No hay que enga?arse: el programa cient¨ªfico de la ESA es el ¨²nico al que los pa¨ªses miembros deben contribuir de forma obligatoria. Esta contribuci¨®n, proporcional al producto interior bruto de cada pa¨ªs, se fija en las conferencias ministeriales de la ESA, que tienen lugar regularmente y en las que se ha ido perpetrando una erosi¨®n sistem¨¢tica en el nivel de recursos disponible. A pesar de estos problemas financieros tenemos ciencia espacial en Europa. Sin embargo, la perspectiva de que sea la Comisi¨®n Europea la que pueda llegar a tener capacidad de decisi¨®n en este tema nos produce una justificada preocupaci¨®n a muchos cient¨ªficos. No en vano las ciencias del espacio (no as¨ª otras actividades del ¨¢mbito espacial) brillan por su ausencia entre las prioridades del actual programa marco de investigaci¨®n y desarrollo de la UE. Es f¨¢cil imaginar que, bajo esta ¨®ptica, una misi¨®n de ¨¢mbito puramente cient¨ªfico como Mars Express a¨²n hecha con un presupuesto muy ajustado, no hubiera visto la luz. La necesidad de acometer misiones de ciencia b¨¢sica en el espacio, algo de obligado cumplimiento en la estructura actual de la ESA, no quedar¨ªa ni mucho menos garantizada si se modificara la actual estructura competencial en este campo.
Tampoco hay que extra?arse de que en Europa siempre vayamos por detr¨¢s de EE UU en el espacio. Las encuestas indican que cerca de tres cuartas partes de la ciudadan¨ªa norteamericana muestra su acuerdo en mantener un alto nivel de inversiones p¨²blicas en investigaci¨®n b¨¢sica, a pesar de que parecido porcentaje no sabe exactamente qu¨¦ investigaciones se hacen. Lo que s¨ª sabe la ciudadan¨ªa estadounidense, y los dirigentes europeos parecen ignorar, es que esa inversi¨®n en ciencia b¨¢sica que no es rentable a corto plazo ni en votos ni en dinero, es el seguro de EE UU para seguir siendo la primera potencia mundial. Y para avanzar en una de las m¨¢s viejas aspiraciones de la humanidad, que es incrementar el conocimiento de nuestro mundo.
Xavier Barcons es profesor de Investigaci¨®n del CSIC en el Instituto de F¨ªsica de Cantabria (CSIC-UC) y miembro del Comit¨¦ Asesor Cient¨ªfico de la ESA.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.