En la p¨¢gina 152
Al socaire del cainita enfrentamiento entre el PSOE y el PP, incrementado por la crisis del grupo socialista en la Asamblea de Madrid, se pueden escuchar todo tipo de explicaciones y justificaciones sobre la aceptaci¨®n por parte del socialismo navarro de los votos nacionalistas para acceder a la alcald¨ªa en cinco municipios de cierta importancia en la Comunidad Foral. Mientras, en el Pa¨ªs Vasco no existe excepci¨®n alguna al pacto tripartito forjado desde el Gobierno vasco; los socialistas no reciben ning¨²n apoyo de ninguna de esas fuerzas y todo ello a pesar de la buena disposici¨®n, manifestada en diferentes ocasiones, especialmente por el alcalde Elorza, y tras el gran gesto que supuso la defenestraci¨®n de Nicol¨¢s Redondo. En el Pa¨ªs Vasco los socialistas no gozan de favor alguno por parte del nacionalismo. Son considerados de la misma especie que el PP, porque el nacionalismo ya dispone de los suficientes instrumentos de poder. Si ya no son necesarios, son unos apestados. Buen discurso el del portavoz socialista ante la investidura del diputado general de Guip¨²zcoa, que bas¨® el suyo fundamentalmente en el plan Ibarretxe. Rezumaba tolerancia y esp¨ªritu de oposici¨®n constructiva. Ni por esas.
Ante el hecho de que varios alcaldes socialistas lo sean gracias a los votos nacionalistas, frente a la fuerza mayoritaria que es UPN, se explican argumentando que no rompen el Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo. Es una particular visi¨®n del pacto, porque lo sustancial del mismo consiste en no ofrecer resquicio pol¨ªtico a las pretensiones del terrorismo, que hoy en d¨ªa son en gran medida defendidas por el nacionalismo no violento. Les hubiera sido de utilidad a estos socialistas, antes de recibir tan generosos votos, haber le¨ªdo lo que Unzueta y Barber¨ªa, en la p¨¢gina 152 de su libro, C¨®mo hemos llegado a esto (Taurus), exponen respecto a la visi¨®n instrumental del PSOE por el nacionalismo: "Un partido como el PSOE, que haga menos inveros¨ªmil, por ejemplo, la incorporaci¨®n de Navarra, donde el voto nacionalista no llega al veinte por ciento. Y que sirva de coartada a un proyecto excluyente". En el Pa¨ªs Vasco no se les tiene en cuenta a los socialistas porque ya est¨¢n excluidos, ni siquiera son considerados necesarios por el nacionalismo en Alava.
Si la historia de colaboraci¨®n entre el PSE y el PNV, que hoy nos parece tan vieja -doce a?os de gobiernos de coalici¨®n, desde el Ejecutivo vasco hasta los ayuntamientos pasando por las diputaciones-, no hubiera finalizado en el Pacto de Estella, se podr¨ªan escuchar con ligereza las justificaciones esgrimidas por el socialismo navarro: que los votos nacionalistas no hab¨ªan sido pedidos, que esas alianzas responden a las especificidades locales o navarras, que UPN es peor que el PP, etc. Pero resulta dif¨ªcil sostener cualquier argumento cuando sus compa?eros en Euskadi padecen toda la exclusi¨®n, como la padecen los del PP. Despu¨¦s de la experiencia del socialismo vasco, cuya ¨²nica v¨ªa que le queda para superar la exclusi¨®n es aceptar la asimilaci¨®n por el nacionalismo, los socialistas navarros tienen serias razones para pensar que son utilizados por el nacionalismo.
No debieran esconder la cabeza debajo del ala del particularismo navarro los socialistas de all¨ª. El proceso de ruptura del nacionalismo vasco con Espa?a ya no es una amenaza, es una realidad materializada en el desacato del Parlamento vasco al Poder Judicial, los impagos del cupo, y la inevitable campa?a de oto?o sobre el plan Ibarretxe.
As¨ª, pues, se aprecia que la experiencia pol¨ªtica de lo sucedido en el Pa¨ªs Vasco parece no servir en la vecina comunidad. Los socialistas navarros no han entendido que esa contradicci¨®n enarbolada por el nacionalismo con el enf¨¢tico apelativo de El Conflicto entre Euskal Herria y Espa?a no deja posibilidades de colaboraci¨®n con el nacionalismo ni a una izquierda ni a una derecha que quieran seguir siendo constitucionales. Pero ha pasado. "?C¨®mo es posible, c¨®mo hemos llegado a esto?"", se pregunta en el libro citado. ""Pues as¨ª: mirando hacia otra parte".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.